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Heroínas en medio de las crisis. Ocho historias de resiliencia y esperanza en 2023

La partera Rahna visita a Hanifa, de 20 años, una madre primeriza cuya casa fue destruida en el terremoto del 7 de octubre que azotó la provincia de Herat en Afganistán. © UNFPA Afganistán / Ahmad Jamshid Qazizadah
  • 21 Diciembre 2023

NACIONES UNIDAS, Nueva York – Desde las sequías hasta las inundaciones, los desplazamientos y los conflictos, el ciclo de la desesperanza en 2023 parecía indetenible. Sin embargo, en crisis tras crisis, también lo fueron los relatos de las personas desinteresadas y las que adoptaron actitudes heroicas. A medida que el año 2023 se acerca a su fin, el UNFPA, el organismo de las Naciones Unidas encargado de los asuntos de salud sexual y reproductiva, revisa la experiencia de apenas unas cuantas personas que nos inspiraron y nos dieron ánimo para sobrellevar un año difícil.

Las parteras salvan vidas

En Bangladesh, Khadija*, una partera embarazada, necesitaba ayuda con urgencia. Las fuertes inundaciones en el campamento de refugiados más grande del mundo impedían que una partera entrenada llegara hasta ella, y los centros sanitarios más cercanos se habían visto forzados a cerrar. El embarazo y el parto con demasiada frecuencia pueden ser fatales en situaciones de crisis, debido a las graves limitaciones en el acceso a la atención médica, la vivienda, los alimentos y el agua.
 
Al final se consiguió una ambulancia que la llevara a un hospital de campaña apoyado por el UNFPA, donde también trabaja, y el personal determinó que su presión arterial había aumentado peligrosamente. Poco después de dar a luz a un bebé sano, Khadija comenzó a sangrar profusamente; sin la intervención de sus compañeras parteras, la situación pudo haber terminado en una enfermedad grave o en la muerte. “Khadija me tomó de la mano y me dio las gracias con todo el corazón”, recordó la partera Nasrin Khatun. “Estos son los momentos que me dan estímulo para seguir en mi profesión”.
 
Para Hanifa, en Afganistán, sus contracciones comenzaron en medio de las caóticas secuelas de un terremoto. Su casa había quedado reducida a escombros, y ella se congelada y se encontraba refugiada en una tienda de campaña, cuando preguntó: “¿Cómo puede una madre traer a una criatura a este caos?” El parto durante el desplazamiento puede ser peligroso, y más aún en medio de un desastre natural, ya que las embarazadas se ven obligadas a abandonar sus hogares, son vulnerables a la violencia, la malnutrición y las enfermedades y, a menudo, deben dar a luz sin ningún tipo de apoyo sanitario. “Pero entonces, como un ángel, llegó Rahna, la partera,” relató Hanifa al UNFPA. Rahna la guio a través del trabajo de parto y la ayudó a dar a luz a su bebé de forma segura. “Sus palabras eran como un bálsamo para mis temores,” prosiguió Hanifa. “Pasé del pánico al consuelo en unos instantes”.
 
La suya sería una experiencia familiar para María, una partera que trabaja en los montes Atlas de Marruecos.

María agotaba su turno de trabajo en un centro de maternidad cuando un poderoso terremoto golpeó a principios de septiembre. “Quedé atrapada bajo los escombros y pensaba que iba a morir”, contó al UNFPA. “Esa noche fue difícil, pero una vez mis colegas me ayudaron a salir de los escombros, logramos prestar auxilio y salvar vidas”. Mientras coordinaba las evacuaciones en helicóptero para casi todas las embarazadas en el área afectada, María se aseguró de que recibieran la atención urgente que necesitaban. En distintos momentos, varias vidas dependieron de las acciones de María: dos mujeres habían entrado en labor de parto en medio de la crisis, por lo que María reunió medicamentos rescatados de los escombros del centro de salud y las ayudó a dar a luz de forma segura. Uno de los partos fue de gemelos sanos.

Heroínas de la salud en zonas de conflicto

En situaciones de conflicto, llegar a un centro de salud en funcionamiento suele entrañar una serie de peligros, tanto para los pacientes como para el personal. En medio de la catastrófica guerra en Sudán, los hospitales y centros sanitarios que aún funcionan en el país son la salvación de las embarazadas y las nuevas madres.
 
En momentos en que peligra el acceso a la salud, las parteras comunitarias y las parteras cualificadas, muchas de ellas capacitadas por el UNFPA, están apoyando a las mujeres para que den a luz en condiciones de seguridad en sus hogares. “Trabajamos todo el día, todos los días, en tres hospitales. Cuando las mujeres y niñas no tienen medios de transporte, vamos a sus hogares para asegurarnos de que dan a luz de manera segura”, explicó Insaf, una partera en Jartum, la capital de Sudán.

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Las parteras Sifa Ndeze, Patience Kavira y Fyfy Omoyis en una clínica móvil del UNFPA en un campamento de desplazados temporales en Rusayo, provincia de Kivu del Norte, en el este de la República Democrática del Congo. © UNFPA/Junior Mayindu

En muchas crisis complejas, como la que aqueja a la República Democrática del Congo, las parteras hacen mucho más que ayudar a dar a luz. Después de que una mujer y su hija fueran violadas mientras recogían leña cerca de un campamento para personas desplazadas por el conflicto que se extendía por todo su país, las parteras Sifa Ndeze y Philomène Siyauswa Kasuera las consolaron y las atendieron en una clínica móvil del UNFPA.
 
También dirigieron a las mujeres a un espacio seguro que ofrece servicios de salud y a un refugio. Gracias al apoyo y la orientación de las parteras, las mujeres están aprendiendo a teñir telas, como parte de un curso de capacitación en habilidades para ganarse la vida para ayudar a las sobrevivientes de la violencia de género a recuperar la confianza y obtener ingresos. Más de 1 millón de mujeres corren este año el riesgo de sufrir abusos por motivos de género, en particular por la violencia sexual, en la República Democrática del Congo.
 
La Sra. Ndeze declaró al UNFPA que “como persona internamente desplazada y comadrona, trabajar en la clínica móvil significa que puedo seguir ejerciendo mi profesión y ayudar a estas mujeres”.

Campeonas en medio de la catástrofe climática

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​La Sra. Albán coordina con proveedores de atención en un refugio para sobrevivientes de violencia de género en Piura, Perú. © UNFPA Perú

 

No es solo en los conflictos que las mujeres y las niñas enfrentan la pérdida de protección y servicios de salud. Cuando las inundaciones devastaron áreas del noroeste de Perú después del ciclón Yaku, a principios de este año, las sobrevivientes de violencia de género estaban cada vez más preocupadas de no poder acceder a espacios seguros que les habían brindado refugio y apoyo.

La líder comunitaria María Mercedes Albán Taboada explicó que, en Perú, menos de una tercera parte de las mujeres denuncian casos de violencia ante las autoridades. “Nadie las acompaña, nadie les ofrece apoyo y la certeza de que no están solas”, se lamentó. Junto con el UNFPA, la Sra. Albán ofrece a las mujeres y niñas vulnerables a la violencia un refugio y acceso a servicios esenciales. Cuentan con el apoyo de trabajadores jurídicos, psicológicos y sociales, y se proporcionan kits de dignidad para ayudar a cubrir las necesidades diarias de higiene. La Sra. Albán dijo que está decidida a romper el ciclo de acoso y hostilidad perpetrado por sus agresores: “nunca dejaré de apoyar a las mujeres que buscan mi ayuda para erradicar la violencia de sus vidas”.

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Dra. Nehal Anwar trabajaba en su turno en un centro de maternidad en Derna, Libia, cuando dos represas estallaron y causaron inundaciones catastróficas. © UNFPA Libia

La pesadilla de las crisis y sus brutales consecuencias pueden dejar profundas cicatrices físicas y mentales en quienes las sobreviven. Después de que estallaran dos represas y un muro de agua atravesara la ciudad de Derna, en la costa noreste de Libia, miles de personas murieron y barrios enteros quedaron sin hogar. “El hospital estaba abrumado con casos de emergencia y cadáveres”, recordó la Dra. Nehal Anwar, ginecóloga de 29 años, quien estaba trabajando el turno de noche en la maternidad de la ciudad cuando ocurrió el desastre. “Incluso quienes habían sobrevivido estaban en una condición crítica, y había quienes experimentaban visiones vívidas de estar atrapados bajo las inundaciones”.
 
Después de trabajar toda la noche, la Dra. Anwar salió del hospital a la mañana siguiente, desesperada por encontrar a su madre. A pesar de perder a muchos miembros de la familia y colegas, afligida y agotada, regresó al hospital todos los días siguientes. “No quería quedarme en casa y sentirme impotente”, dijo. “Es un desafío imaginar cómo podemos reconstruir y restaurar la ciudad después de eventos tan devastadores… Las heridas emocionales y psicológicas tomarán tiempo para sanar”.

En defensa de las mujeres y las niñas

La amenaza de la violencia, la realidad de los conflictos y la calamidad del cambio climático pueden causar estragos en los sueños y el potencial de las mujeres y las niñas que los sufren. Después de escapar del conflicto en su aldea en Etiopía, así como de un acosador con la intención de casarse con ella cuando tenía solo 14 años, la Sra. Alemtsehay se enteró de una casa segura apoyada por el UNFPA que ofrece refugio y atención a sobrevivientes como ella. “Me sentí aliviada de unirme a un lugar con un ambiente de apoyo, asesoramiento y otros recursos para ayudar a sentirme segura y seguir adelante”, manifestó agradecida.
 
La casa segura puede albergar hasta 100 mujeres y niñas, todas sobrevivientes de violación o abuso de pareja, o que huyen de matrimonios forzados. Proporcionan a los sobrevivientes no solo un hogar y alimentos, sino también acceso a la educación, el tratamiento médico, la terapia psicológica y la formación en habilidades vocacionales para reconstruir sus vidas. Después de cuatro años en el centro, la Sra. Alemtsehay manifestó querer "asistir a la universidad y estudiar trabajo social, para poder empoderar a las mujeres y las niñas y apoyarlas a fin de que lleven vidas seguras y satisfactorias”.
 
Al referirse a las heroínas y los héroes que en todo el mundo siguen sirviendo a las personas desde la primera línea del desastre, la Directora Ejecutiva del UNFPA , Dra. Natalia Kanem, dijo que  "Su perseverancia nos recuerda que la esperanza en el potencial humano sigue brillando con fuerza, incluso en las situaciones más difíciles".

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