¿Qué se siente cuando una es ciudadana de segunda categoría en su propia familia?

En un mundo caracterizado por la desigualdad de género, nacer niña puede implicar crecer sabiendo que una no es exactamente lo que querían sus padres.

Puede implicar que una siempre reciba menos en comparación con los niños de su familia: menos cariño y atención, menos apoyo para alcanzar sus metas, menos recursos destinados a su cuidado y educación, y menos probabilidades de crecer sin abusos ni violencia.

Estos actos de discriminación, de mayor o menor importancia, se van acumulando y tienen graves efectos para las niñas y mujeres a lo largo de su ciclo vital.

En todo el mundo, hay 142 millones de mujeres desaparecidas debido a la preferencia por los hijos varones, la aversión a las hijas y la selección del sexo con sesgo de género. Se trata de hijas no deseadas que sufrieron desatención, abusos o malnutrición; en definitiva, a las que se privó de los cuidados necesarios para sobrevivir.

A las que sí logran sobrevivir en familias que prefieren hijos varones se les priva de derechos humanos básicos que les permitan prosperar. Puede que deban lidiar con problemas de salud, carencias educativas, falta de oportunidades y el dolor de no sentirse importantes en su propia familia. Paralelamente, la presión por tener hijos varones puede minar la salud de las mujeres y provocar que se vulnere su autonomía física.

Topic summary

¿Qué son la preferencia por los hijos varones y la aversión por las hijas?

La preferencia por los hijos varones y la aversión por las hijas son normas sociales y de género nocivas, arraigadas en la desigualdad de género.

En la mayoría de nuestras sociedades se atribuye un mayor estatus social a los hombres y niños. En consecuencia, los hijos varones son más valorados que las hijas.

Con la desigualdad de género como denominador común, varios factores sociales, económicos y culturales contribuyen a la preferencia por los hijos varones y la aversión por las hijas. Estos factores pueden incluir prácticas religiosas en las que solo participen los hombres, o bien restricciones de los derechos de las mujeres a heredar tierras y propiedades o a encontrar trabajo y ganar dinero. En algunos contextos también influyen costumbres relacionadas con el matrimonio, como la obligación de la familia de la novia de pagar una dote.

Especialmente en aquellos casos en los que escaseen los recursos o exista presión en favor de tener familias reducidas, estos factores pueden provocar que sus miembros no deseen tener hijas.

¿Qué es la selección del sexo con sesgo de género?

En algunos contextos, la preferencia por los hijos varones y la aversión por las hijas fomentan la selección del sexo con sesgo de género, una práctica nociva que puede manifestarse antes o después del parto.

En la selección prenatal del sexo, las familias utilizan métodos como la implantación de embriones y el aborto selectivo en función del sexo para cerciorarse de que nazca un niño varón. Tras el nacimiento, la discriminación en el seno de la familia puede provocar la desatención de las necesidades básicas de una hija, como la nutrición, la atención sanitaria y la educación.

Además de tener consecuencias devastadoras en las personas, la selección del sexo con sesgo de género puede afectar a la estructura de las poblaciones. En circunstancias normales, la biología humana produce entre 102 y 106 niños por cada 100 niñas, por lo que el hecho de que nazcan muchos más niños que niñas es un indicio de que está teniendo lugar una selección del sexo con sesgo de género. Se han observado proporciones sexuales de hasta 130 niños por cada 100 niñas.

La preferencia por los hijos varones es nociva para las mujeres y niñas

La preferencia por los hijos varones y la aversión por las hijas tienen graves efectos en la salud, los derechos y el futuro de las mujeres y niñas de todo el planeta.

La preferencia por los hijos varones expone a las mujeres a mayores riesgos de coacción reproductiva y de violencia sexual, física y económica por parte de su pareja o sus familiares.

La presión por tener un hijo varón puede impedir que las mujeres accedan a métodos anticonceptivos y aumenta la probabilidad de que tengan embarazos no deseados o con poca separación entre sí, lo que a su vez incrementa los riesgos para la madre y el bebé.

Las mujeres pueden verse obligadas a llevar a término un embarazo de riesgo si se trata de un niño varón, o bien a interrumpir otro en caso de que sea una niña. En muchos contextos, la ausencia de servicios para abortar de forma segura las obliga a depender de medidas peligrosas, con un elevado riesgo de sufrir complicaciones o morir.

En el caso de las niñas, la discriminación de las hijas se traduce en peores condiciones de salud y bienestar y en una reducción de sus capacidades y oportunidades, ya que en los hogares se destinan más recursos a los hijos que a las hijas.

Transformar las normas sociales y de género nocivas

A fin de erradicar la preferencia por los hijos varones, la aversión a las hijas y la selección del sexo con sesgo de género, es necesario transformar las normas sociales y de género que las perpetúan.

El trabajo debe comenzar por un estudio que permita conocer cómo se manifiestan estas normas en comportamientos, actitudes y prácticas, y cómo se refuerzan en el ámbito de las personas, familias, comunidades, instituciones y sociedades.

El empoderamiento de las mujeres y niñas es la piedra angular de todas las estrategias destinadas a erradicar las prácticas nocivas arraigadas en la desigualdad de género. Para ello, es preciso garantizar que las mujeres y niñas tengan acceso a oportunidades educativas y económicas, atención de salud sexual y reproductiva, y otros servicios esenciales, de modo que cuenten con todo lo necesario para tomar decisiones informadas sobre su cuerpo y su vida.

Otra estrategia importante consiste en implicar a los hombres y niños para que pongan en entredicho las normas sociales y de género que menosprecian a las mujeres y niñas. Algunos programas van dirigidos a los padres, a fin de fomentar su participación en los cuidados, mientras que otros se centran en movilizar a los adolescentes y jóvenes como promotores de la igualdad de género.

Los líderes comunitarios y otras figuras destacadas, como líderes espirituales, profesionales de los medios de comunicación, personalidades y trabajadores sanitarios, desempeñan un papel fundamental en el cambio de las normas sociales. Estas personas pueden ejercer influencia en sus comunidades, difundir información correcta, luchar contra los estereotipos de género, fomentar conversaciones difíciles, pero necesarias, y reducir la presión social a favor de seguir observando normas y prácticas nocivas.

Otra parte esencial del trabajo consiste en reformar los marcos jurídicos y normativos con el fin de garantizar que cumplan los compromisos en materia de derechos humanos. Para ello, es preciso enmendar leyes y políticas discriminatorias y promulgar otras que empoderen a las mujeres y niñas para ejercer sus derechos, así como responsabilizar a las instituciones de la protección de dichos derechos, incluido el derecho a la autonomía física y a vivir sin sufrir violencia ni discriminación.

La respuesta del UNFPA: Todas las niñas son importantes

El UNFPA lleva más de 20 años abanderando el movimiento global para erradicar prácticas nocivas, como la selección de sexo con sesgo de género, el matrimonio infantil y la mutilación genital femenina.

“Todas las niñas son importantes” es la estrategia del UNFPA con vistas a acabar con la preferencia por los hijos varones y la aversión por las hijas como vía más sostenible para erradicar la selección del sexo con sesgo de género y otras formas de discriminación contra las niñas, y para alcanzar la igualdad de género. Este trabajo es un elemento fundamental del compromiso del UNFPA con su tercer resultado transformador, esto es, erradicar la violencia de género y todas las formas de prácticas nocivas para 2030.

Las mujeres y las niñas tienen un gran protagonismo en todo el trabajo de “Todas las niñas son importantes”, en cuyo ámbito se llevan a cabo intervenciones transformadoras en materia de género y basadas en los derechos humanos, con vistas a ahondar en las profundas raíces de las normas que fomentan la desigualdad de género y transformar las relaciones de poder que la perpetúan.

“Todas las niñas son importantes” cuenta con el respaldo de la Unión Europea y el Organismo Noruego de Cooperación para el Desarrollo, y se ha implementado ya en seis países de Europa Oriental y Asia. El UNFPA implementa programas relacionados en la India y China, y supervisa la situación de las mujeres y niñas en otros 18 países donde se han observado preferencia por los hijos varones y aversión por las hijas.

El UNFPA lidera la elaboración de nuevos estudios para incorporar este complejo ámbito de trabajo en espacios programáticos. Nuestro poder de convocatoria ha contribuido a fortalecer la promoción y el diálogo en diversos países que se enfrentan a problemas similares, ampliar nuestro conocimiento colectivo y difundir el compromiso con la erradicación de la preferencia por los hijos varones y la aversión por las hijas.

Última actualización el 4 de octubre de 2023