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En todo Afganistán, habilidosas parteras enfrentan múltiples obstáculos para garantizar la salud materna y los partos seguros

La partera Durdana Samandar afirma que la Sra. Husun podría haber sufrido graves complicaciones si hubiera insistido en caminar cuatro horas para volver a casa a dar a luz a su bebé. © UNFPA Afganistán/Ehsanullah Popal
  • 15 Agosto 2023

KANDAHAR, Afganistán - Una semana después de dar a luz a su hija, la Sra. Husun regresó a la casa de salud familiar donde había dado a luz con comida para la partera que la había atendido.

«Es una muestra de mi gratitud por la ayuda vital que me prestó», dijo la Sra. Husun a su partera, Durdana Samandar.

La rapidez mental de la Sra. Samandar convirtió lo que podría haber sido una tragedia en una celebración: la Sra. Husun había acudido a la casa, que cuenta con el apoyo del UNFPA, el organismo de las Naciones Unidas encargado de la salud sexual y reproductiva, con lo que creía que era un dolor de estómago. Aunque sabía que estaba embarazada, la Sra. Husun se asombró al descubrir que en realidad estaba de parto.

«Vino a la clínica con su suegra, pidiendo medicinas para el dolor abdominal», recuerda la Sra. Samandar, que recibió formación del UNFPA y trabaja en la casa de salud familiar desde noviembre de 2022. «Pero me di cuenta de que estaba embarazada, así que la examiné más a fondo y descubrí que estaba en una fase avanzada del parto».

La suegra de la Sra. Husun le dijo a la partera que la llevaría a casa para dar a luz, que es donde había traído al mundo a sus dos hijos. Pero la partera le dijo que la Sra. Husun necesitaba la atención inmediata de una partera cualificada.

«Les expliqué las complicaciones y los peligros que podrían surgir si se marchaba de la clínica y caminaba cuatro horas hasta su casa. Les dije que el cometido de la casa de salud era facilitar los partos seguros y que yo estoy aquí para garantizar que las madres y los bebés estén a salvo», relata la Sra. Samandar.

La Sra. Husun está agradecida por haber escuchado a la partera: fue la primera vez que dio a luz en un centro sanitario y ha visto su potencial para salvar vidas. «Si hubiéramos insistido en volver a casa, la situación podría haber sido muy diferente», asegura.

Una intersección de retos para las mujeres y niñas

Tras años de conflictos e inseguridad, el sistema sanitario del Afganistán se encuentra gravemente comprometido. Y, al igual que la libertad de movimiento de las mujeres y niñas está cada vez más restringida, también lo está su acceso a los servicios esenciales, especialmente para aquellas que viven en zonas remotas, donde el centro de salud más cercano está a menudo a horas de distancia a pie por un terreno peligroso.

La situación es, en el mejor de los casos, difícil y, en el peor, mortal para las 20.000 mujeres que se calcula que dan a luz cada mes en zonas de difícil acceso. Es en estas comunidades donde se producen la mayoría de las enfermedades y muertes maternas e infantiles; el Afganistán tiene una de las tasas de mortalidad materna más altas del mundo: una mujer muere cada dos horas durante el embarazo o el parto, la mayoría de las veces por causas totalmente prevenibles.

En estas circunstancias, las trabajadoras sanitarias son muy apreciadas entre sus comunidades, y muchas mujeres y recién nacidos se benefician de su experiencia. La Sra. Husun dice que espera que otras recurran a estos servicios, y declara al UNFPA: «Me pareció un refugio seguro para las madres y los recién nacidos».

Una trabajadora médica atiende a una paciente que está tumbada
Una partera de un equipo sanitario móvil del UNFPA examina a la Sra. Jan. © MOVE Afghanistan

«Desde el parto, no he tenido ni un día con buena salud»

Más al norte, en la provincia de Badghis, la Sra. Jan tuvo fiebre y dolores corporales días después de dar a luz a su cuarto hijo. «Di a luz a mi hijo en casa. Mi suegra y una vecina, partera tradicional, me ayudaron», recuerda la Sra. Jan. «Perdí mucha sangre, aunque todo fue bien durante el parto».

Pero pronto aparecieron síntomas de peligro. «No había tenido ni un día con buena salud desde [el parto]. Tenía fuertes dolores corporales, de cabeza y de espalda, y no podía amamantar a mi bebé porque no tenía suficiente leche», explica.

Un mes después, la Sra. Jan seguía con dolores agudos y temía por su vida. «Ni siquiera podía levantarme para cuidar de mi hijo. Le dije a mi marido que me llevara a un hospital o podría no vivir para ver el final de ese día», relata.

Pero había otro problema: «No disponíamos de transporte para llegar al hospital más cercano, que está a unas cuatro horas». Sin otra opción, su marido subió a la Sra. Jan a un burro, la envolvió a ella y a su recién nacido en una manta y emprendió el largo viaje hasta el hospital.

Se acercaban a la siguiente aldea cuando oyeron un aviso desde la mezquita, que informaba de la visita de médicos y parteras y de que cualquiera que tuviera un problema de salud podía acudir allí. Cuando llegaron a la mezquita, la Sra. Jan fue llevada a una casa donde había parteras atendiendo a pacientes, como parte de una campaña de salud móvil apoyada por el UNFPA.

Las parteras salvan vidas en todo el país

La clínica móvil, financiada por la USAID, es una de las 134 que recibe apoyo del UNFPA y sus asociados en todo Afganistán. Los equipos prestan atención materna y neonatal gratuita a personas que viven en comunidades de difícil acceso, como las de Badghis, donde hay tres clínicas.

El UNFPA también presta apoyo a más de 360 casas de salud familiar, con financiación de los Gobiernos del Canadá e Italia. En los seis primeros meses de 2023, prestaron servicios de salud reproductiva y de partería a unas 1.780 personas.

Mientras Jan recibía atención de la partera, su marido asistió a una sesión de educación sanitaria. «Desde entonces, mi marido habla a todo el mundo de las parteras, los médicos, los estilos de vida saludables y demás información que aprendió», cuenta la recién madre, que, junto con su bebé, ya está totalmente recuperada.

«También aprendió la importancia de dar a luz en un centro sanitario», añade. «Nadie en nuestra familia acudía a una partera para dar a luz. Los hombres suelen estar fuera trabajando todo el día y las mujeres no pueden viajar solas fuera del pueblo sin un acompañante».

Los programas del UNFPA en el Afganistán son especialmente vitales tras la retirada de la ayuda para el desarrollo después de que los talibanes tomaran el poder en el país en agosto de 2021. Reforzar estas instalaciones es una prioridad para el UNFPA en su lucha por satisfacer las necesidades básicas de salud reproductiva en el Afganistán y aumentar el acceso a la atención prenatal, materna y neonatal.

 

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