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“He recuperado mi vida”: Cómo está prosperando una madre en Senegal después de la fístula obstétrica

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Mujeres de la aldea de Fass Gounass se unen para aprender y difundir información sobre la fístula obstétrica en su comunidad. © UNFPA Senegal/Ndeye Dieynaba Ndiaye
  • 31 Enero 2024

REGIÓN DE TAMBACOUNDA, Senegal – “Después de dar a luz, desarrollé una fístula y mi vida se tornó patas arriba”, comentó Khady* en su casa en el pueblo de Vélingara, en lo profundo de la región de Tambacounda, en el sur de Senegal.

“Durante casi 40 años, mis heces se mezclaban con mi orina y se filtraban constantemente. Perdí amigos y ya no me invitaban a bautizos u otras ceremonias”. 

La fístula obstétrica es un desgarro en el canal uterino, la vejiga o el recto que causa dolor físico y psicológico graves. Por lo general es causada por una labor de parto prolongada u obstruida; las niñas que dan a luz demasiado temprano, cuando sus cuerpos aún no están listos para el proceso, son especialmente vulnerables a esta lesión traumática.

Aunque puede evitarse con relativa facilidad con la asistencia de parteras capacitadas (y de hecho es casi inexistente en las comunidades con acceso a atención obstétrica básica de emergencia) o bien pueden repararla los cirujanos obstétricos, se estima que medio millón de mujeres y niñas de todo el mundo viven con fístula, con decenas de miles de casos nuevos que aparecen cada año.

Además de las molestias y las infecciones posteriores que puede ocasionar la afección, las mujeres y las niñas con fístula obstétrica también suelen ser estigmatizadas y abandonadas por sus familias, parejas y comunidades. Debido a que no pueden trabajar, su paso hacia la pobreza, el aislamiento y la vulnerabilidad extrema puede ser demasiado rápido.

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El UNFPA y sus asociados tienen proyectos en muchas zonas con las tasas estimadas más altas de fístula obstétrica en Senegal, en los que han tratado a más de 300 mujeres que viven con fístula en las regiones de Kolda y Sédhiou. © UNFPA Senegal/Ndeye Dieynaba Ndiaye

Rompiendo el silencio

El UNFPA, el organismo de las Naciones Unidas que tiene a su cargo los asuntos de salud sexual y reproductiva, y sus asociados locales, están sensibilizando a las comunidades rurales sobre la fístula obstétrica y asegurando los fondos necesarios para realizar reparaciones quirúrgicas incluso en las zonas más remotas. Los esfuerzos de promoción y los debates en grupo reúnen a mujeres de todas las generaciones, ayudándolas a aprender y reconocer los signos de la fístula obstétrica.

Aunque es difícil obtener datos exactos, la mayor prevalencia de fístula obstétrica en Senegal se ha registrado en la región de Tambacounda, donde el acceso a la atención de la salud es escaso, y muchas madres dan a luz sin asistencia en el hogar o con apoyo limitado.

Una partera que se unió al debate comunitario explicó el modo en que la afección debilitante se relaciona con los matrimonios y embarazos precoces, los partos en el hogar y el acceso inadecuado a trabajadores de la salud calificados. Todos estos factores también conducen a retrasos en el tratamiento.

Adama* relató que una vecina había estado sufriendo de fístula en secreto, avergonzada de contarle a alguien o de pedir ayuda. La vecina fue estigmatizada por miembros mayores de la comunidad y rechazada por su familia.

“Las abuelas decían que se trataba de una maldición… y su esposo la abandonó. No la vimos más”.

No obstante, después de asistir a una sesión de sensibilización, Adama identificó que “gracias a la charla que tuvimos, me di cuenta de que tenía una fístula”. Ella y sus vecinos entonces entendieron lo que realmente estaba pasando y ofrecieron su apoyo.

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Los debates de grupo y las sesiones de sensibilización permiten al UNFPA y a sus asociados identificar mejor a las mujeres y las niñas que viven con fístula, y registrarlas para que reciban cirugía y atención. © UNFPA Senegal/Ndeye Dieynaba Ndiaye

Trabajando juntos para erradicar la fístula obstétrica

Desde 2018, el UNFPA, con el apoyo del Gobierno del Canadá, ha prestado atención quirúrgica a más de 300 mujeres en las regiones meridionales de Kolda y Sédhiou, y ha organizado sesiones de sensibilización y establecido un centro de recepción con tres dormitorios. Cada paciente es supervisada sistemáticamente y, una vez que se ha recuperado, debe participar en sesiones de fomento de la capacidad sobre finanzas personales y aptitudes relativas a medios de vida.

Durante 20 años, el UNFPA ha dirigido la Campaña para erradicar la fístula para 2030 mediante actividades de promoción, prevención, tratamiento y reintegración social de las sobrevivientes.

Las estrategias de prevención incluyen la planificación familiar entre las comunidades vulnerables para evitar los embarazos no planificados, el matrimonio infantil y los embarazos precoces entre las adolescentes. Mientras tanto, las y los defensores están alentando las consultas prenatales, el parto asistido por personal calificado en un hospital de maternidad equipado en lugar de en el hogar, y la atención obstétrica neonatal de emergencia, incluidas las cesáreas oportunas.

Más allá de ser un problema de salud pública urgente, el hecho de que tantas mujeres y niñas estén en riesgo de desarrollar fístula obstétrica es una barrera a su derecho humano a vivir con dignidad y gozando de buena salud.

Con un apoyo social dedicado, miles de mujeres como Khady* se están recuperando y reintegrando gradualmente en sus comunidades. Después de seis cirugías de reparación gratuitas y con un seguimiento constante, incluso ha logrado establecer un pequeño negocio de venta de dulces y alimentos básicos desde su casa.

“He recuperado mi vida”, celebra al conversar con el UNFPA.

* Se han cambiado los nombres por motivos de privacidad y protección.

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