La experiencia muestra que, para abordar la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, es necesario contar con intervenciones estratégicas en todos los niveles de programación y formulación de políticas. Entre los temas principales se incluyen los siguientes:
Salud reproductiva: La capacidad de las mujeres de controlar su propia fecundidad es fundamental para su empoderamiento e igualdad. Cuando una mujer es capaz de planificar su familia, también podrá planificar el resto de su vida. La protección y promoción de sus derechos reproductivos, incluido el derecho a decidir la cantidad de hijos que desea tener, cuándo tenerlos y con qué espaciamiento, es fundamental a fin de garantizar su libertad para participar de forma más plena y equitativa en la sociedad. Cada dos minutos, una mujer muere durante el embarazo o el parto. La falta de información, servicios y condiciones que ayuden a las mujeres a proteger su salud reproductiva constituye una discriminación por razón de género y una violación del derecho de las mujeres a la salud y a la vida.
Abordar las normas sociales y de género: Adoptar un enfoque transformador de género en la planificación del UNFPA implica desafiar la desigualdad de género transformando las normas, roles y relaciones de género nocivas, al tiempo que se trabaja para redistribuir los recursos de forma más equitativa. En el 15.º aniversario de la Encuesta Internacional sobre Hombres e Igualdad de Género, el UNFPA y Equimondo publicaron el mayor estudio mundial jamás realizado sobre hombres, masculinidades e igualdad de género, con el objetivo de comprender mejor las prácticas y actitudes de hombres y mujeres en relación con la igualdad de género. Se espera que el estudio informe, impulse y supervise los esfuerzos para promover la igualdad de género, en particular a nivel de las políticas gubernamentales.
Empoderamiento económico: Los sistemas económicos mundiales siguen sin reconocer los vínculos entre el desarrollo económico y la autonomía corporal, la ambición, el tiempo y la contribución de las mujeres. La participación de las mujeres en la economía formal es limitada; a menudo cobran menos que los hombres y su trabajo de cuidados está infravalorado. No hay ningún país en el mundo en el que la contribución de los hombres al trabajo de cuidados no remunerado o al trabajo reproductivo sea igual a la de las mujeres. La carga del trabajo de cuidados no remunerado también se refleja en la brecha de género de la participación en la población activa; la diferencia en el empleo se acentúa con la maternidad y paternidad. Cuando la salud de las mujeres, el tamaño de la familia, el espaciamiento de los hijos y las circunstancias económicas están equilibradas y planificadas, las mujeres pueden gestionar mejor la prestación de cuidados y el empleo. El resultado es una mayor autonomía, bienestar y capital humano disponible. Este equilibrio puede facilitarse mediante una serie de intervenciones públicas y privadas, como un mayor reparto del trabajo reproductivo y de cuidados en el hogar y unas políticas sanitarias y de protección social con mayor perspectiva de género.
Empoderamiento educativo: Aproximadamente dos tercios de la población adulta analfabeta en todo el mundo son mujeres. Las carencias educativas limitan sobremanera el acceso de las mujeres a la información y a las oportunidades. Del mismo modo, al aumentar los logros educativos de las mujeres y las niñas, no solo se benefician ellas a título individual sino también las generaciones venideras. Niveles más altos de formación en mujeres se asocian estrechamente a una menor tasa de mortalidad de menores de 1 año y a mejores resultados para sus descendientes.
Empoderamiento político: No se puede lograr la igualdad de género sin el apoyo y la exigencia de cumplimiento por parte de las instituciones. No obstante, todavía son muchas las instituciones sociales y judiciales que no garantizan la igualdad de las mujeres en materia de derechos jurídicos básicos y derechos humanos, de acceso a los recursos o de control de estos, de empleo o ingresos, o de participación social o política. Los hombres siguen ocupando la mayoría de los cargos con responsabilidad política o judicial; en todo el mundo, solo el 26 por ciento de los parlamentarios son mujeres. Además, las leyes contra la violencia doméstica a menudo no se aplican a favor de las mujeres.
Actualizado el 6 de julio de 2023