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Las madres jóvenes de Malawi encuentran un espacio a salvo de las catastróficas consecuencias de la tormenta tropical Freddy

Algunas jóvenes, entre ellas madres adolescentes, se reúnen en un espacio seguro del UNFPA en el campamento de Bangula después del ciclón Freddy. © UNFPA/Eldson Chagara
  • 17 de abril de 2023

NSANJE, Malawi – “Estamos durmiendo con frío”, asegura Mirriam Karilito, de 19 años, que está embarazada de siete meses. “Y cuando llegan las lluvias es peor”. 

El ciclón tropical Freddy tocó tierra en Malawi el 14 de marzo. A su paso, cientos de miles de edificios han quedado destruidos, al menos mil personas han muerto y más de 650.000 han sido desplazadas. 

En las últimas semanas la amenaza del propio ciclón ha disminuido, pero sigue lloviendo, y esto debilita las estructuras y causa derrumbes al tiempo que exacerba las ya terribles condiciones en el distrito de Nsanje, especialmente para mujeres y niñas como la Sra. Karilito.

La Sra. Karilito vive ahora en uno de los distintos campamentos temporales que han surgido para acomodar a los desplazados, después de haber sido forzados a huir de sus casas por el ciclón. Sin embargo, su refugio, hecho de hierba y palos, ofrece escasa protección.

“Temo por mi salud y la de mi bebé”, admitió.

Refugio sin seguridad  

Para las mujeres y las niñas, el desplazamiento presenta desafíos particulares, tales como el riesgo de violencia, explotación y abuso. 

Los productos de higiene menstrual también escasean en los campamentos, lo que obliga a las mujeres y niñas a permanecer dentro de sus refugios mientras menstrúan.

Anne Benjamin, de 15 años, es una de las más de 300 niñas adolescentes que se refugian en lo que fue un centro de almacenamiento llamado campamento de Bangula. Más de 13.000 personas viven allí. 

Para Anne y las otras chicas de Bangula, se trata más bien de una lucha para controlar su salud menstrual, ya que el campamento ofrece pocas letrinas de pozo y sus baños están en mal estado. 

“Ahora estamos usando el río para bañarnos”, adelantó, “pero es difícil lavar y secar el paño que usamos como toallas sanitarias, porque los hombres siempre están merodeando”.

Compartir historias y aliviar las dificultades 

Para combatir estos desafíos, el UNFPA está proporcionando a las adolescentes y a las embarazadas en los campamentos del distrito de Nsanje kits de higiene femenina que contienen suministros como toallas sanitarias, ropa interior, jabón y compresas higiénicas.

Two women are in conversation.
Anne, de 15 años, habla con una mentora de espacio seguro del UNFPA en una sesión celebrada en el campamento de Bangula. © UNFPA/Eldson Chagara

El organismo también ha establecido una red de 68 espacios seguros donde las mujeres y las niñas pueden obtener servicios de salud mental e información relacionada con la salud sexual y reproductiva, la higiene menstrual y otras habilidades para la vida. 

Más de 11.000 mujeres y niñas, entre ellas Ana, han participado hasta ahora. 

“El espacio seguro ha ayudado a aliviar algunas de las dificultades que enfrento en el campamento. Durante las sesiones, se nos anima a compartir nuestras historias y a analizar la mejor manera de manejar los desafíos que enfrentamos”, explicó Anne.

Los espacios seguros también ofrecen a las y los residentes del campamento una vía para revelar incidentes de violencia o explotación sexual. Hasta el momento se han informado once, y el UNFPA y los funcionarios de los gobiernos locales están dando seguimiento.

“Ahora conozco mis derechos y dónde informar si alguien se aprovecha de mí”, continuó Anne; “a través del espacio seguro, he aprendido tantas cosas que me han ayudado a sobrevivir”.

 

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