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En Angola, los jóvenes contribuyen a acabar con el estigma en torno a la educación sexual integral

Eva Monteiro Teixeira, mentora del programa Safeguard Young People (Salvaguardar a la juventud) del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés) , lidera un debate sobre salud sexual y reproductiva en la Escola Grafanil de Luanda. © UNFPA Angola/K Karlo Cesar
  • 05 Junio 2023

LUANDA (Angola) – Silvia Francisco, de 31 años, se enfrentaba a un dilema. Estaba preocupada por una familiar que no buscaba el tratamiento médico que necesitaba con urgencia por miedo a la exclusión que podría sufrir si alguien se enteraba de su enfermedad.

“Lleva muchos años siendo VIH-positiva”, cuenta Silvia, activista por los derechos de la juventud en la ciudad de Cazenga, en la provincia angoleña de Luanda. Para comprender mejor lo que necesitaba su familiar, se unió al programa Safeguard Young People del UNFPA, cuyo objetivo es empoderar a las generaciones jóvenes en Angola para que se hagan cargo de su salud sexual y reproductiva.

Silvia recibió un asesoramiento preciso y actualizado sobre cómo tratar y gestionar el VIH, y cómo hablar de ello con su familiar. “Ser activista me ayudó a ayudarla compartiendo con ella información correcta sobre la enfermedad. A día de hoy, ha aceptado seguir los protocolos para poder estar sana”, afirma.

En la actualidad, Angola lucha contra una extendida epidemia de VIH, con alrededor de un 2% de la población adulta infectada. El índice de infección en mujeres es tres veces superior al de los hombres. Sin embargo, sensibilizar sobre salud sexual y reproductiva en el país no ha sido tarea fácil. “La divulgación de información sexual ha resultado ser una batalla continua, porque aún hay padres y madres que consideran que tratar el tema con adolescentes y jóvenes les incitará a mantener relaciones sexuales”, explica Silvia.

“Pero desde el programa siempre transmitimos un mensaje de protección [contra embarazos indeseados e infecciones de transmisión sexual] y alentamos a retrasar las relaciones en la adolescencia”.

Educación sexual, en la escuela y más allá

A group of children clap.
Ana Isabel Angelina dirige actividades para el empoderamiento de jóvenes en el Centro de Apoio ao Jovem, un centro de apoyo y asociado del UNFPA en Cazenga (Luanda). © UNFPA Angola/K Karlo Cesar

Los programas de educación sexual de calidad enseñan a adolescentes y jóvenes la importancia de las relaciones sexuales seguras, no solo mediante información sobre anticonceptivos y revisiones médicas, sino también haciendo hincapié en el consentimiento, el respeto y la importancia de tomar decisiones prudentes en cuanto a sus relaciones.

Los temas que abarca este tipo de programas son, además, apropiados para un amplio abanico de edades. Por ejemplo, los niños y niñas más pequeños pueden aprender sobre relaciones familiares, cómo lidiar con la pubertad y la menstruación, qué significa el consentimiento y cómo reconocer (y denunciar) casos de abuso y violencia. Esto se considera parte de una preparación esencial para la vida, un conjunto de herramientas con las que los niños, niñas y jóvenes están mejor equipados para enfrentarse a una letanía de riesgos y amenazas potenciales para su salud y sus derechos, y para ser capaces de defenderlos.

Décadas de investigación demuestran que todo ello propicia unos resultados de salud positivos, con efectos de por vida: las personas jóvenes tienen más probabilidades de esperar para mantener relaciones sexuales y, cuando lo hacen, estas son seguras, reduciendo así las infecciones de transmisión sexual (incluido el VIH) y los embarazos imprevistos.

En Angola, las iniciativas extracurriculares lideradas por la comunidad resultan cruciales, ya que un cuarto de las mujeres jóvenes nunca han ido a la escuela; para los varones, el índice apenas supera el 10%. Esto no solo indica unos niveles peligrosamente bajos de escolarización en general, sino también una gran desigualdad de género. Los índices de violencia contra mujeres y niñas son altos; 1 de cada 3 mujeres de entre 15 y 49 años experimenta algún tipo de abuso físico o sexual.

Las normas de género desiguales se perpetúan desde edades tempranas en todo el mundo, pero la educación sexual puede desafiar y cambiar estos sesgos, informando a la juventud sobre desigualdades de género, violencia de género y otras prácticas nocivas como el matrimonio precoz y forzado. Cuando disponen de estos conocimientos sobre sus derechos y sobre qué comportamientos son aceptables o no, las personas jóvenes son menos vulnerables al abuso y, lo que es más importante, pueden aprender a buscar ayuda cuando la necesiten.

Ayudar a la juventud a alcanzar su potencial

Hasta la fecha, el programa Safeguard Young People ha formado a 90 jóvenes de organizaciones de la sociedad civil en Angola. Estos activistas luego han liderado el debate entre otros grupos de niñas y mujeres jóvenes en cinco provincias; en lo que llevamos de 2023, ya se ha llegado a más de 10.000 jóvenes.

El programa del UNFPA, con el apoyo del Ministerio de Juventud y Deportes y la financiación de los Países Bajos, pretende llegar a 60.000 jóvenes en los próximos tres años. Las iniciativas irán dirigidas también a los padres y madres, al personal de salud, docentes, la comunidad y los líderes religiosos, pues todos ellos pueden ayudan a difundir el mensaje de la importancia de la educación sexual.

Silvia Francisco tiene confianza en que el programa consiga un impacto duradero en la vida de la juventud angoleña. “Es algo maravilloso. Se están cambiando vidas y se está empoderando a la juventud para que se haga cargo de su salud sexual y reproductiva”.

 

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