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Una caminata de 12 horas con 7 meses de embarazo: escapar de los horrores de la guerra en Ucrania
- 18 de marzo de 2022
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CHIŞINĂU, República de Moldova – “Nadie se preocupó de que yo estuviera embarazada y con mi hija a rastras, pero no puedo enojarme con las personas que no se detuvieron para ayudarnos. La mayoría de los autos iban llenos. También había personas mayores y personas en sillas de ruedas que intentaban llegar a la frontera por su cuenta”.
En medio de la violencia, el miedo y la creciente incertidumbre que siguió a la invasión rusa de Ucrania, Natasha Kuznetsova, de 21 años, huyó de su casa en Kharkiv, la segunda ciudad más grande del país. El lugar que ella describió como “la ciudad más bonita del mundo” ha sufrido destrucción en una escala devastadora, con víctimas que aumentan a diario y miles de personas sin hogar.
Estábamos decididas a quedarnos en casa, pero cuando quedó claro que el bombardeo no se detendría, nos marchamos”, relató al UNFPA la Sra. Kuznetsova. Por ese motivo, con siete meses de embarazo caminó durante 12 horas con su hija de tres años, su madre y sus tres hermanas para cruzar la frontera con la República de Moldova.
El viaje fue agotador; las mujeres soportaron frígidas temperaturas, fatiga y fiebre. Cuando llegaron a Chişinău, la familia encontró refugio en una instalación deportiva convertida en refugio, uno de los mayores centros de colocación que se han establecido en todo el país y donde el UNFPA está ayudando a las refugiadas a medida que llegan, cansadas y traumatizadas. “A cada una nos dieron una cama plegable. Cientos de personas trataban de descansar un poco antes de reanudar el viaje a otro lugar. Me quedé dormida casi inmediatamente.”
Sin embargo, la Sra. Kuznetsova no pudo descansar por mucho tiempo, ya que se despertó en la noche con fiebre alta e intenso dolor. Llamaron a una ambulancia y la llevaron de urgencia al hospital con una infección renal aguda, una que puede poner en peligro la vida si no se trata con urgencia. Por fortuna, el personal médico pudo salvarle tanto la vida como el embarazo, y se está recuperando bien en el hospital. Allí el personal del UNFPA la visitó y le entregó un kit de higiene femenina con jabón, toallas sanitarias y elementos esenciales que ayudan a las mujeres y las niñas a mantener la higiene y la autoestima durante una crisis. Desde el inicio de la guerra, el UNFPA ha distribuido más de 6.000 kits de ese tipo a refugiadas ucranianas en la República de Moldova.
En las semanas que han transcurrido desde que Rusia invadió Ucrania, las mujeres se han visto obligadas a dar a luz bajo tierra, en búnkeres y en estaciones de metro, y a los recién nacidos se les ha cuidado en refugios improvisados para bombas, debido a que se han destruido los centros sanitarios. Se han registrado más de 4.300 nacimientos en Ucrania desde que estalló la guerra el 24 de febrero, y 80.000 ucranianas van a dar a luz en los próximos tres meses, muchas sin acceso a cuidados críticos de salud materna.
El sistema de atención de la salud en Ucrania sufre la presión del ataque ruso, que incluye decenas de ataques directos contra centros sanitarios, incluso hospitales de maternidad. El 16 de marzo, el hospital más grande de Mariupol, una ciudad meridional sitiada, fue objeto de ataques, y unos 400 empleados y pacientes fueron retenidos como rehenes durante la noche.
Según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, la República de Moldova acoge actualmente el mayor número de refugiados por población: al 16 de marzo, más de 340.000 personas han entrado o han llegado desde Ucrania desde el comienzo de la guerra. Se calcula que más de 3 millones de personas han abandonado Ucrania, muchas de ellas a las vecinas Hungría, Polonia, Rumania y Eslovaquia, que a su vez están luchando para hacer frente a esas llegadas repentinas y masivas.
La mayoría de las personas que huyen son mujeres con niños, que son más vulnerables a la trata y a la violencia de género, que de por sí era ya una antigua amenaza para millones de mujeres y niñas en Ucrania. La crisis actual y el creciente desplazamiento las pone en riesgo aún mayor de abuso, al tiempo que se registra un aumento de los informes de acoso sexual y violencia.
El UNFPA sigue trabajando sobre el terreno, así como en otros países que están recibiendo refugiados, para aumentar la capacidad de prestar servicios y suministros vitales de salud sexual y reproductiva. El UNFPA también está desplegando equipos móviles de salud en zonas de difícil acceso, y proporcionando orientación y apoyo a las mujeres y las niñas para prevenir y responder a la violencia y el abuso basados en el género mientras buscan refugio seguro en otros lugares.
El nacimiento de la esperanza en medio de la desesperación
Mientras se recupera en el hospital, a sólo semanas de dar a luz, la Sra. Kuznetsova lamenta la idea de traer a su bebé a esta realidad nueva e incierta, y se preocupa de que sus problemas de salud actuales puedan afectar el bienestar de su hijo.
“Muchos familiares y amigos permanecieron en Kharkiv. Mi madre y yo no sabemos qué hacer con nuestras vidas en lo adelante. Si las cosas se calman, volveremos; si no… o bien nos quedaremos aquí o nos trasladaremos a otro lugar, buscaremos empleo y criaremos a nuestros hijos en condiciones de seguridad”, manifestó Natasha. “Como toda madre, quiero tener hijos sanos, pero también quiero que crezcan rodeados de paz”.