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Un equipo totalmente femenino ofrece apoyo vital en Marawi, Filipinas

La agente de policía Chrestine Espinorio, la Dra. Nadhira Abdulcarim y la trabajadora social Umme Limbona trabajan juntas apoyando a las sobrevivientes de la violencia en un centro de crisis integrado a un hospital. © UNFPA Filipinas/Mario Villamor
  • 16 Agosto 2019

MARAWI CITY, Filipinas - En mayo de 2017, Umme Limbona, de 26 años, quedó atrapada dentro del Centro Médico Amai Pakpak en la ciudad de Marawi. La ciudad había sido tomada por un grupo armado local inspirado por el Estado islámico de Iraq y el Levante (ISIL, también conocido como ISIS). "Los terroristas habían entrado al hospital, y quedamos atrapadas durante toda la noche", explicó al narrar la historia al UNFPA. "Le dispararon a un agente de policía.  Era una situación desesperada".

Fue un momento de extraordinario coraje, pero no fue su único acto heroico.

"Estaba muy asustada, pero logré escapar saltando por una ventana desde la sala de suministro del tercer piso a la terraza de un edificio vecino", relató.


Saltar por la ventana de un tercer piso no fue el único acto heroico de Umme Limbona. © UNFPA Filipinas/Mario Villamor

De hecho, la Sra. Limbona es trabajadora social especializada en prestar apoyo a sobrevivientes de violencia de género, incluidas la violencia sexual, la explotación y la trata. Ella trabaja con un equipo compuesto exclusivamente por mujeres que proporciona una gama completa de cuidados a mujeres y niños sobrevivientes, y les ayuda a encontrar la valentía y la fortaleza que ella encontró.

Cuando la violencia engendra violencia

El feroz combate urbano en Marawi fue declarado concluido en octubre de 2017, pero los efectos de esa crisis perduran. Casi dos años después, se estima que 66.000 personas permanecen desplazadas, viviendo en centros de evacuación, refugios temporales y comunidades de acogida.

Y la situación es especialmente difícil para las mujeres y las niñas. La violencia basada en el género es omnipresente, incluso en tiempos de paz, pero se agrava durante los conflictos armados y otras situaciones de emergencia. A modo de ejemplo, el hacinamiento en los refugios eleva los riesgos de las mujeres y las niñas, según indican los informes. 

"Oigo hablar mucho de abuso contra las mujeres en Marawi, especialmente después del conflicto", aseveró la Dra. Nadhira Abdulcarim, médica en el equipo multidisciplinario de la Sra. Limbona. "Muchas mujeres viven en refugios temporales".

Ella y la Sra. Limbona trabajan en una Unidad de Protección de Mujeres y Niños apoyado por el UNFPA, un centro que ayuda a coordinar diversos servicios que requieren los sobrevivientes, como atención médica, apoyo psicosocial y asistencia legal.

La agente de policía Chrestine Espinorio es también miembro clave del equipo. Ella proporciona protección y ayuda a los sobrevivientes a obtener acceso a la justicia. 

"Quiero estar presente para las mujeres cuando se pisoteen sus derechos, en cualquier momento, incluso durante una emergencia", aseguró la agente Espinorio al UNFPA. "Me gustaría contribuir a restaurar la dignidad y la esperanza de nuestros compañeras, tanto adultas como niñas".


La Dra. Nadhira Abdulcarim ofrece tratamiento delicado y confidencial a los sobrevivientes de la violencia. © UNFPA Filipinas/Mario Villamor

Reconocer a las mujeres humanitarias

La Sra. Limbona, la agente Espinorio y la Dra. Abdulcarim son tres de los cientos de miles de trabajadoras humanitarias en todo el mundo que han dedicado sus vidas a ayudar a otros en el fragor de una crisis. El 19 de agosto es el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, en que se conmemora la valentía y el sacrificio de los trabajadores humanitarios.

Este año, el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria rinde homenaje especial a las mujeres humanistas, que son casi la mitad de la fuerza laboral humanitaria del mundo y corren un riesgo particularmente alto de robo, agresiones sexuales y otras formas de violencia. 

Este año también se conmemora el 25. º aniversario de la histórica Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, en que 179 gobiernos acordaron trabajar en favor del empoderamiento de las mujeres, la eliminación de la violencia basada en el género y a "prestar mayor atención y manifestar mayor solidaridad con las familias pobres y las familias que han sido víctimas de la guerra, la sequía, el hambre, los desastres naturales y la discriminación racial y étnica o la violencia". 

"Aunque es un trabajo muy desafiante y emocionalmente difícil, me siento muy complacida porque estamos prestando ayuda a mujeres y niñas que nunca pensaron que alguien pudiera ayudarlas, especialmente en situaciones de emergencia", concluyó la Sra. Limbona                                                                                                                     – Mario Villamor

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