Noticias

Las indígenas embarazadas en Panamá enfrentan los temores de la COVID-19 y la falta de transporte

Para algunas comunidades, el centro de salud más cercano está a dos días de distancia. ©UNFPA Panamá/Osman Esquivel López
  • 11 Junio 2020

REGIÓN DE GNÄBE BUGLÉ, Panamá – Carmen estuvo dos días en un trabajo de parto atroz cuando fue llevada a la clínica de salud más cercana (a tres horas de distancia) en una hamaca llevada por miembros de la comunidad.

Su situación ponía en peligro su vida, pero no había podido buscar atención antes porque se había suspendido el transporte debido a la pandemia de la COVID-19, y las lluvias habían retrasado el viaje a pie.

“La población está a gran distancia, a días de distancia de la atención adecuada. No hay transporte", explicó Ángel Rodríguez, enfermero del Centro de Salud de Soloy, donde llevaron a Carmen.

A final de cuentas, Carmen tuvo suerte. Dio a luz a un bebé sano.

Sin embargo, su situación no es única. Según los expertos, muchas mujeres embarazadas han retrasado o renunciado a la atención obstétrica en la región de Ngäbe Buglé desde que llegó la pandemia a Panamá.


Las mujeres usan diligentemente mascarillas en la maternidad de San Félix. ©UNFPA Panamá/Osman Esquivel López

La región, poblada en gran medida por miembros de las comunidades indígenas Ngäbe y Buglé, enfrenta altas tasas de pobreza extrema. Hay muchas comunidades esparcidas por difíciles terrenos montañosos y ribereños. Para muchos, la única forma de transporte son camiones 4x4 adaptados que suben las carreteras rurales, e incluso esta opción ha sido limitada por la pandemia. Para comunidades como Sardina, Susama o Piedras Rojas, en Kankintú, las embarazadas tienen muy pocas opciones en lo que respecta a los servicios de salud materna y la atención de parto seguro.

"Les decimos a las mujeres que eviten el parto en el hogar porque, si hay alguna complicación, estarían lejos de los centros de salud", indicó Ana de Obaldía, que trabaja con el UNFPA en la región. "Ahora, la pandemia ha complicado aún más el transporte desde sus hogares hasta los centros sanitarios".

Ganancias en riesgo

El UNFPA lleva 15 años trabajando con la Región Sanitaria de Ngäbe Buglé en tarreas de fortalecimiento de la atención de la salud sexual y reproductiva. Estos esfuerzos han incluido la sensibilización en torno a la importancia de la atención de la salud materna y los servicios de parto seguro, así como la mejora de la sensibilidad cultural de los profesionales de la salud.

Estas medidas han surtido efecto. En los últimos años, el número de consultas prenatales y partos institucionales ha aumentado, aseguran los funcionarios de salud.

El UNFPA también presta apoyo a cinco casas maternas, o centros de maternidad en espera, en la región. Estas instalaciones están situadas cerca de los centros de salud y ofrecen alojamiento y comidas a las mujeres cuando se acerca su fecha prevista de parto o si tienen embarazos de alto riesgo, lo que ayuda a garantizar un rápido acceso a la atención obstétrica.

Pero hoy en día, lo logrado por la comunidad y el sistema sanitario está amenazado.

Al 9 de junio se habían notificado unos 99 casos de COVID-19 en la región de Ngäbe Buglé. El miedo a la exposición al virus y las restricciones al transporte han limitado el uso de los servicios sanitarios por parte de las mujeres.


Una facilitadora de salud comunitaria habla sobre las medidas de prevención de la COVID-19 en la Clínica de Salud de Soloy. ©UNFPA Panamá/Osman Esquivel López

De enero a abril tuvieron lugar 60 nacimientos en la Clínica de Salud de Soloy, comparados con 105 en el mismo período en 2019. En la Clínica de Salud de Hato Chamí se han producido 50 nacimientos, comparados con 89 en el mismo período el año pasado.

Unas cuantas mujeres siguen prefiriendo permanecer en las casas maternas. Karina Sánchez, de Quebrada Guabo, afirma que eligió alojarse en la casa materna de Hato Chamí "para estar más segura y más cerca del hospital".

Pero los efectos de la pandemia han hecho más difícil servir a las mujeres que vienen en busca de alojamiento y atención, lamenta Tomasa González, que trabaja en el centro. "Vienen aquí esperando que se les cuide, pero no tenemos comida para ellas".

Una integrante del personal del Centro de Maternidad de Soloy también se quejó: "Debería haber suficiente comida para las embarazadas que vienen aquí".

Ninguna de las instalaciones estaba a plena capacidad.

Luchando contra la pandemia con información

El UNFPA sigue colaborando estrechamente con el Ministerio de Salud para mejorar los servicios de salud sexual y reproductiva de las embarazadas. El UNFPA también está proporcionando equipo de protección para los trabajadores sanitarios, y estos también están trabajando en estrecha colaboración con los miembros de la comunidad para prevenir la propagación de la COVID-19.

Mariana Marcusi, promotora de salud comunitaria de la maternidad de San Félix, asegura que es común ver a embarazadas usando mascarillas caseras. La Sra. Marcusi también las insta a evitar las aglomeraciones. "Les recuerdo que esa es exactamente la forma en que pueden asegurarse de llevar el coronavirus a sus casas".

                                                                                             – Vannie Arrocha, con reportaje de Osman de Esquivel

Utilizamos cookies y otros identificadores para mejorar su experiencia en línea. Al utilizar nuestro sitio web usted acepta esta práctica, consulte nuestra política de cookies.

X