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En medio de la pandemia y los disturbios, las parteras no han dejado de salvar vidas en Conakry

Una partera en el Centro Médico Comunitario de Flamboyant escucha latidos fetales con un estetoscopio de Pinard.
  • 22 Enero 2021

CONAKRY, Guinea – "Nuestras parteras que trabajan durante este período de crisis política son valientes y atrevidas, porque enfrentan tanto la COVID-19 como la violencia en las calles", adelantó el Dr. Sékou Keita, Director del Centro Médico Comunitario (CMC) de Matam, una comuna de Conakry.

Este ha sido un año desgarrador para las parteras de Guinea.

En primer lugar, la pandemia de COVID-19 llegó en marzo de 2020, lo que puso en crisis un sistema sanitario que aún se estaba recuperando de la epidemia de ébola de 2014-2016. Según la Organización Mundial de la Salud, desde entonces se han confirmado en el país unos 14.000 casos de COVID-19. Meses más tarde, después de las elecciones presidenciales del 18 de octubre, estallaron disturbios en las calles.

"Estoy en Taouyah, en Gnariwada", indicó Aïssatou Nènè Baldé, una partera del CMC, poco después de las elecciones. “Esta es una de las áreas de mayor tensión política, pero salgo a trabajar porque las mujeres me necesitan”.

A midwife wearing a mask and hair covering listens to a pregnant woman's abdomen with a pinard stethoscope.
Una partera en el Centro Médico Comunitario de Flamboyant escucha latidos fetales con un estetoscopio de Pinard. © UNFPA Guinea

La Sra. Baldé fue contratada como parte de un proyecto de 9 meses de duración apoyado por el UNFPA y Takeda con el fin de garantizar servicios de salud sexual y reproductiva de calidad, incluida la atención de la salud materna y neonatal, durante la pandemia.

En Gnariwada se produjeron muchos actos de vandalismo, y en las últimas semanas de 2020 se informó con frecuencia sobre enfrentamientos mortales. Aventurarse fuera de casa durante una manifestación exigió coraje, pero ni siquiera esto pudo detener a la Sra. Baldé. "Las necesidades de nuestras pacientes son lo primero", aseveró con determinación.

Negarse a dejar a las madres atrás

La reciente experiencia de Guinea con el ébola en cierto modo preparó al país para la pandemia actual. Como ejemplo, el sistema de vigilancia de enfermedades del país se ha fortalecido considerablemente.

Sin embargo, el sistema sanitario cuenta con muy pocos recursos, y existe el temor de que la pandemia actual agote los recursos destinados a otras necesidades médicas urgentes, incluida la salud materna. 

Guinea tiene una de las tasas de mortalidad materna más altas del mundo, según datos de 2017 de las Naciones Unidas, unas 576 mujeres mueren durante el embarazo o el parto por cada 100.000 nacidos vivos.

El proyecto de partería  budel UNFPA-Takeda busca reducir tan penosas cifras. Las parteras reclutadas están capacitadas para proporcionar toda la gama de servicios de salud materna de forma segura. Se les ha proporcionado equipo de protección personal (EPP) y una formación completa sobre prevención y control de infecciones. Las instalaciones sanitarias donde trabajan han sido equipadas para proporcionar un ambiente seguro contra la COVID-19 tanto para proveedores como para pacientes. 

A midwife wearing a mask and hair covering shows clients family planning options available at the clinic, including oral contraceptive pills, injectables and implants.
Una partera en Flamboyant muestra a las pacientes las opciones anticonceptivas disponibles © UNFPA Guinea

“Su misión es ofrecer atención de salud materna de calidad en 10 centros de salud, en condiciones de máxima seguridad, respetando al mismo tiempo los protocolos de higiene en la época de COVID-19”, explicó el Dr. Keita. 

Durante los nueve meses de operación del proyecto, se prevé que se produzcan unos 14.200 nacimientos en los 10 centros de salud que reciben apoyo.

“Tenemos que ayudar a cada una de estas mujeres”, agregó el Dr. Keita. Su centro médico es uno de los más frecuentados de Conakry, y registra en promedio 367 nacimientos por mes. 

Coraje y dedicación

Los enfrentamientos se han aplacado en gran medida en las semanas recientes, pero el descontento sigue cociéndose a fuego lento, al igual que manifestaciones ocasionales. Hoy las parteras recuerdan el tremendo coraje con que debieron armarse para enfrentar una crisis tras otra. 

"En realidad, es mucho: la crisis política, la COVID-19 y dejar a nuestras familias en casa para ir al centro de salud a salvar vidas", remarcó Loua Joséphine, una partera del CMC de Flamboyant, en el barrio de Ratoma, otra zona que vivió numerosos enfrentamientos, pero "si la crisis postelectoral nos detiene, las mujeres corren el riesgo de perder la vida. Por eso estamos dispuestas a poner en peligro nuestra propia seguridad. Sabemos cómo desplazarnos al trabajo de manera segura", añadió. 

La Sra. Baldé recordó una mañana en la que tuvo que idear una estrategia para llegar a su centro médico y agotar su turno de trabajo de modo seguro. "Salí de casa a las 6 de la mañana y tuve que tomar varias rutas para llegar al CMC y evitar ser atacada por los manifestantes en este barrio", explicó. A veces pagaba para que la transportaran a fin de evitar peligros en el camino al trabajo. "Las vidas de las mujeres y las criaturas a mi cargo son más importantes que los gastos de transporte".

Mientras hablaba, ofrecía atención sanitaria a una recién nacida. "Es una niña. Está perfectamente sana y lista para tomar el pecho de su madre", indicó, sonriente, la Sra. Baldé. 

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