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“Haití debe levantarse de sus cenizas”: Trabajadores de la salud en la primera línea de una crisis descontrolada

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Un equipo de salud móvil apoyado por el UNFPA visita un centro de desplazados cerca de Puerto Príncipe, la capital de Haití . © FAHDRIS/Richy Mix © FAHDRIS/Richy Mix
  • 28 de marzo de 2024

PUERTO PRÍNCIPE, Haití – El Instituto Nacional de Partería, en la capital de Haití, generalmente entrena a unas 80 parteras al año, que ayudan a miles de embarazadas a dar a luz a sus bebés de forma segura.

No obstante, cuando bandas armadas irrumpieron y saquearon el instituto, en Puerto Príncipe, a finales de febrero, las y los estudiantes y el personal huyeron aterrorizados; muchos no están seguros de si podrán regresar o cuándo podrán hacerlo.

Con el último aumento alarmante de la violencia de las pandillas, los centros de salud están siendo atacados casi constantemente, despojadas de sus equipos, medicinas e incluso ambulancias. La mayor parte se ha visto obligada a dejar de funcionar, y el personal está ahora desplazado, lo que deja en estado peligrosamente escasos los servicios esenciales de salud, servicios sociales y asistencia psicológica para la mayoría de las personas en la capital.

El número de personas desplazadas en Haití ha aumentado a más de 360.000, y más de 84.000 embarazadas carecen de acceso seguro a los servicios de salud; 1,2 millones de mujeres y niñas necesitan protección contra la violencia de género. © CLARENS SIFFROY/AFP vía Getty Images

“Las pocas instalaciones aún abiertas no funcionan plenamente”, explicó Marie Suze Albert, asesora nacional de parteras del UNFPA en Haití. “No todo el personal puede ponerse a trabajar. A veces las parteras tienen que permanecer hasta tres días en el lugar para proporcionar atención, sin poder regresar a casa”.

Los servicios de salud son ahora extremadamente limitados, cuando dos de cada cinco haitianos necesitan acceso urgente a ellos. El UNFPA estima que, si continúa la violencia, unas 3.000 embarazadas de Puerto Príncipe quedarán excluidas del apoyo esencial, y de ellas unas 500 probablemente sufrirán complicaciones y necesitarán atención obstétrica de emergencia, incluidas cesáreas.

El sector de la salud está de rodillas

El mayor centro de salud pública de la capital, el Hospital Universitario Estatal, ha cerrado sus puertas, como lo han hecho 12 de los 15 centros de salud que reciben apoyo del UNFPA. Los hospitales restantes están sobrecargados, y los grupos armados que controlan las principales avenidas están interrumpiendo las rutas de suministro de artículos esenciales, como alimentos, agua, medicamentos y suministros de sangre. Es cada vez más difícil de encontrar refugio seguro para millones de personas.

Para llegar a los más necesitados, el UNFPA y sus asociados han desplegado dos equipos móviles de salud en cinco centros de desplazados en Puerto Príncipe. El Dr. Batch Jean Jumeau, presidente de la Sociedad Haitiana de Obstetricia y Ginecología, describió las condiciones como “traumáticas (las personas son extremadamente vulnerables). Como trabajador de salud, trato de ayudar lo mejor que puedo, proporcionando la atención necesaria y ayudando psicológicamente a las familias desplazadas”.

Las dificultades están contribuyendo a empeorar las complicaciones, señaló el médico: “He visto a varias mujeres dar a luz por cesárea antes de su fecha de parto, debido al estrés y la presión arterial alta causada por la inseguridad y los desplazamientos masivos repetidos”.

Las unidades móviles están viendo actualmente a entre 150 y 170 personas, principalmente mujeres, todos los días. También proporcionan alimentos e higiene, sensibilización sobre los servicios disponibles y apoyo psicosocial y refugio de emergencia en casos de violación y otras formas de violencia de género. Según resulte necesario, las unidades pueden transferir pacientes a centros comunitarios de salud que funcionan las 24 horas del día, que reciben apoyo del UNFPA y están administrados por su socio FADHRIS.

Las mujeres y las niñas pagan el precio más alto

A medida que se desmoronan los sistemas de salud y protección en Haití, la violencia sexual se hace rampante. Las estimaciones de las Naciones Unidas muestran un aumento del 50 % en la violencia sexual entre 2022 y 2023; el 80 % de las mujeres y niñas ha informado haber sufrido alguna forma de violencia de género.

“Desde el aumento de los ataques de pandillas, hemos notado una alta tasa de embarazos precoces, particularmente en ciertos lugares de alojamiento”, adelantó el Dr. Jean Jumeau al UNFPA.

Los riesgos son especialmente altos en los centros de desplazados superpoblados; para apoyar a las y los sobrevivientes y a las personas en riesgo, el UNFPA y sus asociados están habilitando una línea telefónica directa que proporciona asesoramiento, información y remisiones. 

“Muy a menudo, son las mujeres y las niñas en situación de angustia psicológica las que llaman”, indicó Yolette Jeanty, directora de Kay Fanm, una ONG local de derechos de la mujer, que dirige la línea directa con el UNFPA. “Escuchamos e identificamos los centros de referencia que están abiertos; los psicólogos también proporcionan terapia de forma remota.

“La situación está llevando a algunas mujeres a recurrir al sexo transaccional, las niñas son continuamente acosadas, violadas y, además, son estigmatizadas e insultadas en la calle”.

Las unidades móviles atienden de 150 a 170 personas, principalmente mujeres, todos los días. También están proporcionando alimentos, kits de higiene, apoyo psicosocial y refugio de emergencia para sobrevivientes de violencia de género. © FAHDRIS/Richy Mix

En un caso, la madre de una niña de 13 años llamó después de descubrir que su hija había sido violada repetidamente por un hombre mayor conocido por la familia, pero cuando había iniciado el procedimiento para que la menor fuera vista por el personal médico y psicológico, “se inició el encierro: varios centros de salud pública, como el hospital general, tuvieron que dejar de funcionar debido a la inseguridad”, explicó la Sra. Jeanty.

“La niña estaba mal. A medida que pasaban los días, su salud empeoraba. La ingresamos en un hospital privado, donde los médicos diagnosticaron un aborto espontáneo que le había afectado gravemente el útero”. Sin cuidado, su condición se habría vuelto rápidamente mortal.

Angustia y esperanza

El número de personas desplazadas ha aumentado y la mitad de la población ahora enfrenta niveles récord de hambre; en medio de esta catástrofe, más de 84.000 mujeres embarazadas carecen de acceso seguro a servicios de salud y 1,2 millones de mujeres y niñas necesitan protección contra la violencia de género.

El UNFPA y sus asociados han distribuido botiquines de higiene y kits de salud materna a mujeres y niñas desplazadas en cinco centros de personas desplazadas en Puerto Príncipe. También se han enviado suministros médicos, incluidos kits para después de la violación, a centros de desplazados y al Hôpital Universitaire la Paix, uno de los pocos hospitales que aún funcionan en la capital.

Nadège Daudier, directora del hospital de enseñanza de maternidad de Puerto Príncipe, que fue atacado y despojado de equipo por bandas armadas a principios de marzo, admitir al UNFPA: “No tenemos idea de qué esperar. Todo el mundo está disperso… ¿Cómo podemos volver a urdir los hilos que nos unen?”

Aun así, continuó, “debemos seguir adelante, por nuestras familias y nuestros seres queridos. “Haití debe levantarse de sus cenizas”

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