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El alcance de la crisis del Cuerno de África es difícil de imaginar. La región está sufriendo su peor sequía en más de 40 años.
El número de personas afectadas es sorprendente, las necesidades son inmensas y la respuesta es lamentablemente inadecuada. Las cosechas fallidas y la escasez de agua, agravadas por el conflicto en la región y más allá, han provocado escasez de alimentos y un aumento descomunal de los precios. Millones de personas de Somalia, Etiopía y Kenya luchan por sobrevivir, y muchas personas salen de sus hogares cada día, obligadas a buscar seguridad y recursos.
Las recientes lluvias torrenciales y las inundaciones repentinas han causado más desplazamientos y destrucción. Si bien las lluvias son importantes para la supervivencia humana y ganadera, la recuperación de seis temporadas consecutivas de pocas lluvias llevará tiempo.
[En la foto superior] Una mujer guía burros con bidones en las afueras del asentamiento informal de Gabi'as en Etiopía. © UNFPA/Paula Seijo
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“Me rompe el corazón ver a mis hijos hambrientos y sedientos”, adelanta Fatuma, de 30 años, quien es madre de cuatro hijos.
“La sequía nos ha traído muchos problemas. El agua es escasa y solo podemos comer una vez al día”.
[En la foto superior] Fatuma y sus hijos en la cabaña donde viven en el pueblo de Garsen en el condado de Garissa, Kenya, donde no tienen suficiente para comer o beber. © UNFPA/Luis Tato
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Los riesgos son mayores para las mujeres y las niñas que viven en medio de la crisis climática.
Los casos de matrimonio infantil y forzado, mutilación genital femenina, violación y otras formas de violencia han aumentado considerablemente. Existe una gran necesidad insatisfecha de anticonceptivos y, en toda la región, cientos de miles de embarazadas luchan por acceder a servicios de salud materna.
[En la foto superior] Mujeres con kits de higiene femenina del UNFPA con suministros para la higiene en un campamento para desplazados internos en Kismayo, Somalia. © UNFPA Somalia
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Catherine, de 30 años, está embarazada de su cuarto hijo, y está preocupada por lo que sucederá cuando entre en labor de parto.
Su centro de salud más cercano está a 10 kilómetros a pie, y el suministro de agua es escaso, por lo que no siempre puede caminar a la clínica para chequeos prenatales.
“Cuando llegue el momento de dar a luz, mi esposo me llevará al centro en una moto”, asegura. “No obstante, como él a menudo sale en busca de pastos, tengo que estar preparada para valerme por mí misma si es necesario”.
[En la foto superior] Catherine fuera de su casa en el pueblo de Lochorepetet en Turkana, Kenya. © UNFPA/Luis Tato
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Las parteras capacitadas por el UNFPA están dando a más mujeres la oportunidad de tener un parto seguro. La tasa de mortalidad materna en Somalia se encuentra entre las más altas a nivel mundial. El acceso a servicios obstétricos profesionales puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte de las madres y los recién nacidos.
Para llegar al Hospital Banadir, en Mogadiscio, Isnina viajó desde una zona afectada por la sequía en el distrito de Kahda, en Somalia. Muno, la partera que ayudó con el nacimiento, también es de un área que ha sido afectada, en el Bajo Shabelle.
[En la foto superior] Isnina (derecha) recibió apoyo de parteras, entre ellas Muno, que carga a su bebé recién nacido en el Hospital Banadir de Mogadiscio. © UNFPA/Luis Tato
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La unidad de cuidados intensivos para recién nacidos del Hospital Banadir es totalmente financiada y respaldada por el UNFPA.
Es esencial que las mujeres y los bebés que necesiten atención médica de emergencia tengan acceso a esta. A nivel mundial muere una embarazada o un recién nacido cada siete segundos. Las mujeres que viven en crisis se encuentran entre las que corren mayor riesgo. El UNFPA se esfuerza por poner fin a las muertes prevenibles.
[En la foto superior] Un bebé recibe atención vital en el Hospital Banadir, en Mogadiscio. © UNFPA/Luis Tato
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Para las mujeres como Catherine, que pueden verse impedidas de llegar a un centro de maternidad, el UNFPA apoya una serie de servicios móviles e iniciativas para llegar a las personas, como esta motoambulancia, que conduce Mark y transporta a las mujeres para que den a luz de forma segura.
Mark, un voluntario de salud comunitaria, afirma que "las dificultades provocadas por la sequía han dejado a muchas mujeres débiles y desnutridas. No puedo imaginarlas dando a luz sin el apoyo de un profesional de la salud calificado. En el pasado, las mujeres han dado a luz en la carretera mientras caminaban al hospital porque viven demasiado lejos de un centro de salud. Con la motoambulancia, incluso si una mujer da a luz en el camino, puede hacerlo de manera digna, en una camilla cómoda y con la ayuda de un trabajador sanitario y mía”.
[En la foto superior] Subcondado de Katilu, en el condado de Turkana, Kenya. © UNFPA/Luis Tato
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Cinco clínicas móviles de maternidad abiertas en marzo de 2023 en Somalia proporcionarán partos seguros y otros servicios esenciales.
Se espera que las unidades de emergencia obstétrica y de cuidados neonatales instaladas en camiones lleguen a entre 250.000 y 375.000 personas en cinco distritos. Además, las unidades proporcionan servicios de anticoncepción y planificación familiar para reducir la necesidad insatisfecha, así como atención médica especializada para las mujeres que han sido violadas.
Niyi Ojuolape, representante del UNFPA en el país, describe las clínicas como un punto de inflexión al , señalar que “mejoran el acceso a las poblaciones más carenciadas y marginadas, promoviendo así la equidad en la respuesta humanitaria”.
[En la foto superior] El UNFPA adquirió cinco clínicas móviles de maternidad a través del Fondo Fiduciario de Asociados Múltiples de Somalia. © UNFPA Somalia/Mohamud Abdisamad
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Kashindi y Queen viven y trabajan en el asentamiento Kalobeyei para refugiados en Turkana, Kenya. Al igual que Mark, son voluntarios y “promotores de la maternidad segura”.
Con el apoyo del UNFPA, realizan visitas domiciliarias y apoyan a las personas desplazadas con servicios esenciales pre y postnatales.
[En la foto superior] Kashindi (izquierda) y Queen, voluntarios de salud que prestan servicio en el ala de maternidad del Centro de Salud Natukobenyo. © UNFPA/Luis Tato
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Dado que las mujeres y las niñas enfrentan cada vez más amenazas a su seguridad personal, los servicios de protección son un elemento fundamental de la respuesta del UNFPA.
Las cifras son alarmantes. Como ejemplo:
- En la región somalí de Etiopía, el matrimonio infantil aumentó un 131 % en el primer semestre de 2022 en comparación con el mismo período del año anterior.
- Las zonas afectadas por la sequía de Somalia vieron un aumento del 60 por ciento en la violencia de género el año pasado.
- Alrededor de dos tercios de las mujeres y niñas de cuatro condados del norte de Kenya afirmaron que sus mayores preocupaciones de seguridad eran la violencia doméstica y el matrimonio forzado.
Los servicios y el sistema de apoyo están sobrecargados o son inexistentes. Tenemos que hacer más.
[En la foto superior] Una consejera examina temas de violencia de género con una mujer en un área remota afectada por la sequía cerca de Katilu, Turkana Sur, Kenya. © UNFPA/Luis Tato
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En toda Etiopía, incluidas las zonas afectadas por la sequía, las mujeres y las niñas pueden llamar al 7711 para hablar con un experto legal y recibir asesoramiento y acceso rápido a servicios de asistencia letrada.
La línea directa apoyada por el UNFPA fue establecida en 2019 y es gratuita. La línea, que es dirigida por la Asociación de Abogadas de Etiopía, recibe hasta 15 llamadas diarias en tres idiomas: amhárico, oromiffa y tigrigna.
“La mayoría de las llamadas son de mujeres que buscan consejo sobre la violencia en el matrimonio, el divorcio y la manutención de los hijos. Los casos de violencia de género también son comunes”, indica Feven Gaddisa, abogada del centro de llamadas. “A veces recibimos llamadas de mujeres en peligro físico inminente, y esa es la parte difícil de nuestro trabajo. Las ponemos en contacto rápidamente con las personas focales de la Asociación de Abogadas de Etiopía en su área. Ayuda que tengamos oficinas y puntos focales en la mayoría de los [distritos]. Por lo general, hay alguien que les brinda apoyo rápidamente”.
Si las personas que llaman están en peligro, ella y sus colegas refieren a mujeres y niñas a casas seguras para refugio y apoyo psicosocial.
[En la foto superior] La abogada Feven Gaddisa apoya a las mujeres a través de una línea directa en que ofrece consejos sobre asistencia legal. © UNFPA Etiopía
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Una refugiada de Somalia ha llegado recientemente al campamento de Hagadera en Garissa, Kenya.
El UNFPA estima que alrededor de 28.000 mujeres en edad reproductiva corren riesgo de sufrir violencia sexual solo en las zonas de Kenya afectadas por la sequía si no se implementan intervenciones de mitigación.
“En el campamento de Hagadera, hemos visto un aumento de casi el 20 por ciento en la población desde mayo de 2022, lo que causa una enorme presión sobre los recursos disponibles”, explica Jane Ambale, oficial de protección y empoderamiento de las mujeres del Comité Internacional de Rescate (IRC). El UNFPA está apoyando al IRC para realizar pruebas de detección de la violencia de género entre las y los recién llegados. “Nuestro objetivo es identificar a las mujeres y niñas sobrevivientes o en riesgo de violencia de género, y proporcionarles la información y los servicios que necesitan”, agrega.
[En la foto superior] Jane Ambale brinda apoyo a una mujer que ha llegado recientemente a Hagadera, y le ofrece un kit de higiene femenina del UNFPA, que contiene un silbato y artículos esenciales de higiene. © UNFPA/Luis Tato
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Dado que los riesgos para las mujeres y las niñas van en aumento, es necesario aumentar los servicios vitales. Sin embargo, la demanda es significativamente mayor que la inversión en la respuesta a la crisis.
Con un mayor apoyo de la comunidad internacional, el UNFPA puede hacer más por las mujeres, que ya están luchando para sobrevivir, a fin de protegerlas de la violencia y proporcionar acceso a partos seguros.
[En la foto superior] Un grifo fuera del Centro de Salud Kabassa, en Doolow, Somalia. La escasez de agua es solo una de las crisis superpuestas que enfrentan las mujeres y las niñas que padecen la crisis climática en el Cuerno de África. © UNFPA/Luis Tato