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Día Internacional de la Mujer

08 de marzo de 2022

Worldwide

El mundo está en crisis. En Yemen, cada dos horas muere una mujer durante el parto por falta de atención obstétrica y más de un millón de mujeres embarazadas o lactantes sufren desnutrición aguda. La necesidad de servicios orientados a atender la violencia de género se ha incrementado en un 37 por ciento desde 2020 y 5 millones de mujeres y niñas en edad reproductiva tienen muy poco o ningún acceso a servicios de salud reproductiva.

En Tigray, Etiopía, todos los avances hacia la reducción de la mortalidad materna se están viendo afectados: el conflicto diezma los servicios de salud materna. Asimismo, la violencia sexual como arma de guerra es una realidad lacerante para las mujeres y niñas.

En Afganistán, que tiene una de las tasas de mortalidad materna más altas del mundo (638 mujeres mueren por cada 100.000 nacidos vivos), se estima que el sistema de salud, al borde del colapso, podría llevar a unas 51.000 muertes maternas adicionales, a 4,8 millones de embarazos no intencionales y a prácticamente duplicar las necesidades de planificación familiar no cubiertas desde ahora hasta el año 2025.

En Siria, que cumple once años de agotador conflicto, la violencia de género se ha convertido en la norma, sobre todo hacia “mujeres y niñas que se enfrentan a formas múltiples e interseccionales de marginación debido a su género, edad, discapacidad y condición de desplazada”. El 80 por ciento de los 1,6 millones de personas que viven en campamentos de desplazados internos son mujeres y niños.

Y ahora, en Ucrania, cientos de mujeres buscan lugares seguros bajo tierra para parir mientras las calles sobre tierra explotan. Los hospitales y refugios han sufrido daños, limitando el acceso a aquellos que necesitan cuidados. Más de 1,7 millones de personas —la mayoría mujeres y niños— ya han huido a países vecinos o a otros más lejanos.

Este Día Internacional de la Mujer ponemos el foco en aquellas mujeres y niñas que viven en lugares de crisis en un mundo repleto de conflictos. De las crisis, pocas personas salen ilesas, pero las mujeres y niñas son especialmente vulnerables porque están entre los más pobres y los que gozan de menos derechos y menos poder dentro de sus comunidades. A casi la mitad de todas las mujeres en 57 países en desarrollo se les niega el derecho humano fundamental de la autonomía corporal.

Aunque las crisis son siempre precipitadas (conflictos, el clima, la COVID-19),  aquellos con menos recursos para resistir suelen sufrir más. Y en cualquier crisis, cuando no hay medios para cubrir todas las necesidades, las de las mujeres y niñas —la salud reproductiva y sexual y los servicios orientados a atender la violencia de género, vitales para su supervivencia, salud y futuro— no deben reducirse o ignorarse. Un mundo en el que se respeten sus derechos es un mundo más justo, estable y pacífico.

Cuando el estado del mundo nos abrume y la crisis, la fatiga y el pesimismo amenacen con instalarse en nuestro interior, no debemos olvidar lo que nos une: nuestra humanidad común y la creencia firme y fundamental de que los derechos humanos y la dignidad deben protegerse y preservarse.

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