Enfoques culturalmente apropiados
En 1948, la comunidad internacional aprobó los principios de los derechos humanos básicos. A pesar de la diversidad de culturas y circunstancias, los Estados Miembros de las Naciones Unidas se pusieron de acuerdo sobre la dignidad e igualdad fundamentales de todos los seres humanos.
El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés) aplica estos principios en algunos de los ámbitos más delicados e íntimos de la existencia humana, como el de la sexualidad, la salud reproductiva y el género. La eficacia de su labor depende en buena medida de su capacidad para entender las dinámicas culturales de las comunidades con las que trabaja.
La importancia de la cultura
¿Qué significado tiene la cultura en el contexto de la salud sexual y reproductiva y los derechos reproductivos? ¿Quiénes son los verdaderos agentes del cambio en contextos culturales distintos? ¿De qué modo puede la cultura representar el punto de inflexión en la eficacia del desarrollo?
El UNFPA se plantea estas preguntas de manera habitual mientras trabaja para mejorar la vida de las mujeres y los jóvenes, y las respuestas son la clave del éxito en temas como el matrimonio infantil, la mutilación genital femenina, la planificación familiar y la igualdad entre los géneros.
El ámbito de la cultura ha surgido, además, como área de debate de enorme potencial. Es también objeto de una declaración interconfesional en torno a la nueva agenda para el desarrollo mundial. Parte de este trabajo se facilita a través del Equipo de Tareas Interinstitucional de las Naciones Unidas encargado de fomentar la participación de las organizaciones religiosas para el desarrollo sostenible.
Obtener resultados sostenibles
En 2002, el UNFPA empezó a trabajar teniendo más en cuenta las diferencias culturales con el fin de que sus programas obtuvieran mejores resultados y más sostenibles.
El UNFPA ha aprendido que el verdadero éxito depende de la disposición para escuchar atentamente y dedicar tiempo a comprender la forma de pensar, las creencias y el comportamiento de las personas. Requiere entender las estructuras de poder formales e informales que sustentan a las comunidades. A menudo, esto pasa por escuchar, participar en un diálogo y compartir conocimientos e información con los grupos comunitarios e individuos influyentes, así como con los dirigentes políticos o religiosos, antes de planificar de manera conjunta los pasos que se van a seguir. Entraña, asimismo, la identificación de las estructuras de poder, los valores, las expresiones y los activos culturales positivos, así como los que pueden representar un desafío.
La cultura es una matriz de infinitas posibilidades y opciones. Desde dentro de la misma matriz cultural podemos extraer argumentos y estrategias para la degradación y el ennoblecimiento de nuestra especie, para su esclavitud o liberación, para la supresión o la mejora de su potencial productivo. Wole Soyinka, Premio Nobel de Nigeria
Alianzas con las redes comunitarias y confesionales
Con frecuencia, las iglesias, mezquitas, escuelas, unidades sanitarias, organizaciones juveniles y empresas comerciales disponen de redes nacionales que se pueden utilizar como base. Trabajar con redes establecidas puede aportar credibilidad y familiaridad a las iniciativas nuevas y, de este modo, reducir la impresión de que los cambios vienen impuestos por agentes externos. Esto es especialmente relevante si las iniciativas se perciben como una amenaza para los valores de la comunidad.
Las décadas de experiencia del UNFPA con el sector confesional se han traducido en las Guidelines for Engaging Faith-Based Organisations as Cultural Agents of Change (Directrices para fomentar la participación de las organizaciones confesionales como agentes culturales del cambio). Estas directrices describen un marco de asociación que incluye los principios, las estrategias y la puesta en práctica a nivel nacional, regional y mundial.
Con el apoyo del UNFPA, se ha logrado que distintos programas lleguen hasta algunas de las comunidades más vulnerables y marginadas mediante alianzas con organizaciones confesionales e interconfesionales. En numerosos lugares, estos grupos se ocupan ya de proporcionar un porcentaje elevado de los servicios sociales.
El punto de encuentro
Puede resultar eficaz identificar áreas concretas de colaboración en aquellos ámbitos en los que ambos asociados comparten un objetivo común, y proporcionar enfoques con base empírica para abordarlas. Por ejemplo, los dirigentes de la mayoría de las organizaciones confesionales e interconfesionales están dispuestos a aceptar la necesidad de proteger la salud y el bienestar de los miembros de su congregación. Los enfoques de eficacia comprobada para mejorar la salud materna y del lactante o la prevalencia del VIH pueden suscitar consenso desde un punto de vista ético y moral. Muchos dirigentes locales han cambiado de actitud hacia el UNFPA tras comprobar el valor que sus enfoques pueden aportar al bienestar de los miembros de su congregación.
Con el objeto de ampliar estas relaciones, el UNFPA ha creado un valioso recurso dirigido a sus asociados para el desarrollo, la Red Mundial Interreligiosa para Población y Desarrollo. Para obtener información sobre cómo acceder a este directorio, pónganse en contacto con Azza Karam en la dirección karam@unfpa.org.
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