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Una jefa de aldea en China cambia las reglas para empoderar a las mujeres

Yuan Qing de camino a una fábrica local para ayudar a conseguir empleo para las mujeres de su aldea. ©UNFPA China/Huang Qiong
  • 05 Noviembre 2021

ANFEITANG, CHINA – El padre de Yuan Qing falleció cuando ella tenía 5 años. Yuan Qing fue criada por su tía, después que su madre se volviera a casar y se mudara a otra aldea. En su pequeña aldea en la provincia de Anhui, en el sudeste de China, la Sra. Yuan enfrentó la discriminación de género durante toda su vida. Como ejemplo, aunque soñaba con asistir a la universidad, su tía se negó a financiar sus últimos tres años de educación secundaria. “Tarde o temprano las niñas tendrán que casarse, y es una pérdida de dinero enviarlas a la escuela”, decía su tía. 

Pero la experiencia sólo alimentaba otro sueño de la Sra. Yuan: el deseo de defender los derechos de las mujeres y las niñas. Eso la llevó a convertirse, a sus 27 años, en la primera jefa de Anfeitang, una aldea de más de 2.700 personas.  

Cambio de las normas discriminatorias de género 

El activismo de la Sra. Yuan comenzó en 2015, cuando se unió a un proyecto del UNFPA sobre igualdad de género y para poner fin a la selección del sexo con sesgo de género. Históricamente, se ha esperado que los hombres cuiden de sus ancianos y mantengan la línea familiar. Esto ha llevado a una amplia preferencia por los hijos, así como a normas que discriminan a las niñas y las mujeres en todo, desde la propiedad de la tierra hasta el trabajo remunerado.  

La primera tarea de la Sra. Yuan fue revisar las regulaciones locales que eran discriminatorias por género, para ponerlas en armonía con las políticas nacionales. China permite un amplio autogobierno en las zonas rurales; en ese contexto, muchos comités de aldeas dominados por hombres siguen perpetuando reglas que benefician a los hombres por encima de las mujeres. Cambiar estas normas no fue fácil.  “Al principio no tenía idea de cómo impulsar la igualdad de género”, admitió la Sra. Yuan. 

Comenzó yendo de casa en casa para hablar con los aldeanos, pero tanto hombres como mujeres le aseguraron repetidamente que ya se había logrado la igualdad de género. Entonces intentó un enfoque distinto: invitar a los aldeanos a participar en sesiones de entrenamiento para explorar estereotipos de género a través del juego de roles.  Señaló que, tradicionalmente, las mujeres cocinan y los hombres comen. Hasta hace muy poco, a algunas mujeres ni siquiera se les permitía sentarse en la mesa principal junto a otros miembros de la familia para cenar durante festivales y otros eventos. 

La Sra. Yuan pidió a los aldeanos que cambiaran los roles de género de modo que los hombres cocinaran y las mujeres comieran. Las mujeres entonces cenaban en la mesa principal mientras los hombres se sentaban en la mesa baja al lado de ellas. Tras sentirse avergonzados, los aldeanos se dieron cuenta de lo distinto que era el trato entre mujeres y hombres.

Como resultado de este experimento, la revisión de la reglamentación de las aldeas alentó a los hombres a compartir el trabajo doméstico, en tanto que se invitó a las mujeres a participar en la toma de decisiones públicas, con cuotas de género que exigían que la mitad de los miembros del comité de las aldeas fueran mujeres. Además, las mujeres de las aldeas obtuvieron derecho a poseer tierras, independientemente de su estado civil o familiar. 

“Promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres ha quedado profundamente arraigado en mi mente”, planteó la Sra. Yuan. “Se ha convertido en parte de mi vida diaria y de mi trabajo”.

Mejora de la situación económica de las mujeres

Su siguiente misión era promover los derechos e intereses de las mujeres mediante el empoderamiento económico. Como en la mayoría de las aldeas rurales chinas, los hombres de Anfeitang tendían a emigrar a las grandes ciudades para ganar dinero, mientras que se esperaba que las mujeres efectuaran trabajo no remunerado en el hogar, como el cuidado de los hijos. Las mujeres no podían realizar ningún trabajo formal excepto la agricultura, que producía muy pocos ingresos, lo que las hacía económicamente dependientes de los hombres. 

“La independencia económica es vital para cambiar la condición social de las mujeres”, explicó la Sra. Yuan.  

Con el apoyo del UNFPA y el gobierno local, la Sra. Yuan organizó sesiones de capacitación sobre aptitudes para el empleo para mujeres cuyos maridos habían emigrado. Algunas mujeres recibieron certificaciones especializadas en gestión familiar, y luego se les ofrecieron empleos de alta remuneración en las ciudades. A otras, que no podían salir de la aldea, se les enseñaron técnicas agrícolas innovadoras, como cría de camarones, peces y cultivo de arroz en el mismo campo; ahora pueden ganar CNY 1.000 adicionales (alrededor de USD 150) por cada acre de terreno que utilizaban anteriormente solo para cultivar arroz.

Juntos, estos esfuerzos han dado lugar a cambios en las normas, incluida la preferencia por los hijos varones. Dado que las mujeres demuestran una capacidad para mejorar el bienestar de sus familias y de sus aldeas, hay una mayor conciencia del valor de las niñas. 

La Sra. Yuan es también ahora muy valorada en su aldea.

“Nuestros líderes municipales siempre estaban preocupados por la aldea de Anfeitang”, admitió el Vicegobernador del municipio de Xiatang, que administra Anfeitang.  “Desde que la Sra. Yuan se convirtió en jefa de la aldea, todos los aspectos de los asuntos de los aldeanos han mejorado, y la aldea ha ganado honores en el municipio, el condado e incluso la provincia.  Ahora la aldea de Anfeitang se ha convertido casi en una aldea modelo en el municipio”.

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