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Una liga de mujeres extraordinarias: Superheroínas de la vida real
- 08 de marzo de 2019
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NACIONES UNIDAS, Nueva York - En 1994, los líderes mundiales se comprometieron a lograr un mundo mejor, más justo para las mujeres.
En la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, los gobiernos acordaron que los países deben respetar el derecho de cada persona a tomar decisiones libres e informadas sobre su propia salud sexual y reproductiva. Estos derechos —que abarcan el derecho a la información sobre salud sexual, el derecho al más alto nivel de salud reproductiva posible, y el empoderamiento y la autonomía de las mujeres— son condición previa para el logro de la igualdad de género.
Sin embargo, 25 años después, estos derechos no se han convertido en realidad para todas.
Más de 200 millones de mujeres desean evitar el embarazo, pero no usan medios anticonceptivos seguros y eficaces. Cada año, millones de niñas adolescentes quedan embarazadas, socavando de ese modo su educación y sus futuros. Muchas de ellas son niñas casadas. Cada dos minutos muere una mujer o una niña por causas prevenibles relacionadas con el embarazo.
Pero algo extraordinario está sucediendo: mujeres de todo el mundo están tomando posición y desafiando los pronósticos para garantizar los derechos de sus compatriotas, hermanas y amigas.
Se trata de superheroínas de la vida real, y sus esfuerzos son un toque de clarín. En conjunto, sus relatos ofrecen pruebas de lo que queda por hacer, y de las hazañas que se pueden lograr cuando se tiene la voluntad.
Nuestras dirigentes deben tomar nota y actuar.
A sus veinticinco años, Kabita Bhandari escala despeñaderos helados y salta caudalosos ríos en su ascenso a las altas montañas del Himalaya, todo para ofrecer un producto valioso capaz de salvar vidas: anticonceptivos.
Las mujeres en las remotas comunidades de Nepal enfrentan una grave escasez de suministros de salud reproductiva, incluidos materiales de planificación familiar.
La Sra. Bhandari y sus colegas, conocidas como visitadoras proveedoras de servicios, caminan durante días por montañas cubiertas de nubes para llegar a las mujeres y las niñas que no han recibido materiales.
"Muchas mujeres carecen de servicios de planificación familiar. Olvidemos los servicios; ni siquiera tienen información sobre planificación familiar", asegura la Sra. Bhandari al UNFPA, que apoya su trabajo.
Ella ofrece servicios de asesoramiento sobre planificación familiar, entrega anticonceptivos, capacita a las y los trabajadores de la salud locales y realiza actividades de divulgación en la comunidad, al tiempo que insta a las mujeres de estas comunidades —y más allá— "a ejercer sus derechos reproductivos, tal como les corresponde".
En Afganistán, Farzana Akbari dio un paso al frente.
Como jefa de la Dirección de Género del Ministerio de Salud Pública, la Sra. Akbari impulsó una política que prohíbe que las instalaciones de salud hagan pruebas de virginidad: pruebas invasivas, discriminatorias y acientíficas para determinar si las mujeres y las niñas son vírgenes.
"Yo trabajaba como enfermera en el pasado, y vi que muchas niñas sufrían un inmenso trauma físico y mental debido a la prueba de la virginidad", dijo la Sra. Akbari.
La prueba —un examen ginecológico que suele ser humillante y doloroso— no proporciona ninguna evidencia real, pero sus consecuencias pueden ser duraderas. "Algunos casos han dado lugar a que las niñas sean condenadas al ostracismo por sus familias y comunidades, e incluso sean asesinadas", relató.
"Recuerdo haberme dicho a mí misma que si podía hacer algo, lo detendría", afirmó. Su determinación ha dado frutos.
Y sus esfuerzos se mantiene invariables. Hoy, encabeza un comité para poner fin al acoso de mujeres y niñas en contextos de atención sanitaria.
La Dra. Nadhira Abdulcarim es ginecóloga y ejerce en la provincia filipina de Mindanao, marcada por el conflicto. En 2017, los enfrentamientos aumentaron considerablemente la vulnerabilidad de las mujeres y las niñas a la violencia sexual.
"Oigo hablar mucho de abuso hacia las mujeres en Marawi, especialmente después del conflicto", aseveró la Dra. Abdulcarim. "Muchas mujeres viven en refugios temporales".
Sin embargo, las mujeres son a menudo silenciadas mediante la vergüenza.
"Muchas no hacen denuncias porque es tabú, y ponen en peligro la reputación propia y de su familia", explicó. "Lo que la familia de la sobreviviente suele hacer es casar a la víctima con el autor del hecho".
La Dra. Abdulcarim ayuda a sobrevivientes de violencia a sanar. En un centro de crisis apoyado por el UNFPA, ella proporciona atención sanitaria sensible y confidencial. También ayuda a garantizar que las sobrevivientes tengan acceso a apoyo psicológico y servicios de protección.
El mundo debe hacer más para poner fin a la violencia sexual, afirma "El abuso continuará a menos que lo enfrentemos".
Bushra se niega a tener miedo.
Es una niña casada a los 14 años. Cuando el conflicto en Yemen causó el colapso de la economía, su marido perdió el trabajo, y enfrentaron a una pobreza agobiante. "La guerra lo destruyó todo", dijo.
Con seis niños que alimentar, se le ocurrió una audaz solución: convertirse en pionera.
Ella quería abrir un negocio de seguridad de mujeres, algo inaudito en su comunidad conservadora.
"Pasé semanas tratando de convencer a mi familia", recuerda. "Su única respuesta era que las mujeres son de la casa".
Pero ella no se daba por vencida. "Al principio dudé. Una voz interna, con frustración, me decía: 'fracasarás'… pero persistí".
Su negocio ha sido un éxito. Ya ha entrenado y equipado a cinco mujeres guardias de seguridad. Y su familia ahora la apoya.
"Hoy soy una mujer distinta, fuerte, con más confianza y empoderada," asegura.
Ifrah Ahmed es campeona del movimiento para erradicar la mutilación genital femenina (MGF) en Somalia. Al hablar abiertamente sobre su propia experiencia con la mutilación genital femenina, desencadenó un debate internacional sobre los daños causados por esta práctica
También ha empoderado a otras mujeres y niñas para que hablen. "Me encuentro con muchas niñas que han sido mutiladas, que sangraron a causa de la MGF y sufrieron por ello," explicó.
A través de su organización, ha capacitado a más de 6000 personas para educar a sus comunidades sobre las consecuencias de la mutilación genital femenina. Su fundación también ha llegado a más de 100 000 personas con información sobre cómo poner fin a la práctica.
La Sra. Ahmed dice que quiere que todas las mujeres y las niñas se llenen de valor y reclamen sus derechos. "Hay muchas mujeres heroínas. Tenemos que asegurarnos de que no tengan miedo y cuenten con la oportunidad de hablar por sí mismas".
Ni las balas ni las bombas podían detener el trabajo de Evaline Aber.
La Sra. Aber es partera en Juba, Sudán del Sur, donde el conflicto ha causado grandes sufrimientos entre las mujeres.
En 2016, mientras las balas y morteros destrozaban la ciudad, ella se convirtió en mucho más que partera. Fue encargada de la maternidad, farmacéutica, mentora, limpiadora y consuelo de madres aterradas e inconsolables recién nacidos.
"La carretera estaba cerrada. Las madres seguían llegando", cuenta. Las mujeres en labor de parto enfrentaban peligrosos retrasos durante el viaje al hospital. "Algunas llegaron con el útero perforado… Perdimos otras madres que llegaron tarde y necesitaban de sangre".
Trabajó sin descanso, día y noche, durante cinco días, hasta que la situación de seguridad permitió que otros miembros del personal las relevaran a ella y sus colegas.
"Temí por mi vida, pero le debía a mi comunidad el garantizar la continuidad del servicio", admitió la Sra. Aber. "Los recursos eran limitados, pero junto al equipo del hospital nos entregamos completamente".
"No nos dejamos robar una vida", afirmó Nesime Salioska, después de evitar un matrimonio planificado entre una niña de 16 años y un hombre adulto.
La organización de la Sra. Salioska, en el norte de Macedonia, está ayudando a poner fin al matrimonio infantil, que sigue siendo un fenómeno común entre las comunidades marginadas del país.
El matrimonio infantil es una violación de los derechos humanos que produce una "desigualdad de por vida", explicó la Sra. Salioska. Las niñas que se casan, con frecuencia abandonan la escuela, limitando de ese modo su potencial futuro.
Pero ella percibe avances. Su organización, junto con otros asociados, como el UNFPA, ayudó a defender una nueva ley que convierte en delito el matrimonio de menores de 18 años.
"Todavía nos queda mucho trabajo por hacer, pero estoy segura de que vamos por el camino correcto", manifestó.
Alejandra Teleguario se convirtió en alcaldesa a los 13 años.
En su ciudad natal de Quetzaltenango, en Guatemala, fue elegida por los jóvenes para ser alcaldesa de la juventud, una función con responsabilidades reales.
En sus tres años como alcaldesa, ha ayudado a promulgar políticas que han creado becas y talleres de derechos humanos para los jóvenes. También ha presionado para que los líderes municipales reconozcan y empoderen a más niñas líderes.
Hoy, a los 17 años, sigue actuando como activista, promoviendo los derechos de las niñas y propugnando mejor información y servicios de salud sexual. Ella ha sido inspirada por las mujeres a su alrededor. "Varias mujeres en mi círculo no recibieron educación sexual de calidad cuando eran jóvenes, y eso las llevó a situaciones difíciles en sus vidas personales," admitió.
Escuchemos a Balkissa Tari. La presentadora de radio tiene un mensaje que vale la pena escuchar.
A los 12 años, la Sra. Tari se casó en el poblado de Tessouat, en Níger. Su marido era violento, y la forzó a abandonar la escuela.
Trágicamente, su experiencia no es rara. Alrededor del 28 % de las niñas en Níger se casan antes de cumplir 15 años, y el 76 % se casan antes de cumplir 18 años.
Pero la Sra. Tari quería una vida distinta. Con la ayuda de su hermana mayor, se escapó a una escuela que ofrece refugio a las sobrevivientes de matrimonios precoces y forzados. Entonces estudio radiodifusión.
Hoy, es presentadora de su propio programa, abordando temas como el matrimonio infantil y la violencia contra las mujeres.
"Me doy cuenta de que en la radio podemos sensibilizar a las niñas y a los padres acerca de la violencia de género, de la que fui víctima", afirma. "Por ese motivo me esforcé por estudiar".