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Más de 10.000 mujeres y niñas atendidas en zonas afectadas por desastre en el Perú

Las mujeres y las niñas se enfrentan a algunos de los mayores desafíos, incluyendo la amenaza de la fiebre del dengue y el Zika que afectan especialmente a las mujeres embarazadas, las barreras en el acceso a la planificación familiar y el mayor riesgo de violencia por razón de género. © UNFPA Perú / Juan Pablo Casapia
  • 18 Agosto 2017

PIURA, Perú – Durante los meses de febrero a abril de este año, una serie de intensas lluvias e inundaciones en la costa norte del Perú provocaron una gran cantidad de desplazamientos y daños. Con más de un millón de personas afectadas, se declaró un estado de emergencia.

Las mujeres y las niñas fueron el sector de la población que debió enfrentar algunos de los retos más grandes, incluyendo la amenaza de la fiebre del dengue y el virus del Zika para las mujeres embarazadas, barreras de acceso a servicios de planificación familiar y un mayor riesgo de violencia por razón de género, que a menudo se incrementa en situaciones de emergencias humanitaria.

El UNFPA ha estado trabajando con el gobierno y diversos socios locales para garantizar que las mujeres y las niñas reciban los servicios que necesitan. Se estima que, para el mes de julio, se había logrado llegar a 10,000 mujeres y niñas con servicios de salud reproductiva que salvan vidas y esfuerzos para prevenir la violencia por razón de género.

El UNFPA está trabajando con el gobierno y los socios locales para asegurar que las mujeres y las niñas tengan acceso a la atención que necesitan. © UNFPA Perú / Angela Valverde

Brigadas móviles llevan atención e información

En los departamentos más afectados de Piura, La Libertad y Lambayeque, que se vieron severamente afectados con más de 210,000 damnificados, el UNFPA y la Dirección de Salud Regional han desplegado brigadas móviles integradas por médicos, ginecólogos, obstetras, psicólogos y trabajadores sociales.

El UNFPA también ha organizado más de 150 sesiones de concientización en alrededor de 20 campamentos y comunidades en las áreas más afectadas, llegando con ello a más de 10,000 mujeres.

En estas sesiones se abordan aspectos tales como dónde encontrar servicios de atención a la salud materna, cómo evitar embarazos no planeados, cómo identificar los síntomas de complicaciones del embarazo y cómo evitar las infecciones por los virus del dengue, Zika y Chikungunya.

Marta*, una mujer de 34 años de edad y madre de dos hijos, se encuentra viviendo en un albergue en San Pablo. Ella afirma que el hecho de tener acceso a servicios de salud reproductiva le ha permitido gozar de una gran tranquilidad en un momento tan difícil.

“Sospechando que podría estar embarazada, fui a ver a un médico obstetra de la brigada móvil del centro de salud de San Pablo”, le comenta al UNFPA. “Y mi prueba de embarazo resultó negativa”.

l resultado fue un gran alivio, y decidió informarse acerca de los servicios de planificación familiar disponibles. “Recibí consejería en planificación familiar, información acerca de los riesgos de embarazarme en estas circunstancias, y pastillas anticonceptivas”.

Marta y su esposo platicaron acerca de lo que ella había aprendido, y juntos decidieron evitar un embarazo hasta el momento en que sus vidas tengan una mayor estabilidad.

Previniendo y respondiendo a la violencia por razón de género

El UNFPA también está apoyando esfuerzos para prevenir y hacer frente a la violencia por razón de género.

En los campamentos de Piura, uno de los departamentos más afectados, el UNFPA distribuyó más de 7,500 kits de protección entre las mujeres y las niñas. Estos kits contienen silbatos, lámparas de mano solares, candados y otros artículos.

El UNFPA también trabajó con los miembros de la comunidad para transmitir mensajes que promueven la seguridad y ayudan a las sobrevivientes de violencia a encontrar servicios de apoyo.

También se distribuyó información acerca de un número telefónico de ayuda sin costo para las sobrevivientes de violencia operado por el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables. Adicionalmente, se urgió a los miembros de la comunidad a identificar a líderes confiables a los que pudieran contactar en caso de ser necesario. Y a las mujeres y las niñas se les exhortó a usar sus silbatos para alertar a las autoridades en caso de encontrarse en peligro. 

“Cuando recibimos el silbato, nos dimos cuenta de que era una herramienta importante para comunicarnos”, afirma Carmela*, una residente de 33 años de edad del albergue de Nuevo Santa Rosa. “Desde que comenzamos a usarlo, nos hemos sentido más protegidas, ya que sabemos que, en caso de surgir un problema, si hacemos sonar el silbato la comunidad vendrá a nuestra ayuda”.

Reforzar las comunidades

El UNFPA también suministró equipo médico y quirúrgico, personal de atención a la salud y asistencia técnica para mejorar los servicios de salud pública en las áreas afectadas por la emergencia.

Diversos expertos afirman que la respuesta humanitaria les ha ayudado a los miembros de la comunidad a apoyarse mutuamente y también a sí mismos.

“Se crearon y fortalecieron los comités comunitarios para la protección en contra de la violencia hacia la mujer”, reportó Elena Zúñiga, la representante del UNFPA en el Perú.

Y también se ha logrado un mayor reconocimiento del valor de la atención a la salud sexual y reproductiva.

“Las actividades de concientización e información se tradujeron en un incremento en la demanda de servicios de salud sexual y reproductiva en las unidades médicas”, afirmó la Sra. Zúñiga.

– Juan Pablo Casapia

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