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Lucha contra las elevadas tasas de matrimonio infantil en Tanzania

Alumnos y profesores en la Escuela Secundaria para Niñas de Jangwani, en Dar es Salaam (Tanzanía), asisten a una presentación sobre los derechos de las niñas durante el lanzamiento de una campaña nacional para acabar con el matrimonio infantil. Fotografía: RCO/Selemani Kitenge
  • 15 de septiembre de 2014

DAR ES SALAAM (Tanzanía) – Happiness, procedente de la región tanzana de Mara, tenía 12 años cuando sus padres decidieron que era lo suficiente mayor para casarse. La sacaron de la escuela, programaron someterla a la mutilación genital femenina y la prepararon para casarla con el hombre que ellos eligieron. Pero Happiness se opuso.

Abandonó el hogar de sus padres para refugiarse en el centro de Masanga, financiado por el UNFPA. Los cuidadores del centro trabajaron durante ocho meses para convencer a sus padres de que le dejasen volver a la escuela. Finalmente cedieron y dejaron que Happiness retomase su educación. No obstante, continúa viviendo en el centro de Masanga y quiere que otras niñas en su situación cuenten con el mismo apoyo que ella recibió.
Una nueva iniciativa pretende proteger a niñas como Happiness de la presión para casarse durante la infancia. El 25 de agosto, el UNFPA, junto con asociados entre los que se incluye el Graça Machel Trust (GMT), el Children’s Dignity Forum y la Asociación de Mujeres Periodistas de Tanzanía, contribuyeron a lanzar la campaña del gobierno “Child Marriage-Free Zone” (zona libre de matrimonio infantil), una campaña nacional destinada a acabar con esta práctica.
 
Graça Machel abraza a una niña del centro de Masanga durante el lanzamiento de la campaña nacional. Tras ella se encuentran el expresidente de Tanzanía, Benjamin Mkapa (segundo por la derecha), y el exprimer ministro, Joseph Warioba (el último por la derecha). Fotografía: RCO/Selemani Kitenge
La campaña, iniciada en la región de Mara, va dirigida a las comunidades y trata sobre los derechos de las niñas y la responsabilidad que tienen todas las personas de defenderlos. Forma parte de una iniciativa de la Unión Africana (UA) de mayor alcance para acabar con el matrimonio infantil en todo el continente.
“Estoy tan contenta de que esta campaña se haya lanzado hoy...”, comenta Happiness al UNFPA. “Creo que contribuirá a hacer que se oiga a las niñas de la región de Mara y de toda Tanzanía que no pueden hacerse oír”.
“Los miembros de mi clan querían casarme”
Su historia es similar a la de Pili, de 13 años, también procedente de la región de Mara.
“Los miembros de mi clan querían que me sometiese a la mutilación genital femenina y posteriormente casarme”, comenta Pili. “Mi madre me llevó al centro de Masanga por mi seguridad”.
Happiness y Pili son algunas de las pocas niñas de la región que han conseguido evitar el matrimonio infantil, así como la mutilación genital femenina que con frecuencia lo precede.
Tanzanía registra una de las tasas de prevalencia del matrimonio infantil más altas del mundo. Según la encuesta demográfica y sobre salud del país elaborada en 2010, en promedio, dos de cada cinco niñas estará casada antes de cumplir los 18 años.
Tanzanía todavía tiene vigente la Ley matrimonial de 1971, por la que se permite casar a las niñas con 15 años, con el permiso de sus padres, o incluso con 14 años si un tribunal aprueba la solicitud.
“El matrimonio infantil representa un gran reto para nuestro país”, afirma Sophia Simba, Ministra de Desarrollo Comunitario y de las Cuestiones relativas a la Mujer y a la Infancia de Tanzanía, en el acto de lanzamiento de la campaña celebrado en Dar es Salaam. “Contribuye en gran medida al abandono escolar, la mortalidad materna y la pobreza, ya que las jóvenes madres no son capaces de cuidar de sí mismas ni de sus hijos”.
Es frecuente que el matrimonio infantil vaya de la mano de la mutilación genital femenina, un rito iniciático que marca la transición de niña a mujer. Y con frecuencia las niñas consideradas lo suficientemente mayores para casarse son sacadas de la escuela, ya que se espera que asuman las responsabilidades domésticas del hogar de su marido. Todas estas prácticas violan los derechos de las niñas.
Y las niñas que conocen sus derechos —como Happiness y Pili— están más preparadas para defenderlos.
“Es posible acabar con el matrimonio infantil en una generación”, afirma Graça Machel, presidenta del GMT y exprimera dama de Mozambique y Sudáfrica. Pero “el cambio no solo debe proceder de los adultos”, añade. “También debe proceder de los jóvenes —a quienes se les debe inculcar—”.
Adopción de medidas
Para garantizar la efectividad de esta campaña, el UNFPA y sus asociados demandan una mayor inversión en las instituciones encargadas de proteger a niñas y mujeres, así como un aumento de la inversión en su salud y sus derechos sexuales y reproductivos. También defienden que se aumente la edad mínima para contraer matrimonio hasta los 18 años y que la enseñanza secundaria sea obligatoria para todos.
“Es esencial invertir en las niñas”, afirma Natalia Kanem, representante del UNFPA en Tanzanía, durante el acto. “Una escolarización más larga y un matrimonio más tardío contribuyen a una mayor salud y riqueza de la familia. Una niña que se casa más tarde también tiene una mayor capacidad para decidir cuándo quiere tener hijos y cuántos desea tener”.
La campaña se extenderá próximamente a otras regiones en las que es frecuente el matrimonio infantil.
“Creo que lo que estamos haciendo hoy se extenderá a otros rincones de nuestro país, y no nos detendremos hasta que hayamos declarado Tanzanía “zona libre de matrimonio infantil”“, afirma Benjamin Mkapa, expresidente del país.
El UNFPA también contribuye a que en las comisarías de policía se establezcan “oficinas encargadas de cuestiones infantiles y de género”, en las que las cuestiones relativas a la protección de mujeres y niñas son atendidas por personal especialmente capacitado. Estas oficinas se están estableciendo por todo el país, con prioridad para las regiones en las que existe un elevado nivel de mutilación genital femenina y matrimonio infantil.
Y es probable que esta tendencia aumente a medida que se respeten los derechos de más niñas y cuando estas, al igual que Pili, puedan desarrollar todo su potencial.
“Soy feliz por poder seguir asistiendo a la escuela y no tener que someterme a la mutilación genital femenina”, comenta al UNFPA, “así como de no tener que casarme joven”.

 – Sawiche Wamunza

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