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Las sobrevivientes de la violencia sexual necesitan sanación y justicia incluso en medio de una pandemia, afirman los dirigentes
- 29 de septiembre de 2020
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NACIONES UNIDAS, Nueva York/DOHUK, Irak – Cerca de 1.000 delegados se reunieron ayer en un evento virtual de las Naciones Unidas para instar a que se tomen medidas para poner fin a la violencia sexual y de género en entornos humanitarios.
c Las consecuencias son terribles para las personas, las familias y las comunidades por igual, lo que cuesta al mundo aproximadamente el 2 % de su PIB anual.
El evento de alto nivel fue convocado por los Gobiernos de los Emiratos Árabes Unidos, Noruega y Somalia, en coordinación con el UNFPA, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas y el Comité Internacional de la Cruz Roja, a fin de dar seguimiento a los progresos realizados desde la conferencia “EndSGBV”, que tuvo lugar en Oslo en mayo de 2019.
En esa conferencia de 2019 se movilizaron diversos compromisos para ayudar a poner fin a la violencia sexual y de género en situaciones de crisis. Se ha desembolsado alrededor del 86 % de las promesas financieras de Oslo, según se anunció ayer los delegados.
“No obstante, no podemos dormirnos en los laureles de nuestros logros”, advirtió Nadia Murad, Premio Nobel de la Paz y Presidenta y Encargada de la Iniciativa Nadia. “Debemos identificar colectivamente nuestros fracasos y trabajar en colaboración para crear soluciones. Solo entonces podremos convertir nuestros fracasos en logros. Uno de los mayores fracasos es nuestra falta de voluntad de proporcionar recursos adecuados a las comunidades en peligro.”
La Sra. Murad es miembro de la comunidad yazidí, que fue cruelmente tratada por el Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIL, también conocido como ISIS o Daesh). Después de que los militantes ocuparan el distrito septentrional de Sinjar, en Irak, las mujeres yazidíes fueron sometidas a una violencia espantosa, incluso a esclavitud sexual.
Aunque ISIL ya no controla Sinjar, "miles de yazidíes siguen enfrentando violencia sexual todos los días a manos de ISIS", aclaró Murad. "Más de 2.800 mujeres y niños yazidíes siguen desaparecidos y en cautiverio".
La Sra. Murad pidió a los delegados en el evento que busquen justicia: "Las víctimas merecen justicia. Se han iniciado las investigaciones. Se han recogido pruebas y las sobrevivientes han registrado sus testimonios, pero aún no se les proporcionado justicia".
La Directora Ejecutiva del UNFPA, Dra. Natalia Kanem, habló de estos puntos en sus propias observaciones: "Parte de la sanación es abordar la impunidad y la ceguera política que no reacciona cuando las mujeres sufren daño y están en peligro".
La Dra. Kanem también reclamó más servicios para responder a las necesidades de las sobrevivientes. "Las consecuencias psicosociales deben tomarse en serio", manifestó. “Tenemos que invertir en... trabajo social y asesoramiento jurídico para mujeres y niñas afectadas por este problema. Espero que se amplíe la gestión de casos".
En Irak, el UNFPA está respaldando esos servicios para las sobrevivientes de la violencia de género, incluso para miembros de la comunidad yazidí.
"Cada día duraría un año. Moriríamos cada minuto. No cada hora, sino cada minuto", relató Yasmin* al UNFPA. Yasmin, una joven yazidí, fue secuestrada por ISIL y vendida siete veces, y en cada ocasión fue víctima de horribles actos de violencia.
Después de su terrible experiencia, recibió servicios en el Centro de tratamiento y apoyo para mujeres y niñas de Dohuk, Iraq, donde el UNFPA apoya la asistencia médica, psicológica y jurídica para las sobrevivientes.
"El primer caso que recibimos fue una sobreviviente de las formas más atroces de violencia sexual y física", indicó Qalavej Jafaar, terapeuta del Centro. En 2019, el Centro había recibido más de 1.300 casos.
El UNFPA terminó recientemente la construcción de una extensión del Centro para ayudar a un número aún mayor de sobrevivientes. Hoy en día, el Centro cuenta con el apoyo del Programa Europeo de Desarrollo y Protección Regional y los Gobiernos de Australia, Canadá y Luxemburgo.
La atención que reciben las sobrevivientes se especializa para hacer frente a los traumas que han sufrido. "Llevo dos años asistiendo al Centro para recibir tratamiento", comentó Yasmin, para luego agregar que "de la doctora he aprendido que soy digna y tengo que mantener la frente en alto".
A pesar de todo esto, los acontecimientos recientes han complicado la capacidad de los actores humanitarios para prevenir y abordar la violencia basada en el género, destacaron ayer los oradores en el evento de alto nivel.
“La COVID-19 ha hecho retroceder el progreso, y vemos un aumento de la violencia de género en todo el mundo”, señaló la Dra. Kanem.
"Todas hemos tenido que adaptarnos", añadió.
En Irak, por ejemplo, el UNFPA ha creado un sistema remoto de gestión de casos para ayudar a las mujeres a recibir tratamiento incluso bajo encierro.
Sin embargo, afirmó la Dra. Kanem, "se necesita urgentemente una acción colectiva más fuerte para proteger los derechos de las mujeres y las niñas".
El mundo también debe empezar a escuchar a las sobrevivientes, enfatizaron los delegados del evento.
"Las sobrevivientes saben mejor que nadie lo que necesitan para sanar y recuperarse", sentenció la Sra. Murad. "Los esfuerzos para involucrar a las sobrevivientes en todos los niveles de su recuperación pondrán el poder en sus manos".
*Se ha cambiado el nombre por privacidad y protección