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La violencia sexual acecha a las mujeres y niñas que huyen del Sudán hacia Sudán del Sur

Todos los días, en el centro de tránsito de Bulukat, el UNFPA organiza sesiones sobre la amenaza de la violencia de género. Unas 85 personas asistieron a esta sesión, en la que también se informaron sobre los servicios y el apoyo disponibles para las supervivientes. © UNFPA Sudán
  • 24 Julio 2023

MALAKAL, Sudán del Sur - «Mi vecina Rose* viajó conmigo a Renk, pero sus tres hijas se quedaron en Jartum. Más tarde se enteró de que habían sufrido una violación en grupo», cuenta Martha*.

Martha había llegado recientemente al puerto de Malakal, un punto de tránsito clave para quienes huyen de la violencia en el Sudán y cruzan a Sudán del Sur. Más de 170.000 personas retornadas y refugiadas han llegado hasta ahora a Malakal desde que estalló el conflicto el 15 de abril, una cifra que no hará sino aumentar si la crisis continúa.

Según los informes, la violencia sexual se está disparando en las zonas del Sudán donde hay intensos combates, así como a lo largo de las rutas de tránsito.

El centro de tránsito de Bulukat, junto al puerto, acoge actualmente a unas 5.000 personas retornadas de Sudán del Sur. Las mujeres y niñas de los centros relataron al personal de un espacio seguro apoyado por el UNFPA, el organismo de las Naciones Unidas encargado de la salud sexual y reproductiva, que habían sido testigos o víctimas de una violencia sexual desenfrenada en Jartum y Omdurman.

Rose decidió arriesgarse a volver a Jartum en busca de sus hijas. Encontró a dos de ellas acongojadas y maltratadas; las llevó de urgencia al hospital. Más tarde encontró a su hija menor a un lado de la carretera, inconsciente tras haber sido golpeada y violada. La niña murió poco después.

El sufrimiento de Rose es uno de muchos otros, ya que una vez más los cuerpos de las mujeres y las niñas son tratados como campo de batalla en un conflicto en cuyo origen no han tenido nada que ver.

El UNFPA trabaja en los estados de Alto Nilo, Unidad y Gran Bahr el Ghazal, en Sudán del Sur, para garantizar que las personas retornadas y refugiadas puedan acceder a servicios de apoyo a la salud sexual y reproductiva y de respuesta a la violencia de género. El personal trabaja sobre el terreno en centros de salud, espacios seguros para mujeres y niñas y centros de atención integral, que ofrecen apoyo médico, jurídico y psicosocial integrado a las supervivientes de la violencia de género.

La violencia no conoce fronteras

Ya de por sí aterrorizadas, la amenaza de nuevos abusos se cierne sobre aquellas que huyen mientras continúan su peligroso viaje para llegar al paso fronterizo. La mayoría cruza por Renk, en el estado del Alto Nilo de Sudán del Sur, ya sea por carretera o en barco.

En el centro de tránsito de Bulukat, el UNFPA organiza sesiones de sensibilización sobre la violencia de género y la ayuda disponible para las supervivientes, a las que asisten unas 80 personas al día. En una de las sesiones, Ajak* explicó que se habían establecido controles de carretera en el camino a Renk, y que mujeres y hombres eran separados unos de otros al ser detenidos. Muchas denunciaron agresiones sexuales y robos de dinero, comida y pertenencias.

Una vez cruzada la frontera, se enfrentan a una terrible falta de alimentos, de agua potable o de cualquier tipo de suministro sanitario. La atención sanitaria, si la hay, es escasa: una mujer recuerda haber visto a una mujer retornada embarazada dar a luz en un barco de camino a Renk.

Aun así, Nyamal*, también retornada sursudanesa, afirmó al UNFPA: «Incluso esta [situación] no es tan mala como en Jartum y Omdurman».

Millones de personas se enfrentan a riesgos crecientes y multiplicados mientras intentan escapar del Sudán con vida; y demasiadas personas han perdido a familiares y seres queridos por el camino, muchas veces delante de sus propios ojos.

Las mujeres venden su ropa y sus pertenencias para comprar alimentos, mientras otras buscan leña para vender, lo que las expone aún más al riesgo de los depredadores al aventurarse lejos y a menudo solas en el monte desértico. Incluso las mujeres que venden té en el mercado y trabajan en restaurantes corren peligro: los informes revelan que algunos comerciantes las explotan y les obligan a mantener relaciones sexuales. La mayoría de las mujeres y los niños duermen a la intemperie, ya que no hay refugios formales, lo que aumenta su exposición a la violencia y los abusos.

Es probable que esta crisis origine un aumento de embarazos no intencionales y de infecciones de transmisión sexual, además del trauma físico y mental que ya sufren cientos de miles de personas.

 Garantizar el acceso a los servicios esenciales

Los continuos combates en Sudán han provocado el desplazamiento de más de 3 millones de personas, de las cuales unas 750.000 han buscado refugio en los países vecinos; de ellas, más de 175.000 personas han llegado hasta ahora a Sudán del Sur. La violencia muestra pocos signos de remitir, por lo que es probable que el número de personas que abandonen el Sudán supere el millón en octubre de 2023.

En el Sudán hay más de 530.500 mujeres y niñas en edad reproductiva, de las cuales se calcula que 53.000 están actualmente embarazadas. Alrededor de 5.900 darán a luz en medio del caos en el próximo mes. La crisis también expone a más mujeres y niñas —unos 4,2 millones— al riesgo de sufrir violencia de género.

El UNFPA ha reforzado su presencia en la frontera entre el Sudán y Sudán del Sur enviando más personal y suministros de salud reproductiva a Malakal y Bentui para la atención de la salud materna y la gestión clínica de las violaciones. En las dos primeras semanas de julio, un centro de atención integral apoyado por el UNFPA prestó servicios relacionados con la violencia de género a más de 550 personas, entre ellas 200 mujeres y más de 190 niñas.

A pesar de seguir funcionando, los servicios se ven gravemente desbordados a medida que llegan más y más personas y los suministros se acaban. Se necesita ayuda urgentemente para apoyar a las mujeres, hombres, niños y niñas vulnerables, entre los que se incluyen aquellos afectados por la crisis en el Sudán.

Como parte de la respuesta regional en el Sudán, el UNFPA necesita casi 2 millones de dólares para Sudán del Sur durante los próximos seis meses. 

*Nombres cambiados por razones de confidencialidad y protección

 

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