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En sus propias palabras: un fuerte monzón, un hospital inundado y gemelos en camino. La historia de una partera en Bangladesh
- 07 de abril de 2022
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Shakila Parvin ha sido partera capacitada por el UNFPA en los campamentos de refugiados de Cox’s Bazar desde 2019. En Bangladesh, la atención obstétrica durante el parto prestada por proveedores con formación médica, que contribuye a reducir la mortalidad materna y neonatal, ha aumentado del 21 % en 2011 al 53 % en 2017-2018.
COX’S BAZAR, Bangladesh – Fue a finales de julio de 2021 cuando unas lluvias incesantes causaron grandes inundaciones en los campamentos de refugiados rohinyá en todo Cox’s Bazar Los caminos quedaron sumergidos, lo que hacía difícil que las otras parteras y yo llegáramos al centro de atención sanitaria apoyado por el UNFPA en el campamento.
En cuanto pudimos llegar al centro vimos que la sala de maternidad, la farmacia, el área de almacén y otras estaban sumergidas bajo el agua. Una variedad de equipo médico y medicamentos quedaron inutilizables, y distintas máquinas y mobiliario se habían dañado. Fue muy difícil prestar servicios a pacientes durante esos días.
Un día en particular, el 27 de julio, llegó una paciente en labor de parto. En unos 30 minutos, esta madre, que tenía hipertensión, dio a luz a su primer gemelo y luego comenzó un sangrado grave. Inmediatamente consultamos con el médico y elaboramos un plan para una cesárea de emergencia que nos permitiera sacar al segundo gemelo.
A todo esto, la lluvia no paraba: el agua llegaba a la rodilla en todo el centro. Como no teníamos electricidad, se hizo difícil prestar atención obstétrica, y el estado de la paciente empeoraba. Pudimos darle una transfusión de sangre para estabilizarla. Después una partera la acompañó a otro hospital en un vehículo del UNFPA para que pudiera dar a luz al segundo gemelo.
Garantizar la salud materna en cualquier momento y en cualquier situación es mi responsabilidad primera y fundamental. Las embarazadas pueden desesperarse cuando necesitan ayuda, especialmente en el curso de desastres naturales. Me mantengo alerta y trato de mantener un estado mental estable para garantizar que todo ocurra sin contratiempos, incluso en situaciones inesperadas, como lo es una inundación de la sala de partos.
Durante las inundaciones de julio, yo era supervisora de parteras. Ofrecía instrucción e información a 11 parteras para que pudieran continuar prestando servicios de salud como parte de un equipo médico móvil desplegado durante situaciones de emergencia o dentro del centro.
Del mismo modo que no podemos prevenir el cambio climático, no podemos prevenir los desastres naturales; sin embargo, podemos reducir el daño que estos causan. Me queda claro que el cambio climático ha impactado mi trabajo. El número de fenómenos meteorológicos extremos está aumentando: las inundaciones, las sequías, los maremotos y los ciclones hacen que sea más difícil tanto para las futuras madres como para las nuevas madres lograr acceso a la atención, ya sea que hablemos de chequeos como de servicios de emergencia. Las demoras en la búsqueda y prestación de servicios de salud ponen en riesgo a la madre, al feto o al bebé.
El parto puede ser el momento más feliz en la vida de una madre, pero cada año muchas mujeres mueren por complicaciones durante y después del embarazo y el parto. La mayoría de estas complicaciones pueden prevenirse mediante exámenes prenatales y posnatales y partos realizados en centros de salud.
Como partera puedo hacer una contribución significativa en este sentido, ya que presto servicios a las madres desde antes de la concepción hasta 42 días después del parto, de modo que si se desarrolla alguna anomalía, puedo detectarla y hacer un plan para manejar o tratar el problema tan pronto como sea posible.
Al garantizar estos servicios puedo ayudar a reducir las tasas de mortalidad materna e infantil, que es una de las partes más satisfactorias de mi trabajo. Mi vida toma sentido cuando veo la felicidad de una madre al ver a su bebé sano.