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En Egipto, una unidad de planificación familiar trabaja para asegurar la continuidad de servicios en medio de la pandemia
- 20 Noviembre 2020
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EL CAIRO, Egipto – Este año, Nashwa Mohamed ha adoptado un nuevo ritual de trabajo: se sienta en su escritorio, revisa su libreta, toma el teléfono y llama a las mujeres que han dejado de recibir anticonceptivos debido a la pandemia de COVID-19.
La Sra. Mohamed es trabajadora de extensión de la Unidad de Planificación Familiar de Ahalina en las afueras de el Cairo.
"No has estado viniendo y sé que se debe a las circunstancias actuales", le dijo a una mujer a la que había llamado. "Te estoy llamando para facilitarte las cosas".
Estas llamadas telefónicas forman parte de los esfuerzos de Egipto para cubrir las necesidades de las mujeres en un momento en que los servicios anticonceptivos se han visto seriamente afectados. Según la Organización Mundial de la Salud, la planificación familiar y la anticoncepción se encuentran entre los servicios de salud más interrumpidos en todo el mundo.
Cerca de 7 de cada 10 países están enfrentando trastornos.
La Dra. Jihane Edward, jefa del Departamento de Planificación Familiar de la ciudad de al-Salam, relató que, cuando se empezaron a adoptar medidas de bloqueo, su equipo se reunió inmediatamente para idear formas de asegurar la continuidad de la atención.
En el presente, mientras Egipto se prepara para una segunda ola de casos de COVID-19, este trabajo sigue siendo altamente crucial.
La Dra. Azza Ahmed, jefa del Centro Médico de Ahalina, dice que el número de mujeres que busca atención de planificación familiar ha permanecido constante en los últimos meses, pero que los servicios en persona han sido limitados. Solo unas 20 personas pueden entrar en el centro cada hora para los diversos servicios que ofrecen, incluida la planificación familiar.
Durante sus llamadas de extensión, la Sra. Mohamed informa a las mujeres que pueden optar por anticonceptivos de acción prolongada. Las mujeres también pueden llevar a casa más ciclos mensuales de anticonceptivos orales para reducir la frecuencia de sus visitas al centro.
“Entregamos dos paquetes de píldoras en lugar de uno… o proporcionamos implantes anticonceptivos que pueden durar hasta tres años, o DIU que pueden durar hasta 10 o 12 años", explicó.
También se han establecido medidas de control de infecciones para quienes necesiten atención in situ.
Hace unas semanas, Doaa Ramadán vino para un chequeo rutinario. "También pude obtener respuestas a las preguntas que tenía", dijo.
Las medidas para prevenir la transmisión de la COVID-19 la dejaron satisfecha.
"Todos aquí llevan mascarilla, los [proveedores de servicios] se lavan las manos y las enfermeras se aseguran de que todos mantengan distancia entre sí", remarcó la Sra. Ramadán.
En la sala de espera, la Sra. Mohamed y otras trabajadoras de extensión toman turnos dando seminarios sobre distintos temas relacionados con la salud reproductiva.
"Estamos capacitadas en distintos temas, todos relacionados con las mujeres", explicó.
La planificación familiar ocupa el primer lugar en la agenda, pero también se ocupan de la mutilación genital femenina, la lactancia materna y otras cuestiones.
La unidad recibe apoyo del UNFPA y de la Unión Europea, incluidos suministros anticonceptivos, apoyo de divulgación y capacitación para el personal.
La Sra. Mohamed y sus colegas dicen que están comprometidas con su objetivo colectivo de empoderar a las mujeres para que tomen decisiones informadas sobre su salud reproductiva, independientemente de las circunstancias.
En su escritorio, tacha cuidadosamente otro nombre de su lista al colgar el teléfono.
"Entonces, nos vemos mañana", dice al despedirse.