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De bomba humana a asistente jurídico: una superviviente de Boko Haram ayuda a sanar a su comunidad
- 09 Agosto 2018
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BOL, Chad – Halima Yakoy Adam fue una vez una bomba humana.
Cuando solo tenía 15, su marido la llevó a una isla cerca de la frontera de Nigeria. Iban a hacer un viaje de pesca, le dijo él.
En su lugar, la llevó al campamento de entrenamiento de Boko Haram donde se le ordenó convertirse en terrorista suicida. Cuando se negó, la amenazaron con ejecutarla inmediatamente.
Junto con otras tres niñas, Halima fue drogada, atada a un artefacto explosivo y enviada a un mercado concurrido en la ciudad occidental de Bol en Chad.
Las descubrieron rápidamente. Sin embargo, cuando los lugareños trataron de arrestarlas, una niña escapó. Las otras dos detonaron sus explosivos, suicidándose y provocando lesiones graves en Halima.
Llevaron a Halima a un hospital y tuvieron que amputarle las piernas. Después de meses de cautiverio, fue liberada a su comunidad natal en la isla de Ngomirom Doumou, en el lago Chad.
No obstante, su calvario no había concluido.
Las niñas retenidas por Boko Haram se enfrentan a un estigma enorme. Muchas son maltratadas o expulsadas.
Afortunadamente, Halima pudo encontrar ayuda.
En las islas del lago Chad, el UNFPA dirige varios programas de rehabilitación para supervivientes de violencia de género, incluidas las supervivientes de Boko Haram. Estas mujeres y niñas reciben servicios sanitarios, información sobre sus derechos y cuerpos, así como formación profesional para ayudarlas a reinsertarse en la sociedad.
Halima pudo recibir atención y aprendió a desarrollar un trabajo de asistente jurídico. Actualmente, con 19 años de edad, trabaja como asistente jurídica para ayudar a otras mujeres y niñas.
"Me encanta lo que hago ahora”, contaba al FPNU recientemente. “No quiero que otras niñas o niños cometan los mismos errores que yo, ni que se vean implicados en el extremismo y la violencia”.
La insurgencia de Boko Haram ha dejado la región del lago Chad en un estado de agitación. En toda la cuenca del lago Chad, incluidas partes de Camerún, Chad, Níger y Nigeria, se estima que 4,3 millones de personas han estado, o lo están actualmente, desplazadas según la Organización Internacional para las Migraciones.
Miles de niñas y mujeres han sufrido violencia, y no solo a manos de los combatientes de Boko Haram.
La crisis ha debilitado los sistemas de protección y ha acrecentado las tensiones en las familias y las comunidades, lo que hace que las mujeres y las niñas queden vulnerables a muchas formas de violencia de género, así como mecanismos de supervivencia nocivos como el matrimonio infantil.
Para atender a estas mujeres y niñas vulnerables, el gobierno de Chad trabajó durante el último año con el UNFPA y los socios de la comunidad para establecer un centro ‘polivalente’ en Bol. El centro ofrece asistencia sobre salud sexual y reproductiva, oportunidades de formación y otras ayudas para las mujeres y las niñas de la comunidad. Las supervivientes de la violencia de género pueden recibir apoyo médico, psicológico y jurídico de forma gratuita.
Los asistentes jurídicos son fundamentales para encontrar a los supervivientes e informarles sobre los servicios disponibles. También celebran sesiones educativas para la comunidad en general.
“Mi formación como asistente jurídica me permite identificar y educar a los isleños sobre el matrimonio infantil y todas las formas de violencia contra las mujeres”, contaba Halima al UNFPA.
Desde junio de 2017, el centro ha asistido a más de 700 supervivientes de violencia de género de Bol y las islas cercanas de Gomrom, Ngalamia y Helia.
Las labores de Halima y sus colegas para fomentar la paz y el avance de los derechos de las mujeres y las niñas están generando un impacto. Han procurado a las mujeres y las niñas una justicia segura mediante el sistema judicial, persiguiendo casos de violencia sexual, matrimonio infantil y matrimonios forzados organizados por Boko Haram.
El FPNU también está trabajando con los socios de la comunidad para poner fin a la violencia de género y mejorar la salud y derechos sexuales y reproductivos.
Por ejemplo, el FPNU está apoyando la liga local de Predicadoras de Chad para que defiendan la paz y la seguridad. Se han llevado a cabo muchas iniciativas que fomentan la paz y los derechos de la mujer en las madrasas de la zona.
“A las niñas y las mujeres que acuden aquí se las instruye en el islam y otros temas, como la prevención de la radicalización y el extremismo, la violencia de género y también el empoderamiento de las mujeres mediante la defensa del bienestar familiar”, explicaba Mariam Abakar Abdallah, la presidenta del grupo de mujeres predicadoras.
– Théodore Somda