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“Se trata de nuestra salud y nuestro futuro”: garantizar el apoyo en materia de salud sexual y reproductiva en el norte de Mozambique

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Margarida Agida y Selma Severino, enfermeras de salud maternoinfantil del centro de salud de Lichinga en Niassa, Mozambique, muestran la gama de métodos de planificación familiar que ofrecen a una comunidad atrapada en medio de violentos ataques.
  • 17 Enero 2024

PROVINCIA DE NIASSA, Mozambique – A primera hora de la mañana comienzan a formarse colas fuera del centro de salud de Lichinga, en el noroeste de la provincia de Niassa, mientras el personal se prepara para tratar a las y los pacientes.

Cerca de allí, los trabajadores de la salud ofrecen pruebas de VIH e información sobre opciones de planificación familiar, un compromiso crucial con la prestación de servicios a medida que las comunidades de toda la región luchan contra la violencia, la inseguridad y una serie de crisis de salud.

La iniciativa es especialmente bien recibida por las mujeres y las niñas de la provincia de Niassa, donde más del 40 % dan a luz antes de los 19 años, y donde los de por sí elevados índices de prevalencia del VIH son más del doble entre las mujeres que entre los hombres, pues alcanzan el 10 % entre ellas.

Desde 2017, Niassa y las provincias vecinas de Cabo Delgado y Nampula han enfrentado ataques cada vez más violentos por parte de grupos armados no estatales, lo que ha provocado que millones de personas huyan de sus hogares en busca de seguridad. Esto se ha producido en consonancia con repetidas crisis climáticas, desde inundaciones hasta sequías y ciclones poderosos, y las consiguientes emergencias de salud pública, como brotes de malaria y cólera.

La inestabilidad constante y el deterioro de los servicios de salud han hecho que el embarazo y el parto pongan cada vez más en peligro la vida, en tanto que los conflictos y los desplazamientos también ponen a las mujeres y las niñas en mayor riesgo de violencia de género y trata.

Tres trabajadores de la salud en exteriores.
Los trabajadores de la salud del centro de salud de Lichinga han recibido capacitación en métodos de planificación familiar y están ofreciendo soluciones a largo plazo a una comunidad en crisis.

Garantizar los servicios en medio de crisis

A pesar de la crisis, la clínica de salud de Lichinga y el UNFPA, el organismo de las Naciones Unidas encargado de salud sexual y reproductiva, se han comprometido a proporcionar a las comunidades atención médica crítica y servicios de respuesta a la violencia de género.

“En cinco años, los servicios de salud han cambiado, las capacidades han aumentado y la planificación familiar ha comenzado a funcionar”, recontó Pascoal Vilanculos, quien dirige el departamento de salud pública en Lichinga. “Con el apoyo del UNFPA ahora podemos hacer la planificación familiar con métodos de acción prolongada, por lo que los embarazos precoces han disminuido en el distrito”.

En Mozambique, solo alrededor de una cuarta parte de las mujeres utilizan métodos anticonceptivos modernos, y aún menos en las zonas rurales. Esto se debe principalmente a la falta de servicios y acceso, lo que ha dado lugar a altas tasas de embarazos no planificados, así como a muertes maternas por complicaciones del embarazo y el parto, y abortos en condiciones de riesgo.

Para ayudar a colmar esta laguna, el UNFPA está entregando anticonceptivos y creando conciencia a través de equipos móviles y clínicas en todo el norte de Mozambique. En Niassa, los proveedores de servicios de salud de los 16 distritos han recibido capacitación sobre métodos de planificación familiar a largo plazo, como la píldora anticonceptiva, los implantes y los dispositivos intrauterinos.

Apoyando a las personas que viven con el VIH

A través del centro Lichinga, líderes comunitarios y voluntarios también han hablado con alrededor de 2.500 adolescentes y jóvenes de la región, analizando las barreras culturales a la salud sexual y el estigma que rodea al VIH y el SIDA.

“Hacemos esto porque se trata de nuestra salud y nuestro futuro, y el bienestar de nuestras familias, a las que amamos”, explicó Filipe Jorge, de 20 años, activista de la comunidad juvenil. 

“Cuando se hacen [pruebas a los jóvenes y el resultado es positivo, trabajo [con ellos] para que acepten su estado seropositivo. Como comunidad, es nuestro deber acogerlos”. 

Jóvenes defensores y activistas animan a otros y otras a tomar decisiones informadas sobre sus cuerpos y hacerse cargo de su salud reproductiva. También trabajan con los funcionarios de salud para garantizar que las personas puedan elegir las opciones anticonceptivas que cubran sus necesidades.

“Utilizamos este enfoque en las escuelas para concienciar a las y los jóvenes sobre la planificación familiar y el VIH y el SIDA. Por eso tenemos una campaña de distribución de preservativos”, explicó José Manuel, director del servicio provincial de salud.

Dos jóvenes en camisetas naranjas con folletos en las manos.
Jóvenes activistas de Niassa proporcionan información en escuelas y centros de salud para empoderar a las y los jóvenes y permitirles tomar decisiones bien informadas sobre sus cuerpos y su salud sexual y reproductiva.

Promoviendo la autonomía corporal

Los programas del centro de salud forman parte de un proyecto financiado por el Gobierno de Suecia en las provincias de Cabo Delgado, Niassa y Nampula, con un enfoque particular en cubrir las necesidades de las poblaciones vulnerables, como las personas LGBTQI+ y las personas con discapacidad.

Una colaboración con Rádio Moçambique y Radio Comunitária de Cuamba también produjo más de 360 transmisiones que analizan los servicios de salud sexual y reproductiva y la violencia de género. Los esfuerzos de divulgación son presentados en idiomas locales, como Ciyao y Cinyanja y Emakhuwa, y llegaron a alrededor de 1,6 millones de personas solo en la provincia de Niassa.

“Se están garantizando los derechos sexuales y reproductivos de las niñas: ellas eligen qué hacer con su propio cuerpo, como debería ser en todas partes”, agregó Manuel.

Lea más sobre cómo los equipos del UNFPA están llegando a las comunidades afectadas por la crisis en todo el norte de Mozambique.

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