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Se prevén millones de nuevos casos de violencia, matrimonio infantil, mutilación genital femenina y embarazos no deseados debido a la pandemia de COVID-19
- 28 de abril de 2020
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NACIONES UNIDAS, Nueva York – Apenas ahora empezamos a tener una imagen clara del costo de la pandemia de COVID-19, pero los expertos estiman que el costo humano podría ser extraordinario. Las perturbaciones económicas y físicas causadas por la enfermedad podrían tener enormes consecuencias para los derechos y la salud de las mujeres y las niñas, según indica un nuevo análisis del UNFPA y sus asociados.
Los acuciantes problemas relacionados con el bloqueo durante 6 meses podrían impedir a 47 millones de mujeres en países de ingreso bajo y mediano usar anticonceptivos modernos, lo cual conduciría a unos 7 millones de nuevos embarazos no deseados. Seis meses de bloqueo podrían dar lugar a 31 millones de nuevos casos de violencia de género.
También se prevé que la pandemia cause demoras significativas en los programas para poner fin a la mutilación genital femenina y al matrimonio infantil, y se calcula que en el próximo decenio habrá 2 millones más de casos de mutilación genital femenina de los que se habrían producido en otras circunstancias. Tales demoras en los programas, sumadas a las crecientes dificultades económicas a nivel mundial, podrían dar lugar a unos 13 millones más de matrimonios infantiles en el curso de 10 años.
Estas cifras —producidas en colaboración con los socios Avenir Health, Johns Hopkins University (EE.UU.) y Victoria University (Australia)— son estimaciones aproximadas. Todavía se desconoce bastante sobre cómo evolucionarán la pandemia y la respuesta a esta en todo el mundo pero, en conjunto, las proyecciones ofrecen una imagen alarmante del futuro que podrían tener que enfrentar las mujeres y las niñas si no se realizan esfuerzos urgentes para asegurar su bienestar y garantizar sus derechos.
“Estos nuevos datos muestran el impacto catastrófico que la COVID-19 podría tener en el futuro inmediato sobre las mujeres y las niñas en todo el mundo”, señaló la Dra. Natalia Kanem, Directora Ejecutiva del UNFPA.
El mundo ya está viendo señales de un aumento de la violencia contra las mujeres y las niñas, a partir de un aumento de informes a las líneas directas de violencia doméstica, los centros de crisis y los funcionarios de justicia.
La nueva evaluación prevé dos formas en que la pandemia podría contribuir a más violencia basada en el género. La primera es mediante la interrupción de programas para prevenir la violencia y brindar servicios, cuidado y apoyo a las sobrevivientes. La segunda es a través de crecientes actos de violencia en la medida en que los bloqueos encierran a las mujeres con sus abusadores y los hogares sufren perturbaciones tales como la inestabilidad económica.
Ghadeer Mohammed Ibrahim Qara Bulad ya ha visto cómo se combinan ambos factores. Es Directora del Proyecto de Desarrollo de las Mujeres de la Asociación Benéfica Islámica, que trabaja con el UNFPA en Homs, Siria.
“Durante el período del toque de queda, he conocido a una gran cantidad de mujeres que sufre la violencia de sus maridos”, afirmó al UNFPA, para luego agregar que “está claro que esta ha aumentado”.
Se han cerrado muchos espacios seguros, indicó, lo que, para las que viven relaciones abusivas, significa que han sido “encarceladas en casa”.
También fue testigo de primera mano de abuso mientras visitaba a familias para sensibilizar acerca de los esfuerzos de prevención de enfermedades: “Vi a una mujer golpeada por su marido durante el toque de queda, pues el marido había perdido su trabajo y la mujer no podía controlar a sus nueve hijos”, recordó entre otros casos. “Una mujer me confió que estaba expuesta a la violencia íntima de su marido, que se repetía diariamente, debido a que este había perdido su trabajo. También vi a un hombre golpear a su esposa frente a sus hijos”.
El mundo también está viviendo trastornos generalizados en los servicios de planificación familiar.
En muchos lugares, las instalaciones sanitarias están cerrando o limitando los servicios. Allí donde los sistemas de salud están abrumados con casos de COVID-19, el personal clínico puede no tener el tiempo o el equipo de protección personal necesarios para proporcionar asesoramiento y productos de planificación familiar. En algunos lugares las mujeres se abstienen de visitar las instalaciones sanitarias debido a restricciones de movimiento o a temores sobre la exposición a la COVID-19.
Además, los problemas en la cadena de suministro están limitando la disponibilidad de anticonceptivos en muchos lugares. En los próximos seis meses se prevé que se produzcan desabastecimientos en más de una decena de los países de ingreso más bajo. Además de todo esto, el UNFPA anticipa significativas demoras en las actividades planeadas para ampliar el acceso a la planificación familiar de las poblaciones más vulnerables y marginadas.
La evaluación examina distintos grados posibles de interrupciones del servicio, así como distintas duraciones de dichas interrupciones. Una duración mínima de tres meses de bloqueo, con interrupciones mínimas del servicio, dejaría a unos 13 millones de mujeres sin acceso a anticonceptivos modernos, lo que daría lugar a 325.000 embarazos no deseados. En el escenario más grave, con serias interrupciones del servicio que durarían todo un año, 51 millones de mujeres no tendrían acceso a anticonceptivos modernos, lo que daría lugar a 15 millones de embarazos no deseados.
“La pandemia está profundizando las desigualdades, y otros millones de mujeres y niñas corren el riesgo de perder la posibilidad de planificar sus familias y proteger sus cuerpos y su salud”, lamentó la Dra. Kanem.
También se prevé que la mutilación genital femenina y el matrimonio infantil aumenten, en gran medida debido a demoras en la ejecución de programas para poner fin a ambas prácticas nocivas. Los programas que abordan estas prácticas nocivas suelen ser comunales, lo cual implica el intercambio de información y puntos de vista. Si no se pueden ejecutar esos programas, el análisis del UNFPA estima que, en el próximo decenio, podrían tener lugar 2 millones de casos adicionales de mutilación genital femenina que de otra manera se habrían evitado.
Las actividades orientadas a poner fin al matrimonio infantil que sean sometidas a interrupciones similares darían lugar a nuevos millones de matrimonios infantiles en los próximos 10 años, y como la pobreza es un motor demostrado del matrimonio infantil —ya que aumenta las probabilidades de que las familias casen a sus hijas en tiempos de dificultades económicas para aliviar lo que consideran la carga de cuidarlas—, las consecuencias económicas previstas de la pandemia podrían dar lugar a millones de nuevos matrimonios infantiles. En conjunto, se estima que, para el año 2030, tengan lugar 13 millones de nuevos matrimonios infantiles de los que se habrían producido en otras circunstancias.
No obstante, ese no tiene que ser nuestro futuro, enfatizó la Dra. Kanem. El mundo puede adoptar medidas para garantizar el acceso continuo a la atención de la salud reproductiva y a proteger los derechos y la dignidad de todas las mujeres y niñas.
“Los derechos de las mujeres en materia de salud sexual y reproductiva deben garantizarse a toda costa”, manifestó. “Los servicios deben mantenerse, los suministros deben entregarse y las personas vulnerables deben ser protegidas y respaldadas”.