Millones de mujeres y niñas enfrentan múltiples crisis mientras Pakistán se resiente ante la peor inundación de su historia
19 Oct 2022

Una enfermera limpia a un recién nacido que fue recibido mediante cesárea en el hospital Al-Farabi, un centro que cuenta con apoyo del UNFPA en el distrito de Thatta, en la provincia de Sindh. “Las mujeres no dejan de quedar embarazadas y dar a luz en tiempos de crisis”, planteó la  Dra. Natalia Kanem, Directora Ejecutiva del UNFPA, en una declaración.

El UNFPA está pidiendo 31,6 millones de dólares en financiación para ampliar su respuesta de emergencia a fin de proporcionar servicios vitales y suministros esenciales, así como servicios de protección para apoyar a las mujeres y las niñas en el Pakistán.

Obtenga aquí más información sobre las crisis concomitantes que ponen en peligro a las mujeres y las niñas en medio de las inusitadas inundaciones de Pakistán.

© UNFPA/Shehzad Noorani
A nurse tends to a newborn baby.
A nurse tends to a newborn baby.
Sentada frente a los escombros de su casa, Baharah, de 20 años, mece a Faraz Ali, de dos años de edad, para que se duerma en el distrito de Shikarpur de la provincia de Sindh. Baharah se casó hace cuatro años, a la edad de 16, y tiene dos hijos pequeños. “La aldea se inundó y el agua comenzó a entrar en la casa”, relató al UNFPA. “Teníamos miedo y no sabíamos qué hacer. De repente la casa se derrumbó y le cayó un muro encima a Soonh, mi hijo”. Ambos niños resultaron lesionados, pero Soonh, de sólo dos meses de edad, se encontraba en estado crítico. “Corrimos al hospital; fue difícil debido a la lluvia. Había mucha gente y todo el mundo gritaba. Esperamos durante horas. Finalmente, los médicos lo vieron y lo ingresaron, pero murió en tres horas”.
© UNFPA / Shehzad Noorani
A woman sits with her sleeping child.
A woman sits with her sleeping child.
La familia de una criatura que fue recibida mediante cesárea celebra en el hospital Al-Farabi, un centro que cuenta con apoyo del UNFPA en la provincia de Sindh. Hay más de 740 centros de salud dañados en la provincia de Sindh y en los distritos afectados de Baluchistán, y el UNFPA está trabajando con asociados sobre el terreno para dar prioridad a la disponibilidad continua de servicios vitales de salud reproductiva y al acceso a estos en las zonas afectadas.
© UNFPA / Shehzad Noorani
A woman smiles at her newborn child.
A woman smiles at her newborn child.
“Había sentido dolor durante días, pero cuando se hizo intolerable y empecé a sangrar y desmayarme, los ancianos decidieron llevarme al hospital en un tuk tuk.” Sita, de 30 años, había dado a luz cinco días antes a Kinayat en la aldea de Ghulam Shabbir Kaladi, en el distrito de Khairpur, provincia de Sindh. Una partera tradicional la acompañó en el camino, pero ella entró en labor de parto en el trayecto y dio a luz a un lado de la carretera. La partera cortó el cordón umbilical con una navaja y limpió al bebé con un paño. Sita es una de las 650.000 embarazadas cuyas vidas y bienestar se han visto amenazadas por el desastre de las inundaciones en Pakistán y que necesitan servicios urgentes de salud reproductiva. El UNFPA está proporcionando capacitación y suministros para que las mujeres a tengan acceso a parteras calificadas y a suministros médicos a medida que el país supera los efectos de las destructivas inundaciones.
© UNFPA / Shehzad Noorani
A woman holds her child.
A woman holds her child.
Las clínicas móviles de salud que reciben apoyo del UNFPA están prestando servicios esenciales a mujeres, niñas y niños durante la crisis. En los casos en que se producen emergencias médicas en embarazadas, la clínica cuenta con una ambulancia que las transporta a hospitales equipados para atender partos normales y partos con complicaciones, incluso cesáreas. Zeenat y sus cuatro hijos perdieron su hogar a causa de las inundaciones y ahora viven en una tienda de campaña a orillas del río mientras esperan a que se retiren las aguas.
© UNFPA / Shehzad Noorani
Healthcare workers assist a woman.
Healthcare workers assist a woman.
Sentada frente a una tienda junto a una carretera, una mujer prepara el desayuno para su familia cerca de la aldea de Mullah Hussain Sahro, en el distrito de Dadu, provincia de Sindh. Las aldeas del distrito de Dadu son algunas de las más afectadas por las inundaciones, y la mayoría de las personas no pueden desplazarse, trabajar o acceder a servicios esenciales. El agua ha comenzado a retirarse en algunas zonas, pero las aguas estancadas producen millones de mosquitos. Muchas familias que sobreviven a partir de un jornal siguen sin trabajo debido a los enormes daños a la infraestructura y a los campos agrícolas. Las personas sufren enfermedades como el paludismo, la diarrea, la malnutrición y la deshidratación. Pakistán es uno de los países que menos contribuye al cambio climático, pero sufre algunas de las más devastadoras consecuencias.
© UNFPA / Shehzad Noorani
A family cooks by a tent.
A family cooks by a tent.
Nadia, de 20 años, carga a Dildar, su hijo recién nacido, en un refugio improvisado en un terraplén en Johi Taluka, provincia de Sindh. Dildar nació durante las inundaciones, y Nadia vive con Zulfiqar, su marido, y sus hijos en el terraplén esperando que se retiren las aguas de la inundación para poder volver a su aldea. Sobre la noche en que dio a luz a Dildar, Nadia recordó que “Estaba lloviendo muy fuerte. Tenía dolor y rompí aguas, así que mi suegra decidió llevarme al médico. El hospital estaba a una hora de camino en rickshaw. Sufrí dolores toda la noche y di a luz por la mañana. El bebé tenía un peso inferior al normal y mostraba signos de neumonía, por lo que lo mantuvieron en una incubadora. Me habían dicho que probablemente tendría que dar a luz por cesárea, de lo contrario habríamos llamado a la partera tradicional: es muy caro ir al hospital”.
© UNFPA / Shehzad Noorani
A woman holds her child.
A woman holds her child.
Gohar Khatoon, de 20 años, sentada con Karim Buksh, su hijo de cuatro meses, y sus otros dos hijos, Irum, de 3 años, y Younus, de 2, en su casa dañada por las inundaciones en la provincia de Sindh. La mayoría de las casas en su área quedaron completamente destruidas. A medida que el agua ha comenzado a retirarse han empezado a regresar los aldeanos para tratar de rescatar lo que puedan. Más de 170.000 mujeres afectadas por las inundaciones darán a luz el próximo año, y necesitan urgentemente servicios de salud, parteras capacitadas y suministros para garantizar un parto seguro y atención postnatal crítica.
© UNFPA / Shehzad Noorani
A mother tends to a baby in a hammock.
A mother tends to a baby in a hammock.
Zameera tiene 22 años y 6 meses de embarazo. Una enfermera examina su presión arterial en un campamento médico móvil apoyado por el UNFPA, que fue construido apresuradamente a orillas de un río en Goth Ramzan Mollah, en el distrito de Sujawal, provincia de Sindh. La clínica móvil, centrada en la atención prenatal, presta servicios médicos esenciales y de emergencia a las mujeres y las niñas y niños desplazados por las inundaciones. En casos de emergencia médica para mujeres embarazadas, la clínica cuenta con una ambulancia para transportarlas a hospitales con instalaciones para partos normales y partos con complicaciones, incluso cesáreas.
© UNFPA / Shehzad Noorani
A nurse tends to a pregnant woman.
A nurse tends to a pregnant woman.
Guddi aparece sentada con Akshara, de 8 meses de edad, y sus otras dos hijas a la entrada de su casa en la aldea de Ghulam Shabbir Kaladi, en el distrito de Khairpur, en la provincia de Sindh. Akshara padece malnutrición aguda grave y fue trasladada a una clínica para recibir tratamiento. Todavía tenía una cánula en las manos para poder darle medicamentos rápidamente si fuera necesario. Cuando se le preguntó si estaba amamantando a Akshara, respondió: “¿Crees que me quede con que amamantarla?” Desde antes de las inundaciones, Pakistán tenía una de las tasas más altas de mortalidad materna en Asia, que es probable que aumente a medida que las mujeres pierdan acceso a la atención de salud y padezcan problemas como la anemia, una de las principales causas de muerte materna en el país, que podría aumentar dramáticamente debido a la malnutrición.
© UNFPA / Shehzad Noorani
A family sit.
A family sit.
Rani, de 14 años, recoge agua de una bomba manual al lado de su casa en el distrito de Shikarpur, en la provincia de Sindh. Rani, quien tiene diez hermanos, comentó al UNFPA que nadie en su familia ha ido a la escuela. "Mi padre y tres hermanos trabajan como obreros", explicó, "y aun así no ganan lo suficiente para sacarnos de la pobreza. Vivíamos vidas miserables de todos modos, y ahora el diluvio ha creado aún más estragos. Hay menos trabajo, pero seguimos esforzándonos. Nunca tendré tantos hijos”.
© UNFPA / Shehzad Noorani
A woman pumps water from a well.
A woman pumps water from a well.
Zaib tiene tres meses de embarazo y sufre de paludismo. Ahmad, su marido, trata de consolarla mientras sostiene a Zoya, su hijo de tres años. La familia vive actualmente en un refugio temporal que Ahmad construyó al lado de una carretera después que las inundaciones destruyeran su hogar en el distrito de Shikarpur, en la provincia de Sindh. Las embarazadas reciben tratamiento en campamentos temporales siempre que sea posible.
© UNFPA / Shehzad Noorani
A man comforts a sick woman.
A man comforts a sick woman.
Guddi, de 36 años, sostiene a su bebé recién nacido y aparece sentada con sus seis hijos en un charpai en su casa de barro de una habitación en la aldea de Rasool Buksh Channa, en el distrito Khairpur Mirs de la provincia de Sindh. El bebé nació durante el punto álgido de la crisis de las inundaciones y lo recibió una partera tradicional de la aldea. Guddi trabaja recogiendo algodón en campos cercanos a su casa. Trabajó hasta que comenzaron las lluvias y tuvo que dejar de trabajar debido a las fuertes lluvias seguidas de inundaciones. “Todos han estado sin trabajo desde las inundaciones", señaló, "pero de todos modos tenemos que encontrar la manera de alimentar a nuestros hijos. De alguna manera tendremos que pasar estos tiempos difíciles y sobrevivir”.
© UNFPA / Shehzad Noorani
A family sit.
A family sit.
En las zonas remotas, muchas mujeres embarazadas no tienen acceso a la atención médica especializada y dependen de las parteras tradicionales, como Bashiran, de 40 años, que es la única partera de su pueblo. No ha recibido ninguna formación formal en materia de parto seguro, pero ha asistido a más de 200 partos. Sentada sobre los escombros de su casa destruida en el pueblo de Ghulam Shabbir Kaladi, en la provincia de Sindh, dijo al UNFPA: "Empezó a llover mucho. Cuando entró en nuestras casas, corrimos a las partes más altas del pueblo. No podíamos llevarnos nada. Los niños lloraban y gritaban de hambre. Nadie vino a ayudarnos.
© UNFPA / Shehzad Noorani
A woman sits on the remains of her home.
A woman sits on the remains of her home.
Residentes del distrito de Khairpur Mirs, en la provincia de Sindh, en Pakistán, cruzan terrenos inundados para llegar a sus hogares. Más de 30 millones de personas se han visto afectadas por las insólitas inundaciones, y 6,4 millones necesitan asistencia humanitaria urgente. Las lluvias casi quintuplicaron el promedio de precipitaciones en 30 años y arrasaron hogares, centros de salud, escuelas y represas en cuestión de minutos, dejando a millones de familias desplazadas. Como en la generalidad de las crisis, las mujeres y las niñas son las más afectadas. Muchas personas se acercan a refugios insalubres, estrechos y temporales que tienen acceso limitado a servicios básicos, lo que aumenta el riesgo de una grave crisis de salud pública.
© UNFPA / Shehzad Noorani
People carry belongings through water.
People carry belongings through water.