Todos los días, 20 000 niñas de menos de 18 años dan a luz en países en desarrollo. Esto equivale a 7,3 millones de partos cada año. Y si, además de los partos se incluyen todas las gestaciones, el número de embarazos en adolescentes es mucho mayor. Cuando una niña queda embarazada, su vida puede cambiar radicalmente. Es posible que no termine la escuela y se desvanezcan sus perspectivas de trabajo. Se vuelve más vulnerable frente a la pobreza y la exclusión, y por lo regular se resiente su salud. Las complicaciones del embarazo y el parto son la principal causa de muerte en niñas adolescentes. El embarazo adolescente no suele ser el resultado de una decisión deliberada (estas niñas no suelen tener poder para tomar muchas decisiones que afectan sus vidas), sino más bien de la ausencia de opciones: es una consecuencia del acceso limitado o nulo a la escuela, a la información o a la atención médica. El UNFPA trata de abordar estas cuestiones centrándose en la protección y el ejercicio efectivo de los derechos de las niñas. Esto incluye apoyar la educación sexual integral y la atención de la salud sexual y reproductiva para ayudar a las niñas a evitar el embarazo. El UNFPA también promueve el apoyo a las niñas que quedan embarazadas para que puedan regresar a la escuela y desarrollar todo su potencial.
Una cuestión de derechos humanos
El embarazo y la maternidad en la adolescencia están estrechamente relacionadas con problemas de derechos humanos. A una niña embarazada presionada o forzada a dejar la escuela, por ejemplo, se le niega su derecho a la educación. A una niña a la que se le impide acceder a métodos anticonceptivos o a información de salud reproductiva se le niega su derecho a la salud.
Al mismo tiempo, las niñas que son vulnerables son más proclives a quedar embarazadas. En todas las regiones del mundo, incluidos los países de ingresos altos, las niñas pobres, con una educación deficiente o que viven en zonas rurales, tienen mayor riesgo de quedar embarazadas que aquellas más ricas, bien educadas o urbanas. Esto sucede también en el plano mundial: el 95 % de los partos en adolescentes de entre 15 y 19 años en el mundo tienen lugar en países de ingresos medianos y bajos. Cada año, alrededor de 3 millones de niñas de ese rango de edad recurren a abortos en condiciones de riesgo, que ponen en peligro sus vidas y su salud.
Las niñas que no tienen opciones ni oportunidades en la vida, o que tienen acceso limitado o nulo a la atención de la salud sexual y reproductiva, son más proclives a quedar embarazadas. Las niñas obligadas al matrimonio infantil una violación de sus derechos humanos— son a su vez más proclives a quedar embarazadas. En los países en desarrollo, 9 de cada 10 partos en niñas adolescentes ocurren dentro de un matrimonio o unión.
Consecuencias para la salud
El embarazo puede tener consecuencias devastadoras para la salud de las niñas. Muchas adolescentes todavía no están físicamente preparadas para el embarazo o el parto y, por lo tanto, son más vulnerables frente a complicaciones. Además, las adolescentes que quedan embarazadas suelen provenir de hogares de ingresos más bajos y a tener una nutrición deficiente, lo que aumenta los riesgos relacionados con el embarazo y el parto.
Decenas de miles de adolescentes mueren cada año por causas relacionadas con el embarazo y el parto, que aunados constituyen la segunda causa principal de muerte en niñas adolescentes de entre 15 y 19 años en el mundo.
Los problemas de salud son incluso más probables si la niña queda embarazada poco después de llegar a la pubertad. En países de ingresos bajos y medianos, el riesgo de muerte materna en niñas de menos de 15 años es más alto que en mujeres en la veintena de años. Estas niñas también enfrentan riesgos tales como la fístula obstétrica.
Efectos sobre la educación y los ingresos
El embarazo adolescente causa grandes estragos en la educación de las niñas y en su potencial de obtener ingresos. Muchas niñas que quedan embarazadas son presionadas o forzadas a dejar la escuela, y las niñas que abandonan la escuela son también más proclives a quedar embarazadas.
Abandonar la escuela pone en peligro las perspectivas económicas de la niña y puede excluirla de otras oportunidades en la vida. En cambio, las niñas que permanecen en la escuela están mejor preparadas para el trabajo y la subsistencia. La educación también mejora su posición en el hogar y en la comunidad, y les permite influir más en las decisiones que afectan a sus vidas. Una niña que recibe educación tiene menos posibilidades de contraer matrimonio y está mejor capacitada para retrasar la maternidad, con lo cual, al final, los embarazos terminan siendo más saludables en beneficio de sus futuros hijos.
El camino que seguir
Muchos países están trabajando para prevenir el embarazo en adolescentes. Por desgracia, los esfuerzos suelen centrarse en culpar implícitamente a las niñas y cambiar su comportamiento, en lugar de abordar los factores subyacentes del embarazo adolescente. Tales factores incluyen la desigualdad de género, la pobreza, la violencia y la coacción sexual, el matrimonio infantil, las presiones sociales, la exclusión de oportunidades educativas y laborales, y las actitudes negativas con respecto a las niñas. Muchas iniciativas no tienen en cuenta el papel de los niños y los hombres.
Se requiere un enfoque más holístico para apoyar los derechos de las niñas y empoderarlas a fin de que eviten un embarazo a edad temprana.
Dicho enfoque debe incluir la formación en educación sexual integral adecuada a la edad para todos los jóvenes; la inversión en la educación de las niñas, en especial en el nivel secundario; la prevención del matrimonio infantil, precoz y forzado, la violencia sexual y la coacción; la construcción de sociedades basadas en la igualdad entre los géneros mediante el empoderamiento de las niñas y la participación de hombres y niños; y el acceso garantizado a la información de salud sexual y reproductiva para los y las adolescentes, así como a servicios que los acojan y faciliten sus decisiones.
¿Qué hace el UNFPA?
El UNFPA trabaja con asociados, incluidos gobiernos, la sociedad civil y organizaciones dirigidas por jóvenes, para ampliar el acceso a la información de salud sexual y reproductiva y ofrecer asesoramiento y servicios, incluidos los anticonceptivos, a todos los jóvenes. El UNFPA también promueve la integración de una educación sexual integral en los planes de estudios y apoya programas que promocionan la igualdad de género, especialmente aquellos dirigidos a adolescentes vulnerables y los que apoyan a las madres jóvenes.
A modo de ejemplo, el UNFPA ha colaborado con la Comunidad del Caribe (CARICOM) en el desarrollo de una estrategia de reducción de los embarazos de adolescente que ha contado con asociados en todos los niveles, desde el amplio nivel comunitarios hasta el de los propios jóvenes.
El UNFPA también trabaja en las comunidades para acabar con el matrimonio infantil y empoderar a las niñas, y ambas medidas reducen los embarazos adolescentes. Como ejemplo, la iniciativa Acción en favor de las Adolescentes está llegando a miles de niñas y a miembros de comunidades en Etiopía, Guatemala, la India, Mozambique, Níger, Nigeria, Sierra Leona y Zambia con información sobre derechos humanos, salud sexual y reproductiva y las consecuencias del matrimonio infantil y el embarazo en adolescentes. El programa Safeguard Young People (Cuidar a los jóvenes) en Sudáfrica está dirigido a niños y niñas adolescentes y procura ofrecerles información de salud y educación práctica para la vida.