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Madres adolescentes muestran la importancia de la educación sexual y los servicios de salud sexual

Angie y Jazmin son madres adolescentes en Lima, Perú. Ambos dicen que no tuvieron acceso a una educación sexual integral. © Paco Chuquiure
  • 19 Febrero 2018

LIMA, Perú – “Quedé embarazada a los 14 años de edad”, Angie contó al UNFPA. Ahora, a los 19, ella vive con su hijo en un asentamiento humano situado en Villa El Salvador, uno de los distritos más poblados de Lima, la capital del Perú.

Angie recuerda que ella no tenía la información que necesitaba para prevenir un embarazo temprano. “No conocía acerca de métodos anticonceptivos. Aún no había recibido charlas en secundaria”.

Jazmín, otra joven de Villa El Salvador, menciona que ella también quedó embaraza tempranamente. Se convirtió en madre a los 17 años.

La única información sobre planificación familiar que manejaba prevenía de sus amigas. “No tenía información en el colegio. Tampoco hablaba sobre esos temas con mi mamá. Me daba mucha verguenza”, comentó.

“Te juró que ni sé que eran esas píldoras”, dijo, refiriéndose a anticonceptivos orales.

Una preocupación de salud y derechos humanos

Alrededor del mundo, el embarazo en adolescentes, es un asunto preocupante de salud y derechos humanos. Las niñas adolescentes son altamente vulnerables a sufrir consecuencias en su salud producto de un embarazo.

Globalmente, las complicaciones durante el embarazo son una causa principal de muerte entre las niñas adolescentes.

El embarazo en la adolescencia además dispara las desigualdades que persisten en la vida adulta. El embarazo motiva la deserción escolar, privando a las adolescentes de su derecho a la educación y limitando su potencial.

Al mismo tiempo, las niñas adolescentes vulnerables y marginadas tienen una mayor probabilidad de tener un embarazo, pues a su vez, tienen una mayor probabilidad de tener un acceso limitado a la información y los servicios de salud necesarios para prevenir un embarazo en la adolescencia.

En Perú, cuatro niñas menores de 15 años de edad dan a luz cada día, según estimados del UNFPA basados en el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (RENIEC). 99% de estas niñas viven en pobreza, y cuatro de cada diez abandonará la escuela debido a un embarazo.

Las experiencias de Angie y Jazmín así lo demuestran.

La vida de Angie era inestable. Pasó por más de siete escuelas secundarias, mientras sus padres se debatían su custodia. “Yo era como un juguete, iba de un lado a otro”, contó.

Ambas se vieron forzadas a abandonar la escuela para cuidar de sus hijos.

Hoy, Jazmín y su pareja luchan por llegar a fin de mes. "Tengo que pagar la mochila, el cuaderno, los útiles, la comida, la lonchera ... Son muchas cosas. Navidad la pasaremos sin nada", le dijo al UNFPA.

Educación juvenil y cuidado de la salud esencial

Las historias de Angie y Jazmin son sólo una muestra. Miles de jóvenes peruanas carecen de acceso a la información y la atención de salud necesarias para evitar embarazos no deseados.

En 2013, el UNFPA colaboró ​​con el Ministerio de Salud en el diseño del plan multisectorial para prevenir los embarazos de adolescentes. El plan consideraba educación sexual integral y servicios de salud amigables, incluido el acceso a información y métodos anticonceptivos para adolescentes sexualmente activos y madres adolescentes.

Sin embargo, las tasas de embarazo adolescente se han mantenido constantes, con grandes disparidades en todo el país. Las tasas de embarazo adolescente son mucho más altas entre los grupos marginados en las regiones de la selva amazónica que en la capital, por ejemplo.

Las y los adolescentes en muchas áreas también continuaron enfrentando barreras legales al acceso a anticonceptivos. Finalmente, en 2016, con la asistencia técnica del UNFPA, el gobierno aprobó nuevas reglamentaciones para eliminar estas barreras legales.

También en 2016, el gobierno aprobó el nuevo Currículo Nacional de la Educación Básica que incluye la educación sexual integral. El UNFPA y la UNESCO proporcionaron asistencia técnica para desarrollar este nuevo plan de estudios.

Aun así, para implementar estos cambios, se requiere mayor inversión, particularmente en capacitación para proveedores de servicios de salud y docentes.

Pero hay esperanza de un futuro mejor para la juventud peruana.

Angie también tiene esperanza. Ella sueña con una vida mejor.

"Mi objetivo es estudiar derecho, como lo hizo mi papá", dijo. "Mi madre me dijo que para eso necesito una personalidad fuerte, y creo que la tengo".

– Juan Pablo Casapia

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