El mundo está experimentando la mayor ola de crecimiento urbano de la historia. En la actualidad, más de la mitad de la población mundial vive en ciudades, y se prevé que de aquí a 2030 este número aumente hasta aproximadamente los 5000 millones. Gran parte de la urbanización tendrá lugar en África y Asia, lo que provocará una enorme transformación social, económica y ambiental. La urbanización tiene el potencial de marcar el comienzo de una nueva era de bienestar, eficiencia de los recursos y crecimiento económico. Pero en las ciudades también se registra una elevada concentración de la pobreza. El aumento de la desigualdad es más evidente en las zonas urbanas que en ningún otro lugar, ya que en ellas coexisten comunidades adineradas con barrios marginales y asentamientos informales, aunque separadas de estos. El UNFPA trabaja con sus asociados en los gobiernos, el sistema de las Naciones Unidas y la sociedad civil para promover el bienestar y la sostenibilidad de las comunidades en rápido proceso de urbanización. El trabajo del UNFPA incluye garantizar el acceso de las personas a los servicios esenciales, sobre todo la el cuidado de la salud sexual y reproductiva, a medida que se trasladan a las zonas urbanas para vivir en ellas.

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Un mundo en proceso de urbanización

Hoy en día, el crecimiento de la población equivale en gran medida al crecimiento de la población urbana. Según las proyecciones de las Naciones Unidas, la población rural del mundo ya ha dejado de crecer, pero cabe esperar que las ciudades aumenten su población en una cifra próxima a los 1500 millones de habitantes en los próximos 15 años y a los 3000 millones de aquí a 2050. Este proceso estará estrechamente relacionado con el modo en que el mundo aborde el reto de alcanzar el desarrollo sostenible.

Un mundo de oportunidades

Para muchas personas, las ciudades representan un mundo de nuevas oportunidades, incluido el empleo. Existe un vínculo muy potente entre urbanización y crecimiento económico. En todo el mundo, las ciudades contribuyen a más del 80% del producto nacional bruto. Aunque la pobreza urbana está aumentando en todo el planeta, esto se debe en gran medida a que son muchas las personas —incluidos los pobres— que se trasladan a zonas urbanas.

En estas zonas, las oportunidades van más allá del empleo. Las ciudades ofrecen también mayores oportunidades de movilización social y de empoderamiento de las mujeres.

Muchos jóvenes, sobre todo mujeres, consideran trasladarse a las ciudades como una oportunidad de escapar del patriarcado tradicional y experimentar nuevas libertades. Las zonas urbanas ofrecen un mayor acceso a los servicios de educación y de atención médica, incluido el cuidado de la salud sexual y reproductiva, una mayor promoción del empoderamiento de las mujeres y el ejercicio de sus derechos reproductivos. Esto contribuye a reducir de forma significativa la fecundidad en las zonas urbanas, provocando un cambio de trayectoria en el crecimiento de la población en general.

El proceso de urbanización —especialmente pronunciado en África y Asia, en donde se está produciendo gran parte del crecimiento de la población mundial— también constituye una enorme oportunidad de sostenibilidad, siempre que se establezcan las políticas adecuadas. La vida en las zonas urbanas ofrece el potencial de hacer un uso más eficiente de los recursos, generar un uso del suelo más sostenible y proteger la biodiversidad de los ecosistemas naturales.

Desigualdad y vulnerabilidad

No obstante, la cara de la desigualdad es cada vez más urbana. Son demasiados los residentes de zonas urbanas que tienen que lidiar con la pobreza extrema, la exclusión, la vulnerabilidad y la marginación.

El suelo urbano está aumentando mucho más rápido que la población urbana, fenómeno que se conoce como expansión urbana. Esta se debe en cierto modo al aumento del consumo de suelo urbano por parte de las personas más pudientes y la cada vez mayor separación entre las comunidades ricas y pobres dentro de las ciudades. La expansión socava la eficiencia de la vida urbana y margina a las personas pobres que viven en zonas remotas o periféricas de las ciudades, con frecuencia en barrios marginales o asentamientos informales densamente poblados.

Este fenómeno puede eliminar precisamente las oportunidades que buscan las personas cuando se trasladan a las ciudades. Son muchas las personas que viven en barrios marginales que carecen de acceso inmediato a establecimientos sanitarios. Otros recurren a proveedores de servicios de salud privados y no regulados que son gratuitos en las zonas rurales. En algunos barrios marginales urbanos, las tasas de fecundidad de las mujeres pobres son similares a las de las mujeres rurales. Los pobres urbanos también se enfrentan a condiciones de vida arriesgadas y poco saludables, como una fuerte contaminación o una gran vulnerabilidad ante los desastres.

Se calcula que el total de habitantes de barrios marginales está aumentando —de 650 millones en 1990 a 863 millones en 2012. Casi el 62% de la población urbana de África Subsahariana vivía en barrios marginales en 2010, el porcentaje más elevado del mundo. Pero el crecimiento de barrios marginales no equivale a urbanización. La mayoría de las pruebas apuntan a que la urbanización mundial constituye una tendencia inevitable, mientras que el crecimiento de los barrios marginales es consecuencia de las decisiones de limitar el acceso de las personas pobres a las ciudades, mediante una provisión de los servicios limitada en los asentamientos informales o mediante el desalojo forzoso y el reasentamiento de los pobres urbanos en zonas periféricas o carentes de servicios adecuados.

El UNFPA en acción

El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés) trabaja en estrecha colaboración con el Instituto Internacional para el Medio Ambiente y el Desarrollo en la promoción de la inclusión social y el ejercicio de los derechos humanos en el contexto de la urbanización. También respalda el desarrollo de una nueva agenda urbana mediante la conferencia Hábitat III, que se celebrará en 2016.

Y en colaboración con ONU-Hábitat, el UNFPA trabaja en el apoyo a la salud sexual y reproductiva en los barrios marginales urbanos, para desarrollar las capacidades de los jóvenes en el proceso de urbanización, promover la igualdad entre los géneros y la eliminación de la violencia por razón de género entre los residentes urbanos, y respaldar la recopilación de datos sobre sus necesidades y vulnerabilidades.

Actualizado 18 de noviembre 2014