Noticias
Cubrir las necesidades de las personas mayores mediante la solidaridad, el empoderamiento y los datos
- 13 Agosto 2020
Noticias
CHIȘINĂU, Moldova/NACIONES UNIDAS, Nueva York – Maria Roșca ha estado sola durante meses. La viuda de 73 años no ha salido de casa desde que comenzó el bloqueo por la COVID-19. "Mantengo la televisión y la radio encendidas para sentirme como si no estuviera sola en la casa", admitió al UNFPA, pero su sensación de aislamiento no es nueva, tan solo se ha exacerbado. Moldova tiene una de las tasas de emigración más altas de Europa. La hija de Roșca vive en Italia, y su hijo en Rusia. "Mis hijos ni siquiera pueden volver a casa para verme porque las fronteras están cerradas debido a la pandemia", explicó.
Las personas de 60 años o más representan aproximadamente una quinta parte de la población de Moldova, y a menudo viven solas, y enfrentan tasas de pobreza más altas que la media.
"Esta pandemia expone las grietas en nuestra sociedad", afirmó la Dra. Natalia Kanem, Directora Ejecutiva del UNFPA, en un panel virtual de alto nivel convocado por el UNFPA y la Organización Mundial de la Salud para analizar temas de salud y derechos de las personas de edad en medio de la crisis de la COVID-19.
"Hay enormes deficiencias en lo relativo a la discriminación por edad, el racismo, la discriminación por género y la discriminación por capacidad y movilidad", señaló la Dra. Kanem, “pero la pandemia también abre una oportunidad: nos reclama que restablezcamos y construyamos un mundo más igualitario para todos los grupos de edad".
La pandemia ha sido particularmente catastrófica para las personas mayores, que enfrentan un mayor riesgo de consecuencias graves de la COVID-19. Debido a la crisis sanitaria internacional, la atención sanitaria, los suministros esenciales y los servicios sociales necesarios no relacionados con la COVID-19 se han tornado menos accesibles.
Los asistentes al evento virtual escucharon a personas mayores describir sus dificultades.
"No gano dinero, y he gastado todos mis ahorros", aseguró Prapai Amornsak, de 71 años, de Tailandia.
"No estamos recibiendo medicinas", agregó Sher Shah, de 73 años, de Pakistán.
Sin embargo, las personas de edad no son simplemente víctimas de la crisis; también participan activamente en la respuesta, remarcó el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS.
"Hemos visto la resiliencia de las personas mayores, ya que numerosos trabajadores sanitarios han retornado de la jubilación para ofrecer su experiencia a colegas que trabajan en primera línea, en tanto que otros se han ofrecido voluntariamente a apoyar a sus comunidades", indicó.
"Las personas mayores son el activo de más rápido crecimiento y menos utilizado en el mundo", añadió el Dr. Arun Maira. "Las personas mayores, y me incluyo, debemos ser vistas como parte de la solución, no como parte del problema".
"Las personas mayores merecen que se las tome en cuenta, que nos asociemos con ellas y les expresemos nuestra solidaridad", enfatizó la Dra. Kanem.
La solidaridad es la clave de una nueva iniciativa del UNFPA en Moldova, que busca crear vínculos intergeneracionales entre jóvenes y ancianos. La iniciativa pone de relieve el papel fundamental de las personas de edad en la sociedad, y exhorta a las generaciones más jóvenes a forjar vínculos y prestar apoyo a las personas necesitadas.
“Quería ser voluntaria en este proyecto porque sé lo difícil que es la vida para una persona mayor que no puede estar con sus hijos o nietos; pero también para llenar el vacío en mi alma desde que mi abuelo —que era el sol de nuestra casa— murió hace tres meses", manifestó Nelea Ungureanu, estudiante de secundaria que trabaja como voluntaria en el programa.
Nelea pasa tiempo con la señora Roșca, a quien llama "tía María", y con otros miembros de la comunidad. Hablan por teléfono y realizan visitas con distancia social.
Nelea dice que se ha beneficiado mucho de estas relaciones. "Me han dado la oportunidad de aprender sus historias, algunas muy tristes, pero otras estimulantes", dijo. "Es a las personas mayores a quienes acudimos para pedir consejo, ayuda y apoyo, pero también son las más vulnerables, especialmente en el contexto de la pandemia".
Otra voluntaria, Maria Negru, estuvo de acuerdo en que la iniciativa beneficia a ambas generaciones.
"Reía con las personas mayores a las que llamaba, y lloraba cuando me hablaban sobre sus parientes que emigraron del país", recordó, "pero así como yo les daba ánimo, también ellas me animaban a mí".
Los jóvenes voluntarios recibieron formación de un psicólogo y un epidemiólogo. Hasta el momento se ha llegado a unas 200 personas de edad aisladas en Moldova a través del programa.
El UNFPA también está recopilando datos demográficos para ayudar a los Gobiernos a crear políticas nacionales de envejecimiento basadas en datos. A modo de ejemplo, el Tablero sobre la Vulnerabilidad de la Población ante la COVID-19 contiene datos pertinentes, como la densidad de población, el tamaño de los hogares y la situación de vida de más de 200 países y territorios.
“Los datos y las pruebas que tenemos nos dicen que la edad importa, que el género, la edad y la pobreza frecuentemente marcan la diferencia entre la vida y la muerte”, declaró la Dra. Kanem en el evento de alto nivel.
"Las personas mayores dicen que necesitamos una estrategia y una política coherentes", añadió, para concluir exhortando a “utilizar nuestra imaginación; si no, ¿cómo vamos a construir mejor a partir de esta crisis?"