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Casada a los 12 años y madre soltera a los 16 en Yemen
- 03 Noviembre 2021
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DISTRITO DE MABYAN, Provincia de GoHajjah, Yemen – A los 16 años, Ghada* era analfabeta, sin experiencia laboral, sin perspectivas de conseguir trabajo, y madre de tres hijos.
Ella misma era una de siete hijos, y su padre, un jornalero, la había casado a los 12 años. "Mi familia es pobre”, adelantó. “Aceptó la primera propuesta que le hicieron para casarnos no sólo a mí, sino a mis hermanas, sin preocuparse de que apenas éramos niñas”.
Como en muchas familias yemenitas pobres, su padre interpretó el matrimonio como una boca menos que alimentar. A pesar de las protestas de Ghada, se vio obligada a casarse. Quedó embarazada a los 13 años, pero cuando dio a luz una niña, su marido —que quería un niño— abusó de Ghada física y emocionalmente, prohibiéndole salir de la casa por un año.
Cuando quedó embarazada por segunda vez, no había centro de salud cerca para determinar el sexo de la criatura, así que durante nueve meses Ghada vivió con miedo de tener otra niña. Después de dar a luz a un niño, finalmente se le permitió salir de la casa para visitar a su familia.
Esperaba que después de contarle a su padre sobre el encarcelamiento, las palizas y los crueles insultos y humillaciones diarias, le daría refugio. Estaba equivocada. Sin opciones, regresó con su marido, quien le prometió que las cosas cambiarían. No fue así, y a los 15 años Ghada quedó embarazada por tercera vez.
Desesperada, trató de envenenarse con pesticidas robados a su marido. Su cuñada la salvó, recordándole que debía vivir por sus hijos y buscar atención médica. No obstante, el padre de Ghada se negó a acogerla cuando huyó de nuevo: la familia no podía permitirse alimentar a más personas. “Le tomó tiempo a mi padre entender lo maltrecha que estaba”, reflexionó.
Los índices de matrimonio infantil siguen siendo altos
Casi dos tercios de las niñas del Yemen son casadas antes de cumplir 18 años, y muchas antes de los 15, según una encuesta demográfica y de salud de 2013, la más reciente de que se dispone. Yemen es uno de los pocos países de la región árabe que no tienen edad mínima legal para contraer matrimonio; una ley propuesta que fijaba el mínimo legal en 18 años no fue nunca aprobada debido al inicio del conflicto hace seis años, que ha reducido al país a una crisis humanitaria grave.
La crisis no ha hecho más que exacerbar el problema. Un estudio del UNFPA en tres provincias mostró que las tasas de matrimonio infantil eran más altas entre las poblaciones desplazadas, con 1 de cada 5 niñas desplazadas de entre 10 y 19 años casadas, en comparación con 1 de cada 8 niñas en la comunidad de acogida. Una de cada 10 niñas menores de 18 años pierde a su bebé durante el parto.
El colapso de los servicios sociales, sanitarios y jurídicos, combinado con una economía en ruinas y una financiación insuficiente de la ayuda, ha limitado el acceso a los servicios de respuesta a la violencia de género, así como a los servicios de salud sexual y reproductiva. La financiación se está agotando rápidamente y, si no se consigue más, en 2021 se negarán a más de 500.000 mujeres y niñas servicios de apoyo psicosocial, médico, jurídico y de otros tipos. “Es urgente que los servicios esenciales para las mujeres y las niñas no sólo sean sostenidos sino más bien ampliados”, declaró Nestor Omwomuhangi, representante del UNFPA en Yemen.
Una oportunidad para nuevos comienzos
Deprimida y temerosa, Ghada había llegado a su nivel más bajo cuando una vecina la llevó, y la madre de Ghada la acompañó, a un espacio seguro apoyado por el UNFPA en la provincia de Hajjah. Allí fue remitida para atención psiquiátrica en la ciudad de Hajjah, el único lugar en toda la provincia (con una población de alrededor de 3 millones de habitantes) en que hay atención disponible para mujeres.
Un abogado en el espacio seguro le ayudó a asegurar la custodia de sus dos hijas y su hijo, que se había llevado su marido. Tomo formación de subsistencia para aprender a coser en el espacio seguro, donde también aprendió a leer y escribir, y se le entregó ayuda en efectivo. Y después de terminar su entrenamiento como una de las participantes más comprometidas, le concedieron una máquina de coser y materiales para ayudar a mantenerse a sí misma y a su familia.
“La educación me ayudó a hacerme económicamente independiente y obtener libertad de elección”, explicó Ghada. “Necesito que mis hijas obtengan educación para que puedan elegir por sí mismas en sus vidas”.
Abandonó a su marido y está de vuelta en casa de su padre, ya no como una preadolescente considerada una carga económica, sino como una proveedora de 16 años: solo la edad revela que aún es una niña.
El UNFPA apoya 51 espacios seguros, nueve refugios y ocho centros de salud mental en todo el Yemen, con el apoyo del Fondo Central de Socorro de Emergencia, la Unión Europea, Islandia, los Países Bajos, Noruega, Arabia Saudita, Suecia, Suiza, la Oficina de Asistencia Humanitaria de USAID y el Fondo Humanitario de Yemen.
*Se ha cambiado el nombre por motivos de privacidad y protección.