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“Prosperarás”: Cómo un albergue apoyado por el UNFPA empodera a las mujeres y niñas de Zambia para liberarse de los abusos

Una mujer de pie ante una cortina con el rostro en sombras.
Mwaka*, sobreviviente de violencia de género, se quedó en el albergue Laweni después de escapar del abuso de su marido. © UNFPA Zambia / Jadwiga Figula
  • 01 de abril de 2024

LUSAKA, Zambia –“Comenzamos nuestra vida juntos desde cero. Estaba llena de vida, pasión y amor”, afirma Mwaka*, quien es madre de tres hijos. “Luego, más tarde, descubres quién es realmente la otra persona”.

A los 22 años, Mwaka se casó con un hombre que conoció a través de su madre. Había sido contratado para dar clases de ciencias e inglés en la escuela privada de su madre.

Joven y deslumbrada a causa del amor, Mwaka no veía las formas en que su pareja la manipulaba y abusaba de ella. “Me hacía sentir insegura e irracional”, confesó al UNFPA, el organismo de salud sexual y reproductiva de las Naciones Unidas. “Al final, yo tenía que disculparme por todos los errores que no cometía”.

En Zambia, más de una tercera parte de las mujeres informaron en 2018 haber sufrido violencia física desde los 15 años. Mientras tanto, casi la mitad de todas las mujeres casadas de entre 15 y 49 años dijeron haber sobrevivido a la violencia emocional, física o sexual por parte de un marido o su pareja.

Durante los 11 años de matrimonio de Mwaka, su esposo se tornó crecientemente violento; no la dejaba salir sola de la casa y la golpeaba, lo que le producía moretones en toda la cara y el cuerpo. Amenazó con matarlas a ella y a sus hijos, una vez incluso poniéndole un cuchillo en el cuello a Mwaka.

“Como lo veo ahora, quería tener control total sobre mí,” reveló Mwaka.

Afortunadamente, ella logró liberarse. Con la ayuda de familiares, ella y sus hijos escaparon de su marido y fueron escoltados por la policía a un refugio cercano: el albergue Laweni.

Un refugio seguro

En el idioma chewa, Laweni puede significar “descanso” o “refugio seguro”, y eso es lo que buscan muchas de las mujeres y niñas que vienen a quedarse en el albergue, que es dirigido por la Asociación Cristiana de Mujeres Jóvenes (YMCA, por sus siglas en inglés) de Zambia que, apoyado por el UNFPA, ayuda principalmente a sobrevivientes de violencia de género y trata de personas, así como a quienes enfrentan embarazos tempranos o adolescentes. El albergue ofrece a las mujeres y niñas acceso a alimentos, ropa, tratamiento médico, atención prenatal, asistencia jurídica y asesoramiento psicosocial.

“Cuando llegan al albergue, las mujeres llevan una pesada carga”, señaló Grace, una consejera, al UNFPA. “No obstante, aquí creamos un espacio seguro para que se abran y hablen sobre sus verdaderos sentimientos y luchas”.

Cuando Mwaka llegó por primera vez al albergue Laweni, se sentía aliviada de que su experiencia de abuso había terminado, pero aparecieron otras emociones, como el miedo. una profunda sensación de pérdida. la ruptura de su autoestima y confianza.

Cuestionó su decisión de dejar a su marido y se sentía preocupada por el futuro de sus hijos. Sin embargo, a medida que superaba el trauma que había sufrido, comenzó a recuperarse emocionalmente.
“Mi mente se abrió a nuevas perspectivas,” recordó Mwaka. “Empecé a sentirme esperanzada, y pude procesar mis sentimientos y mi dolor y recuperar fuerzas y perseverancia”.

Es una transformación que Grace ha presenciado antes en otras mujeres. “Se liberan del miedo, la vergüenza, la culpa, la ira, el resentimiento y el odio a sí mismas”, dijo. “Lo más importante es que saben que no están solas”.

Hay consejeras disponibles para las mujeres y niñas en el albergue día y noche. También cuentan con servicios jurídicos: Mwaka tenía un abogado asignado a su caso y una orden de protección contra su marido.

“Me siento muy feliz de estar aquí y ser parte del recorrido de estas mujeres”, apuntó Grace. “He visto cómo sufren las mujeres; solo quiero ayudarlas a hablar y saber qué pueden hacer a pesar de lo ocurrido en el pasado”.

“Las veo como hermanas e hijas”, continuó. “Creo en ellas”.

Una mujer sostiene una pintura abstracta de varias figuras sobre un fondo naranja.
Mwaka sostiene una de sus creaciones artísticas. © UNFPA Zambia / Jadwiga Figula

Una nueva normalidad

Después de pasar unos meses en el albergue dirigido por la YMCA, Mwaka pudo mudarse con sus hijos a la casa de su madre.

Las estadías de las mujeres en el albergue Laweni, parte de una iniciativa conjunta de las Naciones Unidas y Zambia para poner fin a la violencia de género en el país y apoyada por los gobiernos de Irlanda y Suecia, varían ampliamente, algunas viven allí durante dos semanas, otras hasta un año o más.

Tras empezar de nuevo, Mwaka inscribió a sus hijos en una nueva escuela y comenzó a trabajar a tiempo parcial como secretaria de oficina. Sentada en su cocina, en julio de 2023, la ávida pintora reflexionó sobre sus experiencias y cómo la han moldeado mientras la rodean sus propias creaciones coloridas.

“Aprendí valiosas lecciones de lo que sucedió”, adelantó Mwaka. “Cuando te separas de un abusador, puedes apreciar el valor que tienes, y cuando te das cuenta del valor que tienes, está claro que prosperarás”.

* Se ha cambiado el nombre.

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