08 Agosto 2023

Suele suceder con demasiada frecuencia que el cambio climático tiene más consecuencias en aquellas personas que menos contribuyen a él.
 
Este es el caso en Bangladesh, uno de los países del mundo más propensos a los desastres climáticos. Inundaciones, ciclones y tormentas extremas suelen provocar desplazamientos entre las personas y, como consecuencia, las familias se separan y los servicios se ven interrumpidos.
 
Las mujeres y las niñas son las que pagan un precio más alto.

«Cuando tiene lugar un desastre climático, es un desastre para las mujeres y las niñas».  

- Dra. Natalia Kanem, Directora Ejecutiva del UNFPA

Las necesidades humanitarias que afectan directamente a las mujeres y las niñas — como el acceso a métodos anticonceptivos y partos seguros, así como la protección frente a la violencia— no suelen tenerse en cuenta en tiempos de crisis, justo cuando los servicios son más necesarios que nunca.
 
«Cuando se produce un desastre climático, es un desastre para las mujeres y las niñas», afirma la Dra. Natalia Kanem, Directora Ejecutiva del UNFPA. «Tenemos que planificar de antemano. Tenemos que estar preparados, no solo en cuanto a almacenamiento de suministros, sino a un cambio de mentalidad para dar prioridad a lo que las mujeres y las niñas van a necesitar».

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Una familia con el agua hasta la cintura en el Distrito de Satkhira, donde algunas zonas se inundan todos los años.
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Una vista aérea muestra la erosión del río en el Distrito de Gaibandha, donde las inundaciones obligan a miles de personas a trasladarse cada año.
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Mujeres en una casa dañada tras el paso del ciclón por Moheshhhali Upazila, en el Distrito de Cox's Bazar.

Reforzar los sistemas y servicios

En respuesta a este ciclo de desastres y desplazamientos, el UNFPA trabaja para reforzar los sistemas de salud —brindando su apoyo a clínicas móviles para garantizar la salud sexual y reproductiva, formando a parteras para que los partos sean seguros, proporcionando kits de dignidad con artículos esenciales—, así como para prevenir y responder a la violencia de género.
 
Pero aún queda mucho por hacer para proteger eficazmente a las personas. Las emergencias climáticas están causando estragos a un ritmo que los trabajadores en primera línea y la comunidad humanitaria no pueden gestionar sin una mayor inversión y voluntad política.

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Madre y bebé frente a su casa derrumbada en el Distrito de Borguna.

En la aldea de Betirgheri, en el Distrito de Gaibandha, los habitantes tienen que prepararse periódicamente para reubicarse antes de que la pleamar azote sus hogares. Al menos una vez al año, las mareas inundan el pueblo.
 
Esto es algo habitual en las zonas rurales de todo el país, donde las familias hacen las maletas para trasladarse a terrenos más elevados. La reubicación supone una interrupción de los servicios y un aumento de los riesgos para las mujeres y las niñas.
 
Cuando las tormentas y las inundaciones amainan, llega el momento de ocuparse de las secuelas, al tiempo que se preparan para el próximo desastre.

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Los habitantes se trasladan antes de que las mareas altas lleguen a sus hogares, un agotador ciclo de preparativos, traslados y de lidiar con las secuelas.
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En la aldea de Betirgheri, Krishna está ante los muros de contención, insuficientes para el volumen de agua. © UNFPA Bangladesh/Naymuzzaman Prince
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Una familia ganadera transporta sus animales a través de las crecidas en Gabura, en el Distrito de Satkhira. © UNFPA Bangladesh/Naymuzzaman Prince
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Las mujeres asumen la mayor parte de la crianza de los hijos, una responsabilidad que se hace aún más difícil cuando se vive en alojamientos precarios. UNFPA Bangladesh/Naymuzzaman Prince
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Es peligroso beber el agua de las inundaciones y el agua potable suele escasear. © UNFPA Bangladesh/Naymuzzaman Prince
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Las casas anegadas y la pérdida de vidas y medios de subsistencia forman parte de las secuelas que se han convertido en rutina.

Las reiteradas crisis climáticas aumentan la pobreza, y cada una de ellas se cobra su peaje. Cuantas más dificultades tienen las familias para encontrar trabajo, proporcionar vivienda y poner comida y agua en la mesa, más aumenta el matrimonio infantil y otras formas de violencia de género.

Rumana Khan, coordinadora de violencia de género del UNFPA Bangladesh, afirma que los desastres consecutivos dificultan mucho la recuperación y protección de las comunidades, especialmente para las mujeres y niñas y los grupos marginados. «Una gran proporción de la población sigue por debajo del umbral de pobreza, y los desastres recurrentes reducen su capacidad para protegerse».
 
El UNFPA trabaja con organizaciones locales para prestar servicios que reduzcan y respondan a la violencia de género, un problema que no se aborda adecuadamente en las respuestas a las catástrofes. Aunque se ha avanzado, las inversiones siguen siendo extremadamente necesarias

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Una casa inundada en Bedkashi Upazila, en el Distrito de Khulna. Sufrir pérdidas una y otra vez supone una gran presión para que las familias consigan artículos de primera necesidad.

Dar a luz en una crisis

Dar a luz en medio de una intensa tormenta o inundación o de sus secuelas es intimidante y peligroso.
 
En todo el mundo, cada dos minutos muere una mujer durante el parto. En una crisis, cuando resulta más difícil tener acceso a parteras cualificadas, aumentan los riesgos para el bienestar de las embarazadas y de los recién nacidos.
 
«Si hubiera llegado al hospital más tarde, habríamos corrido un grave riesgo de morir el bebé o yo», dice Sujiya, de 18 años y natural de la aldea de Majiya, una zona de riesgo de inundaciones en el noreste de Bangladesh.

Sujiya se puso de parto rodeada de la crecida de las aguas. Embarazada de su primer hijo, comenzó a tener contracciones por la noche. El pueblo se había inundado un mes antes, y el agua de su casa aún le llegaba a las rodillas. Debido a la crecida de las aguas, la partera tradicional —la dai— no podía llegar hasta la mañana siguiente, y cuando la dai llegó, hubo complicaciones médicas.

Sujiya necesitaba urgentemente llegar a una clínica, pero no era fácil conseguir un bote. «Mi padre y mi marido tuvieron que buscar un bote durante una hora y media», cuenta. «Luego tardaron otra hora y media en llegar aquí y durante ese tiempo mi estado empeoró».
 
Atribuye el mérito de haber salvado la vida a las parteras que atendieron el parto en el Complejo Sanitario Sardar Upazila, en el Distrito de Sunamganj.

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Sujiya con su hijo recién nacido después de que parteras que reciben apoyo del UNFPA le prestaran servicios obstétricos de urgencia. © UNFPA Bangladesh/Ferdous Alka

Para reducir los riesgos de mujeres como Sujiya, el UNFPA y sus asociados están formando a parteras y reforzando los servicios de salud sexual y reproductiva en las zonas de difícil acceso de Bangladesh más afectadas por el cambio climático.
 
Hazera, una partera respaldada por el UNFPA que ayudó a Sujiya a dar a luz a su bebé sano y salvo, recuerda: «Las inundaciones se produjeron muy rápido. Por la mañana, llegué al hospital para una jornada de trabajo normal. Cuando salí de casa, el caos lo inundaba todo».
 
En aquel momento, Hazera estaba también embarazada, de cinco meses, pero atravesó las aguas para llegar al trabajo, tomando un bote en vez de caminar como de costumbre. «Si no encontrábamos un bote, teníamos que caminar por el agua hasta el hospital; el nivel del agua me llegaba al pecho y tendría que realizar mis tareas durante el resto del día con la ropa mojada», relata.

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«Como mujer embarazada, me sentí identificada», dice Hazera de las mujeres a las que ayudó a dar a luz. «Escuché sus preocupaciones por el dinero, la escasez de alimentos y otros asuntos».
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“As a pregnant woman myself, I was able to relate,” Hazera says of the women she assisted through childbirth. “I listened to their worries about money, food scarcity and other things.” © UNFPA Bangladesh/Ferdous Alka

«Ninguna de nosotras se quedó en casa, porque sabíamos que si no había parteras ni enfermeras en el hospital, la vida de las madres embarazadas correría peligro», recuerda Hazera. «Durante los tres primeros días no hubo electricidad, así que por la noche atendimos todos los partos, cirugías y otros procedimientos necesarios a la luz de las velas».

Los kits de dignidad acercan los servicios a las personas

Con un mayor apoyo de los donantes, el UNFPA puede seguir formando parteras y reducir la mortalidad materna y neonatal, los embarazos no intencionales y la violencia de género en todo el mundo.
 
Mediante la distribución de kits de dignidad ―que incluyen ropa, productos de higiene menstrual, artículos de aseo y linternas―, el UNFPA satisface las necesidades urgentes de mujeres y niñas. La distribución de kits es también una forma clave de congregar a las mujeres durante una crisis, lo que permite acercarlas después a los servicios.

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«Las inundaciones se lo llevaron todo. No quedó nada», dice una superviviente. «Ahora vivimos en un barco. Me llevé a mis hijos al barco y ahora sobreviven flotando».
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Gracias a las parteras formadas por el UNFPA en zonas rurales, los partos seguros aumentan.
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Rasheda Begum, auxiliar sanitaria del servicio móvil, realiza un control prenatal en Udaykhali, en el Distrito de Gaibandha. Cuando no hay acceso a parteras cualificadas, los riesgos para las mujeres y los recién nacidos aumentan considerablemente.
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Mongli, madre soltera de tres hijos, recibió un kit de dignidad tras las inundaciones. «Con la linterna, pude buscar cosas en mi casa y moverme con seguridad en la noche y usar el cubo para almacenar agua limpia». © UNFPA Bangladesh/Quddus Alam
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Criando a un bebé en medio de repetidas crisis climáticas en Moheshhhali Upazila, en el Distrito de Cox's Bazar. © UNFPA Bangladesh/Naymuzzaman Prince

El UNFPA apoya al gobierno de Bangladesh para garantizar la ayuda sobre el terreno antes, durante y después de una crisis. El UNFPA de Asia y el Pacífico está solicitando a los responsables políticos de los países de la región que aumenten las inversiones, a través de la campaña de sensibilización Dignity and Disasters (Dignidad y Desastres).
 
Los derechos de las mujeres y las niñas deben ocupar un lugar central en los planes de preparación y respuesta ante los desastres. Ya no podemos permitirnos pensar en las necesidades esenciales cuando es tarde. El coste de la inacción será que las mujeres y las niñas quedarán aún más rezagadas, enfrentando una violencia que pone en peligro sus vidas y un mayor riesgo de muerte durante el embarazo y el parto, con efectos dominó que se extienden mucho más allá de las inundaciones

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Recogida de agua de lluvia en el Distrito de Satkhira. © UNFPA Bangladesh/Naymuzzaman Prince

Las imágenes de este reportaje fotográfico se expusieron en Bangladesh, en colaboración con el Ministerio de Asuntos Exteriores y Comercio de Australia. Puede visitar la exposición virtual aquí.

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Parteras posan para una fotografía en la exposición.
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La exposición contó con un espacio tanto interior como exterior. © UNFPA Bangladesh/Naymuzzaman Prince
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