22 Febrero 2024

En mayo de 2022, Svetlana y Ruslan, padres de dos hijos en Ucrania, enfrentaron una difícil decisión: separar la familia o correr el riesgo de causar daño a sus hijos.

La invasión rusa de Ucrania estaba en marcha, y la familia había abandonado su hogar en la ciudad de Odesa, para buscar seguridad con sus familiares en la ciudad costera de Zatoka. “A finales de abril de 2022, el puente que cruza el estuario del Dniester fue atacado varias noches seguidas”, recuerda Svetlana, de 38 años. “Nos despertamos por la noche y todo era ruido de metralla. No tuvimos alternativa. Decidimos que no podíamos seguir así, que yo debía llevarme a los niños a Moldavia”.

Ruslan, de 41 años, tuvo que quedarse, porque la ley marcial impide a los hombres en edad militar abandonar Ucrania desde que se inició la invasión a gran escala de Rusia. 

Svetlana y Ruslan han estado separados durante 20 meses. En febrero de 2024 se cumplen dos años desde que comenzó la invasión a gran escala, y la familia comparte con el UNFPA cómo discurren sus vidas en dos países distintos, y cómo mantienen su vida familiar y su amor a través de la frontera. 

Ruslan, que ahora vive en Odesa, sonríe durante una videollamada con su familia.
Svetlana y los niños, Oleg, 15, y Mark, 11, se conectan desde Chișinău, Moldavia.
Tarta de manzana y panqueques. Preparando los alimentos favoritos de la familia en dos cocinas.

Svetlana prepara a los niños para la escuela en su alojamiento de una habitación en un centro de refugiados en Chișinău. Por primera vez en 16 años, su esposo vive solo sin su esposa o hijos. “La diferencia es muy grande, porque Ruslan es un padre muy comprometido”, afirma Svetlana.

“Lo que más me molesta es no estar en la vida de mis hijos. Mis hijos están creciendo y pasando por un período muy importante y difícil en sus vidas, y yo estoy aquí en Odesa", se lamenta Ruslan.

Svetlana trabaja como terapeuta del habla.
Oleg y Mark en su nueva escuela.

Antes de la guerra, la familia vivía en un acogedor apartamento en los suburbios de Odesa. Hacían planes para el futuro, mientras los padres trabajaban y lo chicos iban a la escuela. Svetlana y sus hijos se encuentran ahora entre los 6,5 millones de personas, la mayoría mujeres y niños, que han tenido que buscar seguridad fuera de Ucrania. Otros 3,7 millones de personas siguen desplazadas dentro de Ucrania.

En Ucrania y los países vecinos, los espacios seguros del UNFPA están proporcionando apoyo psicosocial especializado a quienes lidian con los efectos de la exposición a la guerra y el desplazamiento. Casi 10 millones de personas corren el riesgo de sufrir estrés agudo y otras afecciones de salud mental. Entre los jóvenes, los problemas de salud mental casi se han duplicado.

 

Oleg use dispositivos de realidad virtual en el centro juvenil.
Oleg con una amiga del centro.

Oleg trabaja como voluntario en el Centro de Jóvenes Millenium casi todos los días. El centro, que cuenta con el apoyo del UNFPA, ofrece actividades sociales para adolescentes locales y refugiados ucranianos, así como asesoramiento psicológico y educación para la vida cotidiana. Millennium también gestiona un espacio seguro móvil del UNFPA, que ayuda a jóvenes refugiados en Chișinău y en toda Moldavia.

“Para mí, Millenium es como un segundo hogar”, asegura Oleg. “Hemos hecho varios campamentos con distintos temas. Mi favorito fue el campamento al estilo Harry Potter. Realizamos misiones y actividades interactivas”. Oleg espera estudiar cinematografía en la universidad de Odesa. Su padre le inculcó el amor por el cine, y sueña con convertirse en director.
 

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“A mis hijos y a mí nos encantaba venir aquí a ver el mar y el ‘castillo de Harry Potter’”, dice Mark, refiriéndose al edificio de la izquierda, un castillo de estilo medieval en la costa de Odesa.

En Odesa, Ruslan también ha participado en actividades creativas para combatir la soledad, principalmente la pintura, y ha buscado cursos de apoyo psicológico. Al otro lado de la frontera en Chișinău, sus dos hijos se han instalado bien en la escuela, y Svetlana ha encontrado trabajo nuevamente, continuando su carrera como terapeuta del habla.

Svetlana y su esposo están construyendo redes para apoyar a la familia durante su separación, pero “estar separados es doloroso”, se queja.

Los cumpleaños, las vacaciones y los juegos escolares son particularmente difíciles. “Nuestra familia ha estado celebrando las vacaciones sin mi esposo, su padre”, agrega Svetlana. “Capturaba cada momento y le enviaba fotos cada segundo; al principio, los niños se quejaban de que les pidiera constantemente posar para una foto, pero ahora están acostumbrados y dispuestos a detenerse y posar”.

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Navidad 2023: un selfie para enviárselo a papá.
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“Ruslan estuvo solo durante su cumpleaños”, se lamenta Svetlana. “Se trata de días amargos”.
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Poniendo la mesa para tres.
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Ruslan envuelve los regalos de Año Nuevo para su esposa. Fotos familiares cuelgan en la pared.
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“Esta es la primera vez que vengo a la playa sin mi esposa en 15 años”.

La familia sueña con volver a estar unida, pero la guerra persiste. Sin embargo, la separación no los ha derrotado. “No esperaba que la distancia pudiera fortalecer a una familia”, dice Svetlana.

Este año, el UNFPA necesita 94,4 millones de dólares para responder a las necesidades de las personas afectadas en Ucrania y de las que han huido a los países de acogida. El apoyo que presta el UNFPA incluye servicios esenciales de salud reproductiva y materna, servicios de protección para la prevención de la violencia de género y apoyo a las sobrevivientes, además de apoyo psicosocial y espacios seguros para apoyar a las mujeres, las niñas y las y los jóvenes afectados por la guerra.

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