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Bicicletas ofrecen un sabor de libertad a las niñas indígenas de Guatemala

Las jovenes que viven en estas áreas rurales de Guatemala suelen recorrer grandes distancias para ir al colegio, un factor que influye en la alta tasa de deserción escolar. Las bicicletas ayudan a que ellas continúan sus estudios. © UNFPA/Alejandro De León
  • 25 de abril de 2017

CHISEC, Guatemala – Al igual que muchas otras niñas de Pecajbá, en Guatemala, Gladys Azucena Cho Cuc se vio obligada a abandonar sus estudios al momento de llegar a la secundaria. Su escuela sencillamente estaba demasiado lejos de su casa.

Para las niñas de las comunidades rurales del norte de esta zona,  ir a la escuela a menudo implica recorrer distancias enormes (una media de 8km), pasando por maizales y ríos, o bien tener que desplazarse en medio de la oscuridad.

La mayoría de estas localidades son comunidades indígenas, y muchas de ellas enfrentan altos índices de discriminación y violencia de género. Por temor a que sus hijas sean objeto de acoso o agresiones, sus padres a menudo sencillamente optan por sacarlas de la escuela.

Cientos de niñas vulnerables recibieron bicicletas para ayudarles a permanecer en la escuela. © UNFPA/Alejandro De León

En el mes de marzo, el programa Abriendo Oportunidades, que cuenta con el apoyo del UNFPA,  junto con la Fundación de las Naciones Unidas y la Campaña Girl Up, entregaron bicicletas a alrededor de 250 niñas que habían sido obligadas a abandonar la escuela o estaban en riesgo de abandonar sus estudios.

Las bicicletas les harán más fácil el traslado a la escuela y, para su seguridad, las niñas podrán viajar juntas.

“Ahora puedo ir a la secundaria porque ya tengo una bicicleta, y además es más seguro viajar en grupo”, le comenta Gladys al UNFPA.

El poder de transformar vidas

La pobreza es un factor común entre las comunidades indígenas del país. La mayoría de comunidades indígenas que habitan en la zona  son pobres y marginadas, además de tener acceso limitado a agua potable, servicios de salud, caminos seguros y educación. 

Es común que estas niñas abandonen sus estudios y se casen a una edad temprana. Un estudio realizado en el año 2015 mostró que de cada 10 niñas que se casan o se embarazan, nueve abandonan la escuela. Únicamente cuatro de esas 10 niñas han recibido información acerca de cómo evitar el embarazo.

Pero las bicicletas les ayudarán a continuar sus estudios, lo que les ayudará que se protejan de embarazos no deseados.

“Una bicicleta tiene el poder de transformar vidas. Más que un medio de transporte, representa un símbolo de libertad y autonomía, además de ser un recurso que les permitirá a estas niñas continuar estudiando y no tener que renunciar a sus planes de vida”, afirma Verónica Simán, la representante del UNFPA en Guatemala.

El programa Abriendo Oportunidades también llega a las niñas aportando educación sexual integral, y trabaja con líderes comunitarios para empoderar y apoyar a las niñas. © UNFPA/Alejandro De León

“Sin una bicicleta, no podría haber continuado mis estudios”, nos dice Juana Toj Gómez. “El instituto estaba tan lejos que me llevaba demasiado tiempo regresar a casa por la noche. Mis hermanas mayores no tenían bicicletas, y no pudieron terminar sus estudios”.

Pero las bicicletas sólo son parte de la respuesta.

Mentoras y modelos a seguir

Desde el año 2013, Abriendo Oportunidades ha trabajado con más de 50 comunidades Q’eqchi mayas, convenciendo a sus líderes comunitarios de apoyar activamente la educación de las niñas y la prevención del matrimonio infantil.

El programa también ha identificado a 2,500 niñas y adolescentes que están próximas a iniciar su educación secundaria. Aproximadamente el 60% de las niñas ya habían abandonado la escuela. A estas niñas se les puso en contacto con mentoras de la comunidad.

Todas las mentoras son mujeres jóvenes, como la Srita. Gómez, que hablan la lengua indígena local y han recibido capacitación acerca de cómo empoderar a los jóvenes y  comunicar información precisa acerca de la salud reproductiva, los derechos humanos, las relaciones sanas y la igualdad de género.

Estas y otras iniciativas ayudan a jóvenes de zonas empobrecidas y rurales del norte de Guatemala a ver el mundo de manera diferente. Para aquellos armados de información, educación y modos de transporte, los obstáculos representan posibilidades.

En el transcurso de los últimos 14 años, el programa ha beneficiado a más de 14,000 niñas y adolescentes. El UNFPA ha apoyado el programa durante los últimos 12 años.
 

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