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En 1994 comenzó una revolución; es hora de concretarla

15 Feb 2019

María no sabía cómo evitar un embarazo. © UNFPA Moldova/Dan Gutu

Una revolución que comenzó en 1994 permanece inconclusa.

Hace veinticinco años, 179 gobiernos convinieron en que la salud y los derechos sexuales y reproductivos son la piedra angular del desarrollo mundial.

Esa decisión, en El Cairo, en la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, reconoció que cuando las personas están empoderadas para tomar sus propias decisiones sobre reproducción, libres de fuerza, coerción y miedo, el mundo entero prospera. 

A pesar de este acuerdo, millones de mujeres y niñas todavía no han visto estas promesas cumplidas.

En las regiones en desarrollo, más de 200 millones de mujeres que desean evitar el embarazo no usan medios anticonceptivos seguros y eficaces. Y cada día mueren alrededor de 830 mujeres por causas relacionadas con el embarazo o el parto.

Tragedia, catástrofe

María, en la República de Moldova, quedó embarazada cuando tenía apenas 15 años. Después que nació su hija, su salud se deterioró. Los médicos le aconsejaron que esperara tres o cuatro años antes de concebir nuevamente. "Me dijeron que tenía que protegerme… pero nadie me dijo cómo hacerlo", recuerda.

Al poco tiempo estaba embarazada de nuevo. Y después otra vez. Sus médicos estaban alarmados. "Temían que muriera", aseguró.

La falta de información, el acceso deficiente a los servicios de salud y la falta de anticonceptivos desempeñan un papel en la tragedia de niñas como María, que no logran obtener la ayuda necesaria. Los sistemas de salud empobrecidos también dejan a las mujeres sin atención prenatal y servicios de parto seguro. 

En el plano individual, las pérdidas son trágicas. Su efecto acumulativo es catastrófico.

Los embarazos no deseados sacan a las niñas de la escuela y a las mujeres de la fuerza laboral. La violencia basada en el género —un asalto a la autonomía de las mujeres— y la deficiente salud reproductiva sacan a las mujeres de la esfera pública.

Su productividad queda neutralizada, su creatividad silenciada. Se pierden sus soluciones y sus aportes, y esto afecta a todos los países y economías del mundo.

Cumpliendo la promesa

El UNFPA está movilizando a gobiernos, organismos de las Naciones Unidas, grupos de mujeres y de jóvenes, y a otros socios en una reunión cumbre en Nairobi, Kenya, en noviembre.

En conjunto con sus socios mundiales y con líderes comunitarios, el UNFPA busca renovar el compromiso con la agenda aprobada en esa conferencia de El Cairo de 1994, y acelerar los esfuerzos para lograr el cumplimiento de los derechos en materia de salud sexual y reproductiva de todas las personas, en todas partes. 

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