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Una clínica móvil del UNFPA ayuda a las mujeres a dar a luz en condiciones seguras durante la crisis en la República Democrática del Congo

Las matronas que trabajan en la clínica móvil del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) atienden a una mujer embarazada que se vio obligada a huir de su casa para refugiarse en un campamento de desplazados provisional, en Rusayo, provincia de Kivu del Norte, en el este de la República Democrática del Congo. © UNFPA/Junior Mayindu
  • 08 de mayo de 2023

PROVINCIA DE KIVU DEL NORTE (República Democrática del Congo): “Oímos disparos y huimos. Yo estaba embarazada de siete meses”, relata Tantine, una mujer de 30 años, madre de cinco hijos y natural de Rusayo, en la provincia de Kivu del Norte. 

Cuando los grupos armados atacaron su pueblo, escapó con su familia y buscó refugio en un campamento para personas desplazadas por el conflicto. Se unieron a unas 113.000 personas refugiadas en tiendas de campaña improvisadas, que son solo una pequeña parte de las más de 800.000 personas que han huido de la inseguridad y violencia cada vez mayores que asolan la provincia desde marzo de 2022.

Las necesidades de protección y salud sexual y reproductiva son abrumadoras, especialmente para las mujeres, las niñas y los recién nacidos vulnerables y desplazados; las muertes maternas y neonatales y la prevalencia del VIH a nivel nacional son peligrosamente altas, y el país arrastra un legado de violencia sexual. 

Tantine era una de las aproximadamente 4.500 embarazadas del campamento de Rusayo, las cuales vivían en condiciones insalubres y de hacinamiento, sin apenas acceso a servicios sanitarios que necesitaban imperiosamente. Poco después de llegar, recorrió más de cuatro kilómetros en moto para llegar al centro de salud local más cercano, con la intención de someterse a una revisión prenatal. A pesar de haber esperado durante horas, la enviaron de vuelta sin haber recibido atención: el centro estaba desbordado y ya no podía atender adecuadamente a las embarazadas. 

Su suerte dio un giro cuando otra mujer le habló de una clínica móvil del UNFPA que operaba en el campamento: “Cuando me enteré, acudí al sitio y pude realizar una consulta prenatal antes del parto”.

Un parto de riesgo

A finales de marzo, las evaluaciones indicaron que había más de 100.000 mujeres embarazadas en la provincia de Kivu del Norte, y la preocupación por su bienestar aumenta a medida que se intensifica la violencia y el acceso a los centros de salud se encuentra gravemente comprometido. 

Cuando empezaron las contracciones “sentía dolor y acudí a la clínica móvil”, recuerda Tantine. “Me recibieron dos señoras que me atendieron muy rápidamente”. Biyombe Marie Mupali, la partera de guardia en aquel momento, declaró: “Llegó con una hemorragia profusa y no se percibían los latidos del bebé; las señales de peligro eran evidentes. Tuvimos que estabilizarla para luego evacuarla al centro de salud de mayor nivel de Rusayo”. 

El equipo médico administró a Tantine infusión intravenosa y en media hora ya estaba de camino al centro de salud de Rusayo, en una ambulancia facilitada por Cáritas —un asociado del UNFPA—, acompañada por una partera de la clínica móvil. Fue atendida inmediatamente y dio a luz más tarde ese mismo día. Fue un parto complicado, que salió bien gracias a la rápida actuación de las parteras del centro de Rusayo, el cual también recibe apoyo del UNFPA mediante formaciones destinadas al personal sanitario y el suministro de kits de salud reproductiva.

Tantine pasó otro día más en el centro de Rusayo antes de regresar al campamento de personas desplazada, donde la esperaban su esposo y sus hijos. Al hablar con el UNFPA sobre su parto, declaró: “La clínica móvil es importante y necesaria para nosotras. Proporciona ayuda a las ebarazadas desplazadas que carecen de recursos. Pude recibir atención gratuita en la clínica antes de mi evacuación médica”. 

Los servicios sanitarios de la República Democrática del Congo se ven sometidos a una enorme presión

El UNFPA puso en funcionamiento la clínica móvil en marzo de 2023, con el fin de atender las necesidades de salud sexual y reproductiva de las mujeres y niñas desplazadas que se encontraban en el campamento. Desde entonces, los cinco trabajadores —entre los cuales se encuentran tres parteras cualificadas— atienden a una media de tres embarazadas al día. 

Hasta ahora, el equipo ha atendido más de 20 partos in situ y ha derivado a casi 100 mujeres al centro de salud de Rusayo. Se han realizado consultas prenatales a más de 200 mujeres y 55 sobrevivientes de violencia de género han acudido a la clínica en busca de atención médica y asesoramiento.

El Dr. Eugene Kongnyuy, Representante del UNFPA en la República Democrática del Congo, estaba visitando el centro de salud justo cuando Tantine dio a luz. “Las necesidades son enormes”, afirma. “Hay muchísimas personas desplazadas y mujeres embarazas. Hay muchos partos que atender, así como necesidades imperiosas de planificación familiar y protección contra la violencia de género”. 

Aunque un pequeño número de mujeres también ha solicitado suministros de anticonceptivos modernos, las necesidades insatisfechas de planificación familiar resultan preocupantes. El UNFPA está redoblando las intervenciones de concienciación dirigidas a las comunidades locales, con el objetivo de contrarrestar embarazos no intencionales posibles repuntes de infecciones de transmisión sexual.

Una respuesta que no se limita a Rusayo

A woman holds a newborn baby.
Tantine sostiene en brazos a su recién nacido, en la clínica móvil del UNFPA, en Rusayo, provincia de Kivu del Norte. © UNFPA/Junior Mayindu

Son los civiles quienes están pagando el precio más alto del conflicto, especialmente las mujeres y los niños, que ahora duermen a la intemperie, exhaustos, traumatizados y expuestos a un mayor riesgo de violencia sexual. Además de en Rusayo, el UNFPA ha instalado clínicas móviles en Bulengo y Bujari, y ha ayudado a rehabilitar dos hospitales de maternidad en la provincia. 

Desde el inicio de la crisis, se han evitado más de 1.200 muertes maternas; además, el personal sanitario cualificado ha atendido más de 3.800 partos sin riesgos. Unas 4.000 personas han solicitado asesoramiento y suministros anticonceptivos en toda la provincia de Kivu del Norte; se han distribuido 20 toneladas de kits de salud reproductiva, así como 5.000 kits de higiene; y más de 2.200 sobrevivientes de violencia de género han solicitado y recibido atención médica en las clínicas del UNFPA. 

Todas estas intervenciones se pudieron llevar a cabo gracias a la colaboración del UNFPA con el gobierno, las organizaciones no gubernamentales locales y la financiación proporcionada por el Japón. El UNFPA continúa ayudando a la población de toda la República Democrática del Congo y está ampliando sus programas para garantizar que todas las mujeres y niñas dispongan de acceso a servicios gratuitos y de calidad durante los meses venideros.

Para 2023, el UNFPA pretende movilizar más de 53 millones de dólares —de los cuales solo se ha financiado una quinta parte hasta la fecha—, con el objetivo de ayudar a las mujeres y niñas de la República Democrática del Congo.

 

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