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Las defensoras de las niñas en la India intensifican la protección de la salud y los derechos humanos en medio de la pandemia

Malati, de 15 años, enseña a lavarse las manos adecuadamente como parte de la campaña que inició en su aldea. © UNFPA India
  • 18 de mayo de 2021

Distrito de Kandhamal, Odisha, la India – A medida que la India combate un mortífero aumento de casos de COVID-19, y registra miles de muertes al día, los trabajadores de primera línea están trabajando las 24 horas para salvar tantas vidas como sea posible. Las jóvenes también están haciendo su parte para proteger a sus comunidades del virus. Malati, de 15 años, del distrito de Kandhamal, es una de estas incansables jóvenes defensoras.

Malati es educadora de pares debidamente formada. Cuando regresó a su aldea natal en marzo de 2020, después de que las escuelas cerraran durante el confinamiento nacional, se dio cuenta de lo generalizados que eran los mitos e información errónea sobre la pandemia.

“Al regresar a mi aldea, pronto advertí que la gente aquí no tenía idea de la gravedad de la COVID-19 ni los protocolos de seguridad conexos”, comentó al UNFPA. “Las personas tenían información mínima sobre cómo se propaga el virus, sus síntomas y las importantes precauciones necesarias para protegerse de la infección.  También se propagaron rumores debido a la desinformación que circulaba en la aldea, lo que daba lugar a una sensación de pánico y ansiedad”.

Ella decidió entonces educar a aldeanas y aldeanos. 

“Este es un momento difícil para todas y todos, pero podemos superarlo si observamos el comportamiento apropiado de cara a la COVID-19 según las directrices del gobierno y nos protegemos de la información errónea y las noticias falsas”, manifestó.

Protegiendo a su comunidad

Two girls stand before a crowd of seated adolescent girls. They are holding a clean menstrual pad.
Monalisha, educadora de pares, y una amiga hablan con compañeras acerca de la higiene menstrual.

Malati se formó como educadora de pares en 2019 a través de un programa apoyado por el UNFPA y la Iniciativa Filantrópica Azim Premji, diseñada para dotar a adolescentes de información sobre salud, nutrición y derechos humanos. El programa, que duró tres años, estuvo dirigido a comunidades vulnerables y a otras adolescentes marginadas que estudiaban en escuelas residenciales del estado de Odisha, a fin de formar a las jóvenes para que se convirtieran en líderes y consejeras de pares. 

Cuando se desató la pandemia, Malati estudió los folletos distribuidos por los funcionarios de salud y luego coordinó con la enfermera/partera auxiliar y la activista de salud social acreditada en su aldea, así como con otras niñas activistas, para llevar a cabo una campaña puerta por puerta. De manera conjunta proporcionaron información precisa sobre la COVID-19 y disiparon mitos. También demostraron medidas preventivas, como el lavado de manos, el uso de mascarillas y el distanciamiento social.
  
El trabajo fue desafiante. 

“La gente me ignoraba, pero nunca perdí la motivación”, recordó. “Estaba en contacto constante con mi maestra y matrona” (una integrante del personal formada en salud y bienestar estudiantil) “que me estimulaba para que trabajara aún más duro”.

Finalmente, dijo: “La gente de mi pueblo comenzó a escucharme y a reconocer mis esfuerzos”.

La propagación de la enfermedad no ha hecho más que intensificarse en las últimas semanas, lo que ha hecho que los esfuerzos de Malati (y las lecciones que impartió) sean aún más cruciales.

Niñas empoderando a niñas

Malati también aprovechó la oportunidad para difundir información sobre los daños que causa el matrimonio infantil, una práctica que se ha intensificado en medio de las dificultades económicas relacionadas con la pandemia. Incluso formó un grupo para vigilar la incidencia tanto de la COVID-19 como del matrimonio infantil en su aldea.

Otros educadores de pares del mismo programa han emprendido esfuerzos similares. 

Monalisha, de 15 años, estudiante del distrito de Keonjhar, utilizó su entrenamiento para crear conciencia sobre la menstruación y disipar los mitos en torno a esta. 

“Recuerdo que me atemorizó llegar a la menarquia”, admitió. La desinformación y las prácticas insalubres eran comunes, dijo. “En mi aldea, mi madre y todas mis amigas usaban y reusaban el mismo paño durante su período, y esto daba lugar a infecciones”.

A girl smiles into the camera. She is wearing a purple jacket over her school uniform.
Reshma fue tratada de anemia satisfactoriamente en el programa UNFPA-APPI. © UNFPA India

Comenzó a hablar directamente con las estudiantes más jóvenes para asegurarse de que tenían información precisa y no estigmatizadora sobre la menstruación. En el marco del confinamiento relacionado con la pandemia, ha continuado estos esfuerzos en su comunidad.

Impacto mensurable

La asociación ha logrado resultados concretos. Un esfuerzo particular (la detección de la anemia y las consiguientes remisiones) contribuyó a que la prevalencia de anemia disminuyese del 79 % en 2019 al 50 % en 2020 entre adolescentes de cinco distritos de Odisha. 

El enfoque de educadoras de pares también se ha extendido por todo el estado, con 664 jóvenes capacitadas a través de este programa, y 2.600 capacitadas en el estado, con apoyo técnico del UNFPA. Además, el programa ha dado lugar a un fondo de recursos formado por maestros, matronas y auxiliares de enfermería obstétrica disponibles para impartir educación sobre aptitudes para la vida. 

Muchas de estas defensoras comunitarias empoderadas y formadas, como Malati, están centrando su atención en detener la propagación de la COVID-19 en sus comunidades.

"Nuestro objetivo era aportar conocimientos y habilidades entre las adolescentes y las niñas de comunidades vulnerables para que tomaran decisiones responsables e informadas sobre sus vidas", manifestó la Dra. Deepa Prasad, coordinadora del programa estatal con el UNFPA. “No sabíamos que se convertirían en medio para educar a sus comunidades durante una pandemia”.

Muchas de las adolescentes a las que se llega son estudiantes de primera generación, añadió, “y por lo que oigo sobre el terreno, estoy segura de que muchas pasarán a convertirse en agentes de cambio en sus familias y comunidades”.

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