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Voluntarios venezolanos proporcionan socorro humanitario a migrantes y refugiados

Migrantes venezolanos en la frontera colombiana. © Tomer Urwicz
  • 15 Julio 2019

CÚCUTA, Colombia; BOA VISTA, Brasil; ESMERALDAS-SUCUMBÍOS, Ecuador; TUMBES, Perú – La agitación política y económica de Venezuela continúan provocando un éxodo masivo de migrantes y refugiados del país. Aproximadamente 4 millones de refugiados y migrantes han cruzado la frontera, de acuerdo a los gobiernos de los países de acogida.

Los migrantes y refugiados enfrentan graves necesidades humanitarias, que incluyen alimentos, salud, seguridad y servicios sociales. Muchos cruzan las fronteras a pie, avanzando a campo traviesa por días o semanas, a veces con prácticamente ningún refugio.

A pesar de las privaciones y la desesperación, muchos migrantes se alían para trabajar como voluntarios, ayudando a los miembros de sus comunidades a encontrar seguridad y acceso a los servicios básicos.

"Todo tiene que ver con el deseo de hacer algo por los demás, de no permanecer indiferentes", explicó Tania Velasco, que cruzó la frontera desde Venezuela a Colombia hace dos años y medio.

 

Llegar a los necesitados

El UNFPA está ayudando a empoderar a migrantes como la Sra. Velasco para que trabajen en la respuesta humanitaria. El UNFPA ofrece asesoramiento psicosocial a los migrantes que se ofrecen como voluntarios, así como capacitación para brindar asistencia en las áreas sensibles de salud sexual y reproductiva y violencia de género. Los voluntarios también reciben un estipendio.

Los voluntarios trabajan en grupos de seis a diez, llevando a cabo tareas de divulgación en las comunidades de migrantes, distribuyendo información de salud y ayudando a las personas a obtener acceso a servicios de salud, especialmente servicios de salud reproductiva. También remiten a las y los sobrevivientes de la violencia basada en el género a servicios de apoyo.

La Sra. Velasco está particularmente bien adaptada para el papel. En la ciudad colombiana de Cúcuta, su trabajo ordinario implica manejarse con mujeres en peligro de violencia basada en el género.

Ella nació en Colombia hace 27 años, pero se trasladó a Venezuela de niña. La crisis la obligó a regresar a su país de origen, y desde entonces ha venido ayudando en la medida de lo posible.


El Sr. Guerra (con camiseta naranja) distribuye kits de higiene femenina en
Boa Vista, Brasil. © Luisa Estela Patiño Rivas

 El año pasado participó en un programa apoyado por el UNFPA que distribuyó miles de anticonceptivos entre las migrantes y refugiadas de Venezuela. Además, ayudó a aumentar el acceso a los servicios prenatales.

 

"He estado allí"

Ander Guerra, de 20 años, salió de Venezuela el año pasado. Pasó tres meses en un refugio en que había que hacer cola para ducharse o comer, pero eso no lo detuvo. Por el contrario, le dio el coraje para perseverar.

Finalmente se asentó en Boa Vista, capital del estado brasileño de Roraima, donde estudió hasta tarde en la noche durante dos meses para aprender portugués.

Hoy en día, el señor Guerra es voluntario en una estación de autobuses, donde ofrece información a los migrantes venezolanos sobre salud sexual y reproductiva, y sobre la prevención de la violencia basada en el género. También ayuda a sobrevivientes de abuso sexual y de trata de seres humanos a encontrar ayuda.

"El intercambio de información ayuda a los demás; y ayudar a los demás puede salvar vidas", afirmó al UNFPA. "Entiendo los desafíos que enfrentan estas personas porque he estado allí".

 

Excepcionalmente motivados

Soledad Guayasamín, funcionaria del UNFPA que trabaja con el éxodo venezolano en Ecuador, asegura que docenas de jóvenes se han ofrecido como voluntarios para ofrecer información sobre salud sexual y reproductiva en Esmeraldas y Sucumbíos, las provincias fronterizas con Venezuela.

Los voluntarios pueden ser particularmente eficaces en la prestación de servicios y la difusión de mensajes, indicó Irina Bacci, trabajadora humanitaria del UNFPA en Brasil.

"Los voluntarios se relacionan con las personas a nivel comunitario, porque trabajan en los refugios y en lugares donde los migrantes se suelen reunir", explicó. "También proporcionan capacitación y comparten información sobre vías para obtener servicios y cuidados, y eso los convierte en líderes de la comunidad".

Y sus propias experiencias pueden ayudar a motivarlos, refirió Zilda Cárcamo Pérez, experta en gestión de riesgo del UNFPA en Perú, otro destino del éxodo masivo de personas que salen de Venezuela en busca de un futuro mejor.

"Su presencia ayuda a asegurar que se cubran las necesidades de las mujeres y los jóvenes en caso de emergencia", señaló.

 

                                                                                  – Liliana Arias y Tomer Urwicz

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