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Un año después, mujeres y niñas rohingyas buscan seguridad y una oportunidad para sanar

Se han dado casos desgarradores de violencia de género. Una refugiada rohingya visita un espacio para mujeres respaldado por el UNFPA. © UNFPA/Allison Joyce
  • 24 Agosto 2018

BAZAR DE COX, Bangladés: el 25 de agosto se cumple el primer aniversario de la crisis de refugiados de más rápido crecimiento del mundo. Más de 720 000 rohingyas han huido de la violencia de Myanmar en los últimos doce meses, y se han sumado a unos 213 000 ya establecidos en Bangladés para crear el asentamiento de refugiados con mayor densidad de población del mundo.
 
Muchos de los refugiados caminan a pie durante días antes de encontrar seguridad. Desafían selvas, montañas y ríos para buscar refugio en uno de los asentamientos del distrito del Bazar de Cox. Más de la mitad son mujeres y niñas.
 
Los refugiados llegan hambrientos y enfermos, con una demanda desesperada de servicios de salud sexual y reproductiva. Durante el último año, cerca de 30 000 refugiadas realizaron el viaje embarazadas, sin acceso a asistencia sanitaria maternal.

Un número aún mayor de mujeres también soportó calvarios horribles.
 
Se han dado numerosos casos de violaciones y otras formas de violencia de género entre los refugiados que huyen de Myanmar.
 
“Mi hermana fue asesinada después de una violación en grupo delante de mí, y me arrojaron agua hirviendo sobre el cuerpo”, contaba Fatima*, de 30 años de edad, a un trabajador social del UNFPA.
 
En los asentamientos también persiste la violencia de género. Las mujeres y las niñas informan que son acosadas al intentar acceder a los servicios humanitarios o al realizar tareas básicas, como recoger agua o usar las letrinas. Muchas no tienen ropa adecuada ni productos de higiene básicos. Además, la rápida superpoblación no ha hecho más que acrecentar los riesgos de seguridad para las mujeres y las niñas.


Un extenso asentamiento de refugiados en el Bazar de Cox.
© UNFPA/Carly Learson

Un lugar seguro

En respuesta a ello, el UNFPA, la agencia líder de la ONU que aborda la violencia de género en situaciones de emergencia, ha creado veinte espacios para las mujeres. 

Allí, las mujeres y las niñas pueden acceder de forma segura a una serie de servicios y recibir kits para preservar la dignidad, que contienen ropa, jabón, toallas sanitarias y linternas. Alrededor de 150 000 mujeres y niñas han visitado estos espacios durante el pasado año. Más de 114 000 han recibido kits para preservar la dignidad.

Conocidos como shanti khana (traducción: ‘hogares de paz’) entre los refugiados, los espacios también ofrecen asesoramiento y un lugar para volver a crear una sensación de comunidad. 


Mujeres y niñas con necesidades urgentes de una serie de servicios
sexuales y reproductivos, incluida la atención sanitaria psicológica.
Un grupo de efugiados encuentra apoyo en un espacio para mujeres del 
UNFPA.© UNFPA/Allison Joyce

“El tipo de apoyo que las mujeres necesitan y un doctor no puede proporcionar. La herida va por dentro”, decía Monowala, una rohingya que trabaja como voluntaria en los asentamientos de refugiados. “Al venir aquí, las mujeres entienden que no se ofrece apoyo financiero. Ellas dicen que lo que se ofrece vale mucho más”.

Se han notificado más de 10 000 incidentes de violencia de género desde agosto de 2017. En ese tiempo, el UNFPA ha formado a cientos de voluntarios para administrar servicios psicológicos y de salud mental a las supervivientes.
 
“Se confía en los voluntarios porque viven dentro de la comunidad. Conocen el idioma y la cultura”, decía Mosrafa, un gestor de programas de uno de los espacios. 

Los voluntarios formados por el UNFPA también saben cómo llegar a los más necesitados. “Las mujeres se enfrentan a mucha violencia, así que no podemos esperar que siempre vengan aquí a buscar ayuda. A veces tenemos que ir a por ellas”, contaba Mosrafa al UNFPA.

Nacimiento seguro, incluso aquí

Incluso entre la desesperación hay esperanza. Toda una generación ha nacido en los asentamientos de refugiados, y casi 4000 bebés en centros sanitarios respaldados por el UNFPA. 


Parteras ofrecen servicios sanitarios maternales para salvar la vida y
servicios a recién nacidos durante situaciones de emergencia. Las
parteras formadas por el UNFPA ayudan a las mujeres de parto.
© UNFPA/Allison Joyce

Casi 100 parteras formadas por el UNFPA han proporcionado asistencia para salvar la vida a más de 300 000 mujeres necesitadas, en espacios seguros y clínicas sanitarias reproductivas móviles. El UNFPA también distribuye kits de material obstétrico limpio, con los productos necesarios para que las mujeres controlen de forma segura el nacimiento del bebé y proporcionen atención posnatal. Desde agosto de 2017, se han distribuido alrededor de 10 000 kits de material obstétrico limpio.

No obstante, las necesidades no satisfechas de los refugiados rohingyas son impresionantes. 

La violencia de género en los asentamientos sigue siendo un gran problema para las mujeres y las niñas. Además, la escasez de suministros y parteras cualificadas sigue poniendo en peligro la vida de las madres y los recién nacidos. Las agencias de las Naciones Unidas, incluido el UNFPA, están luchando por recaudar los fondos necesarios para estas y otras respuestas para salvar vidas.
 
Para las mujeres y las niñas con necesidades urgentes de servicios sexuales y reproductivos, contar con una oportunidad parar curarse es algo transformador.
 
“Gracias a este espacio seguro, descansé y pude dar el pecho a mis hijos”, contaba una mujer. Durante su viaje a Bangladés, perdió a su marido y a uno de sus hijos. “Aquí”, explicaba, “he recibido el apoyo sanitario mental y tengo un lugar para hablar sobre lo que he sufrido en este viaje”.

                                                                                                                     – Carly Learson
*Nombres cambiados por motivos de protección de datos

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