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Reduciendo la brecha digital y generacional en Moldova

La voluntaria Catalina Neghina enseña a su antigua maestra Elena Gobjila cómo conectarse a Internet con un celular. En Moldova, el proyecto Digital Skills Connect Generations pone en contacto a personas jóvenes con mayores, acorta la brecha digital y fomenta el diálogo intergeneracional. © UNFPA Moldova/Adriana Bîzgu
  • 12 Agosto 2022

CUIZĂUCA, Moldova – El año pasado, la maestra jubilada Elena Gobjila volvió a clase; pero esta vez, como alumna. Bajo el paciente tutelaje de Catalina Neghina, una antigua alumna, Elena aprendió a utilizar Internet a los 74 años.

«En mi primera lección, le dije: “Catalina, yo te enseñé cómo utilizar un bolígrafo, ahora tienes que ayudarme a aprender todos los secretos de Internet”», cuenta la Sra. Gobjila.

«Empezamos la formación desde cero», dice Catalina, de 20 años, que enseñó a Elena y a otras dos docentes jubiladas «cómo encender el teléfono y cómo conectarse a Internet. Todas necesitaban aprender para poder estar más en contacto con sus hijos y acceder a las redes sociales».

En Moldova, la brecha digital entre personas mayores y jóvenes es enorme. En 2020, según una encuesta del UNFPA, solo el 34% de las personas entre 60 y 79 años utilizaban Internet, en comparación con el 82% de aquellas entre los 15 y los 59.

Durante la pandemia de COVID-19, esta falta de acceso digital acentuó el aislamiento de las personas mayores, que a menudo viven solas y con poco apoyo social. En otra encuesta del UNFPA, más de la mitad de las personas mayores de 55 años manifestaron que les resultaba muy difícil lidiar con el aislamiento social. Con la movilidad especialmente restringida para los moldavos de 63 años o mayores, a muchos también les costó acceder a los servicios médicos y sociales que necesitaban.

Fomentar los vínculos intergeneracionales para luchar contra el edadismo

Puesto en marcha poco después del comienzo de la pandemia en 2020, el proyecto Digital Skills Connect Generations tiene como objetivo acortar la brecha digital generacional y ayudar a los moldavos mayores a acceder a los servicios que necesitan, al tiempo que fomenta el diálogo intergeneracional.

El UNFPA lanzó la iniciativa junto con asociados como la Moldcell Foundation, el Ministerio de Trabajo y Protección Social de Moldova, la República Checa, la Agencia Suiza para el Desarrollo y HelpAge International.

En el proyecto participan actualmente más de 650 personas mayores en 26 comunidades en Moldova. Con celulares donados, jóvenes voluntarios de cada comunidad enseñan a ciudadanos mayores a utilizar un celular, navegar en Internet, crear una cuenta en redes sociales y acceder a servicios sociales y médicos en línea.

Dado que se enseña a las personas mayores estos conocimientos tan necesarios y se fortalecen los vínculos entre las personas jóvenes y mayores, el programa ayuda a luchar contra el edadismo, que según un reciente informe de las Naciones Unidas es generalizado en Europa.

En Moldova, alrededor del 75% de las personas mayores de 60 años tienen pocas opciones para envejecer de manera activa y saludable, según el Índice de Envejecimiento Activo del país. Las desigualdades generacionales son palpables en el mercado laboral y se acentúan por el hecho de que a las personas mayores les cuesta más adaptarse a las tendencias emergentes, incluidas las provenientes de las nuevas tecnologías.

Mientras tanto, la población de Moldova está envejeciendo y disminuyendo como consecuencia de las bajas tasas de fecundidad y de la migración. Muchos jóvenes moldavos dejan el país en busca de trabajo. «Durante décadas, los abuelos se involucraron cuando los jóvenes adultos empacaban sus cosas y emigraban, haciéndose cargo de la casa y cuidando de los nietos en el país», dice Nigina Abaszada, Representante del UNFPA en Moldova, quien dirige un equipo que asesora al Gobierno sobre cómo gestionar el cambio demográfico.

Según la Generations and Gender Survey (Encuesta sobre Generaciones y Género), que recibe apoyo del UNFPA, el 15,5% de los moldavos tiene la intención de abandonar el país en los próximos tres años. Actualmente, Moldova cuenta con 2,6 millones de habitantes y para el año 2040 se pronostica que la población decaiga hasta 1,7 millones de habitantes, de los que la mitad tendrán más de 50 años.

Ante estos rápidos cambios demográficos, la solidaridad intergeneracional es más importante que nunca. «Establecer lazos más fuertes y un mayor sentido de unión entre generaciones es clave para luchar contra el edadismo y constituye una piedra angular en los esfuerzos de los países para fortalecer su resiliencia demográfica», asegura Florence Bauer, Directora Regional del UNFPA para Europa Oriental y Asia Central.

«Estamos emocionados de ver que tantos voluntarios jóvenes se ofrecen para formar parte de nuestros programas, para devolverles a sus mayores lo que se merecen y crear una sociedad para todas las edades», afirma la Sra. Abaszada.

A young man assists a woman with her mobile phone.
Ion Cernica, de 15 años, que trabajó como voluntario en Chișinău, Moldova, admite que antes le resultaba difícil interactuar con personas mayores. Participar en el programa le ayudó a valorarlos, entender sus necesidades y ser más empático, paciente y tolerante. «Lo que aprendí durante esta interacción me servirá en el futuro, cuando me comunique y establezca contactos con distintos grupos de personas», explica. © UNFPA Moldova/Adriana Bîzgu

Compartir conocimientos y experiencias

En un primer momento, Catalina era escéptica acerca de los beneficios de enseñarles a las personas mayores tecnología. «Me parecía que las personas mayores y la digitalización eran incompatibles», declara, repitiendo un estereotipo extendido.

Pero la experiencia de enseñar a la Sra. Gobjila y a otros participantes del programa pronto cambió su visión, ya que se dio cuenta de cómo los conocimientos informáticos pueden mejorar las vidas de las personas mayores.

Gracias a sus nuevos conocimientos, la Sra. Gobjila ahora utiliza Internet para hablar con su hijo, que vive fuera del país, y para retomar el contacto con viejos amigos de la universidad y antiguos alumnos. Junto con su esposo, se conecta para ver películas y programas de televisión sobre historia, cultura y política.

Los conocimientos informáticos también permiten a las personas mayores acceder más fácilmente a los servicios públicos y pagarlos. Un participante consiguió solicitar que su pensión fuese recalculada y otro fue capaz de concertar una cita médica en una clínica.

Los voluntarios jóvenes como Catalina también sacan provecho del programa y valoran los vínculos que establecen con la generación mayor. «Los jóvenes tenemos mucho que aprender de ellos», dice. Además, disfrutan del tiempo empleado. «Cuando empezamos a hablar, no nos dimos cuenta de cómo pasaba el tiempo. Charlamos sobre la vida, las relaciones sociales y los secretos para un matrimonio feliz». «La oportunidad de estar más en contacto con personas mayores ha sido una experiencia muy positiva», asegura.

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