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Niñas en Uganda denuncian engaños para pasar al otro lado de la frontera y ser sometidas a mutilación genital femenina

Una delegación de ministros del estado y de líderes de distrito conversa con niñas en la escuela primaria Kalas en Amudat. La escuela es un refugio seguro para las niñas que huyen de la mutilación genital femenina, el matrimonio infantil o ambas prácticas. © UNFPA Uganda/Samuel Okiror
  • 26 Octubre 2022

KARAMOJA/SEBEI, Uganda – Judith*, de catorce años, y otras cinco niñas pokot fueron engañadas para pasar al otro lado de la frontera, a Kenya desde Uganda, durante los peores momentos de la pandemia de COVID-19. El motivo: ser sometidas a mutilación genital femenina. La perpetradora: una de sus amigas.

«Una de nuestras amigas urdió un plan. Nos mintió y nos engañó. Nos dijo que íbamos a visitar a su abuela al otro lado de la frontera en Kenya», relata Judith desde la Escuela Primaria Kalas para Niñas en Amudat, un refugio seguro para niñas que huyen o que han sido rescatadas de la mutilación genital femenina o del matrimonio infantil.

Las dos prácticas están estrechamente relacionadas. En la comunidad pokot, se considera que las niñas que han sido sometidas a la mutilación genital femenina están listas para el matrimonio, por lo que son apartadas de la escuela.

En este caso, la amiga actuó bajo las órdenes de su madre. De hecho, muchas de las familias de las niñas apoyaban también la mutilación genital femenina. Unas estimaciones de 2020 revelaron que en seis distritos de Uganda donde la práctica es habitual, incluido Amudat, más del 26 por ciento de las mujeres y niñas entre los 15 y los 49 años han sido sometidas a mutilación genital femenina. En cambio, la media nacional se sitúa en el 0,3 por ciento.

En junio de 2020, cinco niñas y su amiga, que también era adolescente, caminaron descalzas unos 15 kilómetros, desde el Distrito de Amudat, al noreste, hasta el Distrito de Alale, al oeste de Kenya, para visitar a la abuela de su amiga.

«Nos alojamos allí más de una semana. Un día nos llevaron a la mina de oro para trabajar y conseguir el dinero para pagar a la anciana. Por suerte, alguien nos puso sobre aviso y nos contó que nos habían llevado allí para someternos a la mutilación genital femenina», explica Judith.

Mayor vulnerabilidad

Tanto la mutilación genital femenina como el matrimonio infantil son ilegales en Uganda y Kenya, aún así estas prácticas persisten y se llevan a cabo de manera clandestina debido a normas sociales profundamente arraigadas.

«Tres de nosotras escapamos y acudimos al jefe local de la zona, quien nos rescató y nos llevó ante el ayudante del comisario del condado. Ellos rescataron a las otras tres chicas. Nos pusieron en contacto con la policía en Amudat», relata Judith.

En septiembre de 2021, las seis niñas, incluida la que planificó el viaje por influencia de su madre, seguían viviendo en la Escuela Primaria Kalas para Niñas. Muchas temían regresar a casa por miedo a volver a ser presionadas u obligadas a someterse a la mutilación genital femenina y, posteriormente, a casarse.

La pandemia de COVID-19 incrementó enormemente la vulnerabilidad de las niñas, según supieron los delegados durante una visita a la zona a finales del año pasado. La visita de alto nivel llevó a la comunidad a ministros y miembros de la Comisión Parlamentaria de Género, Trabajo y Desarrollo Social para que conversaran con los habitantes de la zona sobre sus experiencias.

«Descubrimos que habían aumentado los casos de [mutilación genital femenina], matrimonio infantil forzado y embarazos en adolescentes durante la pandemia de COVID-19», dijo la Honorable Peace Mutuuzo, Ministra de Estado para Asuntos de Género y Cultura. «Cuando prohibimos la mutilación genital femenina, la práctica no cesó, sino que continuó en la clandestinidad».

Aunque la mutilación genital femenina y el matrimonio infantil (ambas formas de violencia de género) existían en la comunidad antes de la COVID-19, la pandemia ha agravado estas prácticas. Las escuelas se cerraron y los altos niveles de pobreza de esta zona remota obligaron a las familias a casar a sus hijas.

Cambiar las mentalidades urgentemente

El UNFPA y UNICEF colaboran con los líderes de la comunidad para abordar estos asuntos a través del Programa Conjunto para Poner Fin a la Mutilación Genital Femenina y el Programa Mundial Poner Fin al Matrimonio Infantil. 

El Organismo Sueco de Desarrollo Internacional, la Iniciativa Spotlight de la UE y el Programa Mundial para Eliminar la Mutilación Genital Femenina apoyaron la visita de alto nivel, en la que se recabaron pruebas para los legisladores y responsables políticos.

«Se revisarán una serie de documentos normativos y marcos legislativos para subsanar lagunas existentes con el fin de elaborar un plan y programas completos para abordar los casos de violencia de género», declaró la Honorable Flavia Kabahenda Rwabuhoro, presidenta de la Comisión Parlamentaria de Género, Trabajo y Desarrollo Social.

Sin embargo, tal y como reconocen los ministros y delegados, la legislación por sí sola no solucionará el problema. Hay que destinar presupuestos para las soluciones, la educación debe ser accesible para las niñas y las actitudes deben cambiar.

«Es necesario que trabajemos en la sensibilización sobre el cambio de mentalidad y ya hemos comenzado», explicó la Honorable Mutuuzo.

*Nombre cambiado por razones de confidencialidad y protección

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