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«Las mujeres no están solas»: Pintar un colorido llamado para acabar con la violencia de género en el Brasil

Ericka pinta el mural en el Parque Rio Branco, Boa Vista. © UNFPA Brasil/Isabela Martel
  • 08 Febrero 2023

BOA VISTA, Roraima - En diciembre de 2022, 12 mujeres y niñas venezolanas se reunieron en el Parque Rio Branco de Boa Vista (Brasil) y se pararon ante un muro blanco de ocho metros de altura. Para ellas, era un lienzo en blanco que pronto se transformaría en color, creatividad y un llamado a la igualdad de género. 

«Es increíble estar aquí», dice Ericka, de 17 años, una de las doce pintoras del mural. «No es fácil mudarse a otro lugar, dejar atrás a tus amistades y adaptarse». 

A group of women and girls paint in a park.
El Parque Rio Branco es uno de los lugares más visitados de Boa Vista. © UNFPA Brasil/Isabela Martel

Ericka dejó su hogar en San Félix, Venezuela, hace cuatro meses. Desde hace dos meses vive con su madre, su padrastro y sus cinco hermanos en el refugio para personas refugiadas Pricumã, en Boa Vista, capital del estado de Roraima, al noroeste del Brasil. 

Cuenta que apenas se ha aventurado fuera del refugio. «Nunca salgo, solo de vez en cuando para comprar comida. Hoy vi muchas cosas por primera vez, como el parque». 

Cada día, unos trescientos venezolanos huyen del país hacia el Brasil, mientras Venezuela soporta la volatilidad política y la pobreza extrema.

Estos viajes pueden ser peligrosos. En todo el mundo, las mujeres y niñas migrantes enfrentan elevados riesgos de explotación, violencia y abusos. Y es posible que sus dificultades continúen una vez que han cruzado a un nuevo país, con acuciantes necesidades alimentarias, de refugio y de atención sanitaria.

Arte y autonomía

A woman paints with a baby in her arms.
Doce mujeres y niñas venezolanas participaron en el taller de grafiti organizado por el UNFPA. © UNFPA Brasil/Isabela Martel

Boa Vista está a poco más de 200 kilómetros de la frontera entre el Brasil y Venezuela. La ciudad alberga un espacio seguro del UNFPA, un lugar para que las personas migrantes recién llegadas se recuperen y obtengan atención sanitaria sexual y reproductiva esencial, entre la que se incluye ayuda a las supervivientes de violencia de género.

El UNFPA en el Brasil también organiza talleres en Boa Vista, como a los que asistió Ericka y que se centraron en los grafiti y en la violencia de género. La iniciativa exploró las diversas formas que puede adoptar la violencia, las medidas de protección y cómo acceder a los mecanismos jurídicos. 

En la reunión, planeó con otras participantes crear obras de arte para concienciar sobre la violencia contra las mujeres y las niñas, especialmente las refugiadas y migrantes.

«El mural es un legado simbólico del viaje de estas mujeres y niñas», explica la Representante Adjunta del UNFPA en el Brasil, Júnia Quiroga. «Es un recordatorio de que las mujeres y las niñas merecen autonomía sobre sus vidas, cuerpos y destinos». 

Un legado para la ciudad

A group of girls mix paint.
Niñas mezclan los colores de pintura antes de comenzar la actividad. © UNFPA Brasil/Isabela Martel

De vuelta al Parque Rio Branco, Ericka y las demás muralistas se reunieron un soleado sábado de diciembre. Lideradas por la artista venezolana Diana Afronativa, las mujeres prepararon la pintura, colocaron escaleras y tomaron los pinceles. Con el paso de las horas, el muro se convirtió en una obra de arte. 

Las personas que pasaban se detenían a mirar y las mujeres y niñas reían y bailaban mientras pintaban figuras, un paisaje y un mensaje en portugués, español y la lengua indígena, warao: «Por un mundo sin violencia contra las mujeres y niñas».

«Demuestra que las mujeres no están solas, que no tienen por qué estar atrapadas en relaciones tóxicas ni sufrir en silencio», afirma Ericka.

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El mural terminado. © UNFPA Brasil/Isabela Martel

El mensaje del mural suena alto y claro. Y aunque Ericka no esté siempre en el Brasil, ya que espera regresar algún día a Venezuela, su legado —conservado en pintura— seguirá vivo.

«Nunca imaginé que vendría a Brasil, y mucho menos que pintaría y haría nuevas amistades aquí». Además, cuenta al UNFPA: «Mi sueño es volver con un título y perseguir la profesión que quiero, en diseño gráfico».

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