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La seguridad es difícil de alcanzar para las mujeres en los sitios de protección de Sudán del Sur en medio de una pandemia

Un bordado hecho en un espacio acogedor de las mujeres exige la seguridad de las mujeres frente a la violencia. © UNFPA South Sudan/Arlene Alano
  • 01 Julio 2020

BENTIU, Sudán del Sur – Desde la llegada de la COVID-19 a Sudán del Sur, en abril, se han registrado más de 2.000 casos de la enfermedad. Las tensiones están aumentando dentro de las familias y las comunidades, y van dejando a las mujeres y las niñas vulnerables a la violencia cuando intentan aislarse o escapar del virus.

"Las mujeres sufren en las manos de sus parejas. La violencia de pareja es peor en el contexto de la COVID-19”, afirmó Poni Rose Modo, una trabajadora social de Sudán del Sur en un espacio acogedor de las mujeres apoyado por el UNFPA.

La Sra. Poni trabaja en una instalación ubicada dentro de un campamento (conocido como sitio de protección de civiles) en Bentiu, que alberga a más de 111.000 personas desplazadas.

En noviembre de 2018, Bentiu alcanzó dudoso renombre después de que afloraran informes de violaciones masivas de mujeres y niñas que salieron del campamento para recoger leña. A pesar de la condena generalizada de la violencia, las mujeres y las niñas siguen siendo tan vulnerables como antes. Se siguen reportando violaciones periódicamente.

"Las mujeres y las niñas de Bentiu son muy vulnerables a la violencia de género", declaró la Sra. Modo, quien explicó que “a menudo son las responsables de proporcionar alimentos a la familia, e incluso realizar tareas cotidianas, como recolectar leña fuera del sitio de protección de civiles, que es cuando suelen ocurrir los ataques físicos y las violaciones perpetradas por hombres armados”.


La pandemia está causando un aumento de las tensiones y de los temores. © UNFPA South Sudan/Arlene Alano

No hay lugar seguro

Hoy, después de años de guerra civil y de la reciente formación de un Gobierno de unidad, más de 180.000 personas desplazadas viven en campamentos de sitios de protección de civiles en todo el país. Los expertos temen que la COVID-19 se propague fácilmente debido a las condiciones de hacinamiento de los espacios.

Muchas familias prefieren marcharse, pero la experiencia de la violencia armada y la agresión sexual permanece como una realidad patente, y persisten informes de enfrentamientos y violencia sexual en todo el país, lo que hace a muchas mujeres reacias a abandonar los sitios protegidos. La cuestión da lugar a cada vez más disputas en el seno de las familias, asegura la Sra. Modo, pero quedarse en casa tampoco es necesariamente seguro. Como en muchos otros lugares, las mujeres que se refugian en el hogar podrían ser vulnerables a la violencia doméstica.

Las niñas son también más vulnerables a prácticas nocivas. "El cierre de las escuelas debido a la COVID-19 también ha creado una oportunidad para que los padres casen a sus hijas jóvenes por dinero", señaló la Sra. Modo.

Los datos sobre la violencia basada en el género son siempre difíciles de obtener, y en el marco de la pandemia, estos desafíos son aún mayores, pero hay indicios de que la situación de las mujeres y las niñas podría estar empeorando.

Se han registrado cada vez más casos de violencia de género en los medios de comunicación, y los asociados del UNFPA plantean que en las comunidades hay una mayor incidencia de violencia. Sin embargo, ha disminuido el número de personas que reciben apoyo de los centros de "ventanilla única" del UNFPA, que proporcionan apoyo sanitario, psicosocial y jurídico a sobrevivientes de la violencia, ya que la gente se abstiene de recibir atención durante la pandemia.

Los centros de ventanilla única también han informado sobre varios casos de matrimonio forzado en las últimas semanas.

Siempre dispuesta

La Sra. Modo ha pasado siete años trabajando en la primera línea de gran parte de esa violencia, ofreciendo asesoramiento y gestión de casos a los supervivientes. Sin embargo, a pesar de los grandes desafíos y frustraciones de su trabajo, sigue comprometida.

“Entiendo el dolor que sufren las mujeres y las niñas, y creo que debo seguir tratando de llevar un cambio positivo a sus vidas", remarcó.


Un tejido en un espacio acogedor de las mujeres exige que se envíe a las niñas a la escuela. El cierre de escuelas está haciendo a las niñas más vulnerables a las prácticas nocivas, manifestó la Sra. Modo. © UNFPA South Sudan/Arlene Alano

Ella quiere ver a los líderes mostrar el mismo nivel de dedicación: “todo lo que se necesita es que el Gobierno promulgue y ponga en ejecución leyes que protejan a los sobrevivientes de violencia de género. Creo que cuando los perpetradores sean castigados, se sentará un precedente para que otros dejen de cometer crímenes contra mujeres y niñas, y esto solo será posible cuando haya una paz genuina”.

Hasta entonces, continuará su trabajo. Ni siquiera la pandemia puede detenerla.

Su espacio acogedor de las mujeres sigue abierto, al igual que los centros de ventanilla única. Ambos cuentan con el apoyo del Comité Internacional de Rescate y el Ministerio de Género, Infancia y Bienestar Social. El UNFPA también ha apoyado la creación de una línea de ayuda gratuita a nivel nacional para los sobrevivientes de la violencia.

"Me siento optimista sobre que algún día las mujeres podrán disfrutar plenamente de sus derechos", declaró la Sra. Modo, "y luchar proactivamente por estos".

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