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La maternidad en el límite: las embarazadas en Yemen viven acosadas por el hambre y la violencia

La partera Shrook Khalid Saeed relata a la Directora Ejecutiva del UNFPA, Dra. Natalia Kanem, un parto desgarrador. © UNFPA Yemen
  • 25 de marzo de 2021

KRAYTAR, Yémen –  “Antes de que los combates se intensificaran cerca del hospital, era la mañana de un día de trabajo normal. Entonces oí a una madre gritar en la puerta", relató esta semana al UNFPA la partera Shrook Khalid Saeed en el Hospital al Shaab, en el distrito de Crater, en Yemen.

Cuando llegó a la entrada del hospital, ya habían estallado las hostilidades en la zona y se había desatado un tiroteo. "Las balas venían de todas direcciones", contó. "Cuando llegué a la puerta, encontré a la mujer embarazada sobre el suelo y pidiendo ayuda con desesperación. La recogí y la metí en un vehículo... Fue allí donde sucedió todo. En pocos minutos había dado a luz a un bebé sano".

El parto puede ser desgarrador incluso en los mejores tiempos, pero la avalancha de crisis humanitarias en Yemen ha hecho que el traslado a la maternidad sea más peligroso que nunca. El largo conflicto del país ha agotado el sistema sanitario. En la actualidad sólo la mitad de todos los centros de salud están funcionando.

Dr. Kanem speaks to a woman lying on a bed at a maternity ward. Both are wearing face masks.
La Dra. Kanem conversa con mujeres de una sala de maternidad donde las pacientes hablaron vívidamente sobre sus temores. © UNFPA Yemen 

La pandemia sólo ha agravado las cosas, ya que aproximadamente el 15 % del sistema sanitario se ha dedicado exclusivamente a tratar los casos de COVID-19. Sólo el 20 % de los establecimientos de salud que funcionan prestan servicios de salud maternoinfantil.  

Hoy en día muere una mujer en Yemen durante el parto cada dos horas, casi siempre por causas prevenibles, y ahora se cierne la amenaza de la hambruna.

"La situación es catastrófica", declaró la Dra. Natalia Kanem, Directora Ejecutiva del UNFPA, durante su reciente visita de tres días al país. 

En lugar de la alegría, se cierne el miedo

Las embarazadas y lactantes son especialmente vulnerables en el contexto de la inseguridad alimentaria. En la actualidad, 1,2 millones de embarazadas y lactantes están gravemente desnutridas, y estas cifras podrían duplicarse si no se materializa la financiación humanitaria. 

"Cuando llegué a recibir atención prenatal en el Hospital al Shaab, estaba muy débil y pálida. No podía pararme derecha", admitió Hafsa, de 33 años, al UNFPA durante la visita de la Dra. Kanem. "Mi situación nutricional era muy pobre. Me dieron medicamentos para complementar la dieta, y me aconsejaron comer carne, verduras y frutas".

Drawings and messages adorn the wall of a women's shelter.
Obras de arte adornan las paredes de un refugio de mujeres. © UNFPA Yemen

Sin embargo, la buena nutrición estaba fuera de su alcance debido a los bajos ingresos de su familia. Cuando dio a luz a su hija, meses después, la niña pesaba apenas 1,8 kg. "La bebé permaneció en el hospital un par de días, ya que no tenía suficiente leche materna para alimentarla", explicó Hafsa.

La desnutrición pone en grave riesgo a las parturientas y a los recién nacidos. 

“He estado en muchas maternidades, y suelen ser un lugar lleno de alegría, pero en Yemen fui testigo de la devastación causada por la malnutrición y el hambre, con recién nacidos alimentados por sonda y madres debilitadas por el miedo y el agotamiento", señaló la Dra. Kanem. "Es desgarrador ver a hermanas y hermanos de la familia humana en condiciones tan terribles".

La violencia en el hogar

La vulnerabilidad de las mujeres y las niñas a la violencia se ha intensificado ampliamente bajo la crisis del país.
Durante su visita, la Dra. Kanem habló con mujeres en un refugio apoyado por el UNFPA. 

Una niña, Alea*, le dijo que la habían casado a los 13 años. El matrimonio infantil se utiliza cada vez más como mecanismo de supervivencia de las familias empobrecidas.

"Cuando le dije a mi padre que no quería casarme, mi padre y mi abuela me golpearon con una cañería de agua. Me dijeron que, después de casarme, tendría una vida mejor", prosigue Alea, "pero mi vida solo empeoró. Mi marido empezó a vender todas mis joyas y cuando le pregunté por ellas, me golpeó. Luego hui a casa de mi padre, pero también me golpeó y me llevó a la fuerza de vuelta a donde mi marido. Me dejaron sin lugar donde ir".

Una vecina ayudó a Alea a escapar. Ha vivido en el refugio durante más de cinco meses, asistiendo a talleres de capacitación y soñando con regresar a la escuela.

"Hablé con niñas y embarazadas que tuvieron que huir para salvar sus vidas y buscar protección en los sitios del UNFPA, que figuran entre los pocos espacios seguros para mujeres y niñas", planteó la Dra. Kanem.

El UNFPA está prestando apoyo a ocho de esos refugios, así como a 51 espacios seguros para mujeres y niñas. El año pasado, el UNFPA proporcionó vitales medicamentos esenciales a más de la mitad de los centros sanitarios de Yemen, y alcanzó a más de 1,2 millones de mujeres y niñas con servicios de salud reproductiva. 

No obstante, se necesita mucho más apoyo.

"Las mujeres y las niñas de Yemen merecen vivir en paz. Durante demasiado tiempo han estado atrapadas en un conflicto que no han provocado”, reclamó la Dra. Kanem. "El mundo debe actuar de inmediato".

* Se ha cambiado el nombre por motivos de protección y privacidad

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