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Equipos sanitarios móviles llevan servicios esenciales a las mujeres en zonas remotas de Afganistán

Una partera integrante de un equipo sanitario móvil presta servicios de salud en una comunidad remota. © ARCS Afganistán
  • 03 de septiembre de 2020

BADAKHSHAN, Afganistán – Este ha sido un año desgarrador para las mujeres y las niñas en Afganistán. En el primer trimestre de 2020, cuando la pandemia de COVID-19 recién llegaba a Afganistán, las inundaciones repentinas estaban causando desplazamientos masivos en todo el país, y el conflicto armado y la crisis económica dejaban a gran parte de la población necesitada de asistencia humanitaria.

Para muchas mujeres y niñas, el acceso a servicios de salud vitales ya era precario antes de que se impusieran restricciones a la circulación relacionadas con la COVID.

Ese fue el caso de Jan Bibi, de 42 años, en la aldea de Shaikhan, del distrito de Shahri Buzurg.

Jan Bibi tenía ocho hijos y estaba embarazada del noveno. No podía visitar la clínica del distrito para recibir atención prenatal porque el costo del transporte era demasiado alto, particularmente después de que las inundaciones de primavera destruyeran la infraestructura local.

“Debido a las inundaciones repentinas, las carreteras y los puentes han quedado destruidos. Si quiero ir a la clínica del distrito, tengo que pagar AFN 4.000 [unos USD 50], lo que resulta imposible para mi familia", admitió.

A midwife attends to a newborn and mother in rural Afghanistan.
Una partera atiende a un recién nacido. © ARCS Afganistán

Los servicios móviles de salud son una ayuda vital

Para llegar a mujeres como Jan Bibi, el UNFPA está financiando total o parcialmente el despliegue de 14 equipos sanitarios móviles en Afganistán. Estos equipos son grupos de profesionales de la salud que viajan a comunidades remotas para prestar servicios de salud esenciales, que incluyen atención prenatal, atención postnatal, servicios de planificación familiar y vacunas.

En mayo, uno de esos equipos sanitarios visitó Shaikhan. El equipo, integrado por un médico, una partera, una enfermera, un farmacéutico y un conductor, cuenta con el apoyo de la Cruz Roja Afgana con fondos del UNFPA y del Gobierno de Australia.

Friba Delaway, la partera, recuerda haberse encontrado con Jan Bibi, que estaba en su trigésima primera semana de embarazo. “Me di cuenta de que Bibi sufría de anemia crónica y necesitaba ayuda para cambiar su dieta inmediatamente. Le proporcioné tabletas de ácido fólico ferroso", recordó la Sra. Delaway, "sabía que era muy vulnerable y necesitaba mi apoyo, así que le di mi número telefónico de contacto y le dije que se comunicara conmigo cuando fuera necesario".

Jan Bibi se puso en contacto con la Sra. Delaway regularmente para obtener asesoramiento y consultas. A través del equipo móvil recibió atención prenatal y los medicamentos necesarios.

Cuando entró en labor de parto, llamó a la Sra. Delaway.

"En ese momento, estaba ocupada trabajando con otras mujeres, pero sabía que tenía que viajar a la aldea de Shaikhan", recordó la partera. "Cuando llegué a su aldea y examiné a Bibi, descubrí que tenía anemia, presión arterial alta y fiebre".

La Sra. Delaway se quedó al lado de Jan Bibi durante horas. “Afortunadamente, al final tuvo un bebé con un parto seguro”, celebró Friba.

Niamtullah, el marido de Jan Bibi, sabe no había garantías de un feliz desenlace. Afganistán tiene una de las tasas de mortalidad materna más altas del mundo: 638 muertes por cada 100.000 nacidos vivos. "Realmente necesitábamos ese apoyo en un momento tan crítico", advirtió; "no podía llevar a mi esposa al hospital del distrito, si [el equipo sanitario móvil] no hubiera estado aquí... no sabemos lo que habría pasado"

Todavía más peligroso

En el primer semestre de 2020, el equipo sanitario móvil de la Sra. Delaway prestó servicios a 23 aldeas, con lo que llegó a 1.840 familias.

Su trabajo —ya peligroso debido a la dificultad del terreno y a la inseguridad— se ha vuelto aún más peligroso con la pandemia.

Se han confirmado más de 38.000 casos de COVID-19 en Afganistán, según la Organización Mundial de la Salud. Casi el 10 % de los casos confirmados se han producido entre el personal de atención sanitaria.

El UNFPA está proporcionando equipo de protección a los equipos sanitarios móviles, y también apoyando con suministros y medidas de protección a los hospitales más grandes.

"A pesar de los problemas de seguridad y acceso, estoy comprometida con mi misión y sigo apoyando a estas mujeres vulnerables", manifestó la Sra. Delaway. “La COVID-19 es un riesgo más que amenaza la vida, pero sigo las medidas de prevención de infecciones y hago todo lo posible por ayudar a las embarazadas que necesitan mi apoyo”.

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