Noticias

El una vez robusto sistema de salud de Sri Lanka está a punto de colapsar en medio de la crisis, y las embarazadas pagan el precio

Unas 215.000 mujeres están actualmente embarazadas en Sri Lanka y 145.000 darán a luz en los próximos seis meses. Imagen de archivo de 2019. © UNFPA Sri Lanka/Ruvin De Silva
  • 08 Agosto 2022

COLOMBO, SRI LANKA – Cuando Ruchika descubrió que estaba embarazada de su segundo hijo, en octubre de 2021, no podía imaginar que, horas antes del parto, se encontraría en una cola de distribución abarrotada, pidiendo combustible para llegar al hospital.

“La mayoría de las personas eran comprensivas”, recordó Ruchika. “Las autoridades me permitieron comprar el combustible que necesitaba después de examinar mis documentos médicos para confirmar mi historia, pero todavía había unos pocos que nos gritaban”.

Las embarazadas de Sri Lanka viven en un mundo que era inimaginable hace unos meses. El país está en medio de la peor crisis socioeconómica de su historia, y el sistema de salud, que en el pasado fue sólido, está a punto de colapsar. 

Antes de la crisis, el 99 % de los partos en Sri Lanka tenía lugar en centros de atención de la salud. Hoy en día, esta cifra se ve amenazada por la escasez de energía eléctrica, la falta de medicamentos y la necesidad de equipo. Estas condiciones están afectando de manera crítica los servicios de salud sexual y reproductiva, incluida la atención de la salud materna y el acceso a métodos anticonceptivos, además de poner en peligro los servicios orientados a prevenir la violencia de género y responder a esta.

“La actual crisis económica tiene profundas consecuencias para la salud, los derechos y la dignidad de las mujeres y las niñas”, señaló la Dra. Natalia Kanem, Directora Ejecutiva del UNFPA. “En este momento, nuestra prioridad es responder a sus necesidades particulares y proteger su acceso a servicios y asistencia sanitaria vitales”. 

Temores sobre la escasez de combustible, equipo y personal

Ruchika llegó al hospital el día después de su angustiosa espera en la cola para obtener combustible, justo a tiempo para dar a luz a su bebé, pero el combustible no era su única preocupación.

Dos meses antes de su fecha de parto, Ruchika se enteró de que se les pedía a las mujeres que llevaran guantes, navajas y otros materiales básicos necesarios para un parto seguro cuando llegaran al hospital estatal para dar a luz.  “Las existencias en el hospital se habían agotado, y no había forma de reponerlas”, recordó Ruchika.

alt=""
La grave escasez de combustible ha obstaculizado el transporte en Sri Lanka, con personas haciendo cola durante días sin garantía de repostar. © UNFPA Sri Lanka

Estaba aterrada. 

“Llamé inmediatamente a mi médico y le pregunté sobre la disponibilidad de materiales, y si también tenía que hacer los preparativos correspondientes. "Me dijo que, por el momento, tenían los materiales", explicó, “pero no podía darme ninguna garantía sobre cuál sería la situación en dos meses al momento de dar a luz. Me preocupaba lo mal que pudieran marchar las cosas, así que le pregunté a mi médico dos veces si podría tener un parto seguro, incluso si se presentaba dos meses antes”.

El médico se negó y mencionó riesgos para la salud del bebé. “Me aseguró que siempre y cuando llegara al hospital a tiempo se aseguraría de que ambos estuviéramos sanos, pero incluso eso representaba un gran desafío”.

Terminó preocupada no solo por su propio acceso al combustible, sino también por el acceso al combustible del personal del hospital.

“La semana anterior a mi parto, mi marido le preguntó a mi médico sobre el combustible, porque habíamos oído tantas historias de médicos y enfermeras que no podían presentarse a trabajar debido a la crisis del combustible”, recordó.

Seguir esperando

Según datos del Ministerio de Salud, unas 215.000 mujeres de Sri Lanka están embarazadas en este momento, incluidas 11.000 adolescentes, y se estima que unas 145.000 mujeres darán a luz en los próximos seis meses. 

El UNFPA está pidiendo 10.7 millones de dólares estadounidenses para atender con urgencia las necesidades de salud sexual y reproductiva y de protección de las mujeres y las niñas en Sri Lanka. Esta financiación se destinaría a medicamentos, equipos y suministros vitales, incluidos suministros para el manejo clínico de violaciones y servicios para sobrevivientes de violencia doméstica. También suministraría 10.000 botiquines de parto, de maternidad y de higiene femenina además de 37.000 con asistencia en efectivo para servicios de salud reproductiva, al tiempo que ampliaría los servicios para sobrevivientes de violencia y apoyaría a 1.250 parteras. 

Aun así, ante los problemas de infraestructura y transporte, el parto podría ser un desafío que ponga en peligro la vida de quienes no puedan acceder a atención médica calificada.

La familia de Ruchika sigue luchando con esto. Cuando su hija de 4 años y medio se enfermó, tuvieron que ir a seis farmacias distintas para encontrar el nebulizador que necesitaba. Semanas después de dar a luz, ya ha pasado la fecha en que a Ruchika debían quitarle los puntos de sutura, y sigue a la espera de que su médico le avise cuándo pasar a recibir ese servicio. En este momento, el médico está obligado a ahorrar el limitado combustible que tiene y movilizarse sólo cuando una de sus otras pacientes entre en trabajo de parto.

Utilizamos cookies y otros identificadores para mejorar su experiencia en línea. Al utilizar nuestro sitio web usted acepta esta práctica, consulte nuestra política de cookies.

X