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Comunidades indígenas y afrohondureñas se unen para combatir la pandemia

Miembros de la comunidad garífuna están haciendo sus propias máscaras de tela para limitar la propagación de la COVID-19. También se están volviendo a los alimentos y medicamentos tradicionales. © UNFPA Honduras
  • 11 de mayo de 2020

TEGUCIGALPA, Honduras - A medida que los países enfrentan la pandemia de la COVID-19, las comunidades indígenas y afrodescendientes se encuentran entre las más vulnerables, y muchas enfrentan la pobreza, un acceso deficiente a la atención sanitaria e información limitada. En Honduras, los integrantes de estas comunidades se están uniendo para asegurar que la información y los recursos lleguen a los más vulnerables.

"Hemos tenido que ser creativos en estos tiempos", afirmó Yimene Calderón, jefa de la Organización para el Desarrollo Étnico, que está trabajando con la comunidad garífuna para concientizar sobre las medidas de control de infecciones y brindar apoyo a los hogares necesitados. Están “resistiendo, confiando en nuestra medicina y alimentos tradicionales, y buscando apoyo y solidaridad para recibir ayuda del Gobierno, no de manera individual, sino colectiva, y operando como una red”, aseguró.


Algunos miembros de la comunidad garífuna viven en zonas aisladas sin acceso inmediato a atención sanitaria. © UNFPA Honduras

Comunidades indígenas y afrodescendientes muy afectadas

Hasta ahora se han confirmado más de 1.800 casos de la enfermedad en Honduras. El brote se concentra a lo largo de la costa norte del país, donde vive gran parte de la población garífuna.

La comunidad garífuna tiene raíces tanto entre los grupos indígenas como entre los descendientes africanos. Muchos hogares están encabezados por mujeres o abuelas, y uno o ambos padres trabajan en el extranjero para enviar dinero a casa. Como en otras comunidades afrohondureñas e indígenas, algunos barrios y hogares carecen de electricidad, acceso a Internet y agua corriente. La inseguridad alimentaria es común y muchos no pueden acceder a los servicios de salud debido a la distancia o la asequibilidad.

Todas estas vulnerabilidades se han exacerbado debido a la pandemia.

Las principales fuentes de ingresos (incluidas las remesas, el turismo y las pequeñas empresas) se han visto gravemente limitadas. Los más vulnerables podrían tener dificultades para cumplir el distanciamiento social o para lavarse las manos con frecuencia, entre otras medidas de prevención de enfermedades; pero estas comunidades también están demostrando ser resilientes.

Las comunidades toman medidas

Las comunidades afrohondureñas e indígenas han aunado esfuerzos para contener la propagación de la COVID-19. En colaboración con el UNFPA y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), han traducido la información sobre prevención de enfermedades al idioma garífuna, así como a los idiomas misquito, tawahka y chortí, y los trabajadores sanitarios, las redes de radio comunitarias, los programas de televisión y los defensores de los jóvenes están usando esta información para promover comportamientos seguros.

Los miembros de la comunidad también están haciendo sus propias máscaras de tela, y volviendo a los alimentos y medicamentos tradicionales.


Los miembros de la comunidad están trabajando con el UNFPA y la OPS
para traducir información sobre la pandemia y la prevención de enfermedades a los idiomas locales. © UNFPA Honduras

“Hemos coordinado varias charlas de grupo con médicos, enfermeras y personal sanitario en la comunidad garífuna”, indicó Suamy Bermúdez, médico garífuna que está trabajando con otras personas para desarrollar una campaña que permita llegar a hogares aislados con acceso limitado a la atención sanitaria.

Su campaña proporcionará información sobre la prevención de enfermedades y los medicamentos tradicionales, y será difundida a través de grupos de chat, conferencias y manuales. Las campañas también enfocarán los derechos de los pueblos indígenas.

"Históricamente, las poblaciones más vulnerables de Honduras han enfrentado segregación y falta de inversión en atención sanitaria", recalcó Kenny Castillo, portavoz de la Dirección de Pueblos Indígenas y Afrohondureños (DINAFROH) del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social.

“Hemos abierto canales para evaluar la situación, incluido el diálogo que permita abordar no sólo la cuestión de la COVID-19, sino también el escenario posterior a la COVID-19, en que las comunidades deben tener una posición sólida para exigir inversiones en salud y educación".

Además de su apoyo a la acción comunitaria, el UNFPA trabaja con sus asociados en apoyo a políticas que defiendan los derechos de las mujeres indígenas y afrodescendientes a los servicios de salud sexual y reproductiva, así como a la información, el empoderamiento y la prevención de la violencia.

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