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Atendiendo las necesidades de salud sexual y reproductiva de las refugiadas de Ucrania

La Dra. Natalia Kanem, Directora Ejecutiva del UNFPA (izquierda), junto con Irina Lipcanu, analista de comunicaciones del UNFPA, y su hija, habla con Maria Stanitskaia, de Harikov, Ucrania, en la Arena deportiva de Manej, que se utiliza como centro de colocación de refugiados. La madre soltera de 27 años pasará de la República de Moldova a Rumania y después a Alemania, donde se reunirá con su hijo de tres años. @UNFPA/Moldova
  • 11 de marzo de 2022

CHIŞINĂU, República de Moldova – “Si no me diera tanto miedo, no habría pensado en abandonar mi país”, admitió Maria Voinska, que huyó de Odessa cuando Rusia invadió Ucrania, el 24 de febrero. Al 11 de marzo, 310.000 personas, entre ellas unos 278.000 ucranianos, han entrado en la República de Moldova desde el comienzo de la guerra; más de 173.000 refugiados ucranianos se han trasladado a otros destinos, según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. La mayoría de los refugiados que permanecen en el territorio son mujeres (46 %) y niños (46 %).  

María se queda con parientes mientras otros viven en unos 166 centros de colocación de refugiados (80 de estos acreditados por el gobierno al 7 de marzo) que se han establecido en todo este país de 2,61 millones de habitantes. Durante su visita, la Dra. Natalia Kanem, Directora Ejecutiva del UNFPA, se reunió con el Alcalde de Chișinău, Ion Ceban, el Presidente del Parlamento, Igor Grosu, y el Ministro de Trabajo y Protección Social, Marcel Spatari. Visitó el Centro Internacional de Exposiciones de Moldexpo, en la capital, que se transformó de la noche a la mañana en un refugio de refugiados. También fue a la Arena deportiva de Manej, que actualmente alberga a 250 refugiados. 

“He hablado con mujeres que tuvieron que huir con lo que pudieran llevar para poder salvar sus vidas”, reveló la Dra. Kanem en una entrevista. “Una de esas mujeres me explicó, entre lágrimas, cómo tuvo que dejar a su niño de tres años. Ha sido un viaje desgarrador para estas mujeres. El miedo que se refleja en sus ojos es inolvidable”.

Women holding hands
En el Centro Internacional de Exposiciones de Moldexpo, la Dra. Kanem conoció a Nadia, que tiene siete meses de embarazo y huyó de Odessa, su ciudad natal en Ucrania, con su hijo de seis años y su hija de un año, su hermana menor y su madre. ©UNFPA/Moldova

 

El UNFPA ha puesto en marcha programas en Ucrania desde 1997, y en la República de Moldova desde 1995.  Además de prestar servicios técnicos y de asesoramiento de programas a los Estados Miembros vecinos que reciben refugiados, el organismo está trabajando para llevar a Ucrania equipo y suministros de salud reproductiva y equipos móviles de salud que prestan servicios de salud sexual y reproductiva y de violencia de género. Del mismo modo, sigue manejando 10 refugios, ocho salas de crisis y una línea de apoyo para sobrevivientes de violencia de género.

En la República de Moldova, donde participan en la respuesta voluntarios de centros juveniles apoyados por el UNFPA, el organismo ha distribuido hasta la fecha 6.000 kits de higiene femenina con productos menstruales e higiénicos y está remitiendo a las embarazadas a las unidades de atención médica y dándoles orientación para que se mantengan seguras en tránsito al tiempo que trabaja en la prestación de asistencia en efectivo y establece espacios seguros para mujeres y niñas, y clínicas móviles para apoyar los centros de salud que procuran cubrir las crecientes necesidades de atención de la salud reproductiva.  

“Las necesidades humanitarias están aumentando por hora y, si bien la situación va evolucionando, es evidente que la guerra profundizará las vulnerabilidades y desigualdades en toda la región y más allá”, planteó la Dra. Kanem. “Haremos lo que sea necesario para asegurar que las mujeres afectadas por la guerra, en Ucrania y en los países vecinos, puedan dar a luz de forma segura y puedan vivir libres de violencia”. 

En cuanto a María, dio a luz una niña saludable una semana después de llegar. “Gracias a Dios, mi bebé nació en un entorno de paz”, manifestó. “Espero que pronto eso también sea posible en mi país”.

 

 

 

 

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